LA IMPORTANCIA DE ESCUCHAR NUESTRAS EMOCIONES, HACERLES CASO Y DEJARSE LLEVAR POR ELLAS.

En La conferencia del pasado día 25 de junio sobre Inteligencia Emocional, nos medimos cada uno de nosotros en algunas  competencias. El objetivo era felicitarnos por aquellas que dominamos y ver en qué y cómo mejorar en las que nos sintiéramos mas deficitarios, también incluso vimos algunas pautas de cómo llevar a cabo esa mejora.

Pero hay también otra visión que puede entrar en conflicto con parte del planteamiento que vimos sobre inteligencia emocional.

LA IMPORTANCIA DE ESCUCHAR NUESTRAS EMOCIONES, HACERLES CASO Y DEJARSE LLEVAR POR ELLAS.

Hay importantes corrientes en psicología  que hablan a cerca de las emociones como motor del individuo y punto de partida para el funcionamiento humano, así como para el trabajo de terapia y de crecimiento personal.

Según estas corrientes humanistas, es muy importante escuchar a las emociones, saber identificarlas, hacerles caso sin taparlas y avanzar trabajando las emociones y no las conductas que esas emociones provocan. Solo moviendo la emoción se consigue que la conducta cambie.

Bajo este punto de vista puede que a priori, muchos de los temas que vimos el otro día, entren en conflicto.

Si empezamos por el control de los impulsos, por ejemplo el de rabia, muchas personas se sienten culpables cuando sienten rabia y encuentran mecanismos para que esa rabia se quede dentro de ellos, se sienten incluso orgullosos de esa habilidad y llegan a perfeccionarla de tal manera que pasan a ni siquiera ser conscientes de que la rabia existe. La situación se complica aún mas, cuando las personas de su entorno le felicitan por su capacidad para soportar las injusticias sin ni siquiera protestar.

Sin embargo, la rabia es una emoción sana y adaptativa, si el cachorro no sintiera rabia porque su hermano le ha cogido toda la ración de comida, no podría sobrevivir.

Si un ser humano reprime su impulso de sacar hacia afuera esa rabia, la emoción no se evapora, si no que se queda dentro de la persona, produciendo daño físico y emocional y si además uno pasa a desconectar sus emociones y su razón de tal manera que consigue no escuchar conscientemente a las primeras, estás buscaran salida, por algún lado dañino, el cuerpo suele ser entonces la gran víctima de ese manejo erróneo de emociones, produciendo las enfermedades psicosomáticas que todos conocemos, de la misma manera que el piloto del coche se enciende cuando hay una avería de motor o cuando falta gasolina.

O por ejemplo, si hablamos de la motivación ¿Qué sucede si yo no estoy en absoluto motivado por algo y me fuerzo a motivarme? ¿es quizás posible que no esté escuchando dentro de mí  y quizás esté en el camino equivocado? ¿Puedo que me esté perdiendo una oportunidad buenísima de conocerme a mí mismo y quizás cambiar mi rumbo?

¿Qué pasa si cuando siento pena intento quitármela dedicándome a llenarme de planes y redirigiendo mis pensamientos? Posiblemente me esté encargando de taparla, pero no le esté dejando el tiempo ni el espacio  necesario para que esa pena se canalice y se vaya colocando.

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