La Inclusion
Enviado por vjs1 • 1 de Julio de 2014 • 761 Palabras (4 Páginas) • 192 Visitas
Hoy se abre para Chile un nuevo ciclo que tiene como fundamento el trabajo colaborativo de todos los actores políticos y sociales de las últimas décadas. Los logros que exhibimos como país, nos permiten pensar en un futuro más justo, sobre todo para quienes han tenido menos oportunidades y pueden sentirse partícipes del desarrollo que se ha ido alcanzando.
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No obstante, junto al orgullo que sentimos por nuestros éxitos (ya que los logros nos pertenecen a todos) debe emerger una nueva conciencia de corresponsabilidad por los desafíos ante el Chile que soñamos. Si hemos logrado que cada vez más se vean beneficiados los sectores vulnerables y, por lo mismo, más chilenos y chilenas renueven sus esperanzas, no podemos sino estar seguros de que estos anhelos son fundados. Y en este contexto las nuevas generaciones de jóvenes nos han demostrado, en los últimos años, que es posible compartir con un país entero sueños de equidad e inclusión y, lo más relevante aún, lograr adhesión.
En efecto, si la educación pública está como prioridad en la agenda del Chile que viene, lo es, sobre todo, por la voluntad de los jóvenes, por su trabajo perseverante en pro de una demanda propia y ciudadana. Es por esto que el reconocimiento para ellos no puede ser accesorio, también hay que incluirlos en el diseño de propuestas y en la elaboración de políticas que coincidan con lo mejor de sus anhelos, así como de otros actores relevantes. Sin embargo, no es la primera vez que ocurre este fenómeno en nuestro país: la demanda por una educación pública de calidad para todos, recorre de inicio a fin la historia de Chile.
Hoy reconocemos, por ejemplo, los logros educativos de los tiempos de Darío Salas o de Eduardo Frei Montalva con cierta facilidad. Pero si nos detenemos y reflexionamos un poco más en ellos, comprendemos rápidamente que el gran triunfo que implicó para nuestro país la educación básica obligatoria, no fue en absoluto fácil de conseguir: a veces las ideas por exceso de individualismo se entramparon en el marasmo de las coyunturas estériles de suma cero. Si miramos en perspectiva el siglo XX chileno, lo podemos leer desde el desarrollo de las grandes reformas educativas. Y ahí están la reforma de 1920 con su Ley de Instrucción Primaria Obligatoria; la de 1927 o la de 1945, que se centró en la Educación Secundaria; la gran reforma de 1965; e incluso está aquella que ha tensionado de tal forma el sistema, como es la cuestionada reforma de 1981, y las de 1996 y de 2011 o la del reciente año 2013 sobre el kinder obligatorio.
La tradición de nuestro país, ciertamente, ha sido la provisión mixta de la educación. Tenemos una tradición de respeto por las libertades individuales y de las familias. Eso no debe cambiar. Sin embargo, nunca como antes, por los efectos de un mercado sin regulación, entre otras causas, dicha provisión
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