La Corresponsabilidad Social Para Una Educación De Calidad

La corresponsabilidad social para una educación de calidad

¿Quiénes y cómo debemos educar a niñas, niños y jóvenes?

Podemos hablar que en la actualidad, un gran porcentaje las niñas, niños y jóvenes de nuestro país, se ven involucrados en diversos problemas en el aspecto social, relacionados específicamente con adicciones, narcotráfico, robo y prostitución debido en parte, al difícil y poco equitativo acceso a la educación y a la desigualdad económica que impera en nuestra sociedad, una fuerte descomposición social y familiar que influye en su conducta, y gran falta de compromiso de las instituciones educativas y los profesores, lo que nos hace observar que “ una sociedad sin estructuras sociales es un agregado de hombres sin coherencia y sin funcionalidad” Otero, L.( 1965:23)

Aunado a lo anterior, la crisis valoral que vivimos nos lleva a reflexionar sobre en quien recae la responsabilidad de quien debe educarlos y cómo hacerlo tomando en consideración las condiciones actuales en que se ubica a nuestra sociedad en la actualidad.

Podemos observar que nuestros jóvenes no cuentan con un equilibrio emocional, afectivo y hasta cierto punto psicológico dado que la forma moderna de ser padres, implica cumplirle sus caprichos o chantajes para sacarlos de paseo, para obsequiarles un juego electrónico, permitirles que no realicen sus tareas escolares, no asistir a la escuela o no responsabilizarlos de tareas en casa, provocando que se sientan dueños del mundo y solo basta que pidan o exijan cualquier cosa de su parte, para complacerlos dócilmente.

Complaciéndolos en todo de una forma fácil, generamos en ellos una actitud egoísta e irresponsable, vulnerable a los retos que la vida les presente.

Por otro lado, hablar de educar, es ir mas allá de la palabra enseñar. La labor docente es muy compleja; porque se han confundido las definiciones de educar con la de impartir conocimientos.

La educación debe ser impartida en el hogar por lo padres o tutores de las niñas y niños, es ahí donde se aprende a socializar, e decir a vivir juntos, se aprende a conocer, se aprende a hacer y ser, con la inspiración de lograr una educación para toda la vida. Debemos adquirir y aceptar el compromiso de “ejercer de padres” (Savater, 1997)

Nuestro estado y nuestro país en general, necesitan de hogares y centros educativos comprometidos con las niñas, niños y jóvenes en general, en los cuales, adquieran conocimientos firmes y sustentados en los principios de cada una de los dos instituciones, que les sirva para desarrollarse integralmente y en el futuro, poder vivir en un ambiente de armonía y tranquilidad por beneficios que los aprendizajes les proporcionan.

La educación de las niñas, niños y jóvenes no se debe encajonar única y exclusivamente a los docentes que trabajan con ellos en los centros educativos, tiene que ser una tarea compartida por todos los agentes educativos y todos los actores sociales, porque la sociedad también juega una papel importante en este rubro.

La sociedad en las últimas décadas ha tomado conciencia de la importancia que tiene la educación de niñas, niños y jóvenes; involucrándose en temas como la salud, los recursos alimenticios y energéticos, en la conservación del medio ambiente, el transporte y los medios de comunicación, debido a que estas condiciones son las que mejoran la calidad de vida del ser humano.

Anteriormente, la educación en el hogar estaba fundamentada en los valores, en las normas sociales y de convivencia, en el respeto a la autoridad, tanto de padres, como de profesores, mayor exigencia y rigidez en la escuela y el hogar, se la daba menos sobreprotección a las niñas y niños. “ La educación no es un proceso solamente escolar...”, se requiere, según el documento, un cambio real de conducta para moldear los valores de niños, jóvenes y adultos” Ramos M.G (2000:69).

Es importante pues, destacar

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