La Moralización Del Individuo

La moralización del individuo.

Los Principios morales constituyen la base de la moral de las distintas sociedades estos obedecen a la sociedad en que se formulan, es decir, que van cambiando conforme a una época o sociedad determinados. Estos principios son quienes forman a los individuos, para esto, debe considerarse al individuo como un ser único, que está unido por lazos de consanguinidad o afinidad dentro de una familia, a su vez la familia es el conjunto de individuos entre los cuales existen relaciones organizadas y servicios recíprocos que es gobernada por un conjunto de personas unidos por lazos políticos que se unen en un Estado y forman una minoría representativa.

La sociedad es quien inculca a sus miembros una enseñanza y en ella se instruyen los principios morales básicos. La sociedad necesita de estructuras, refiriéndonos a estructuras como el plano en que se entablan las relaciones. Para la moralidad las relaciones no sólo se ejercen dentro de diversos campos.

Debe considerarse que el acto moral implica conciencia y libertad. Los actos que poseen carácter moral son los que provienen de individuos como seres conscientes, libres y responsables o también actos colectivos ya que se realizan conjuntamente y se realizan con la consciencia de diferentes individuos. El individuo es el agente moral, pero este individuo debe considerarse como ser social.

La realización de la moral es una empresa individual, pero a su vez considerando la naturaleza social del individuo, no es un acto únicamente individual ya que los principios y las normas que determinan su comportamiento moral responden a necesidades e intereses sociales. La actividad moral del individuo se realiza en el marco de diversas condiciones objetivas, de las que forman parte los propios principios, valores y normas, así como la supra estructura ideológica, constituida por las instituciones culturales y educativas, y los medios masivos de comunicación.

El modo de actuar moralmente el individuo, o su comportamiento moral en una situación dada, no es algo totalmente espontáneo o imprevisto, sino que se halla inscrito como una posibilidad en su carácter. El individuo no actúa de un modo casual sino que responde a una “manera de reaccionar” ante las cosas y demás individuos que constituyen su entorno. Por lo tanto no es posible separar la conducta del individuo de su condición de miembro en la sociedad ni tampoco de ciertas formas genéricas o sociales del comportamiento individual, debemos ver en él formas propias, originales de comportarse a las que responde su conducta moral. Estas formas propias constituyen el carácter del individuo.

El carácter del individuo se manifiesta en su actitud personal hacia la realidad y al mismo tiempo, un modo habitual y constante de reaccionar ante ella en situaciones análogas. En él entran los rasgos que corresponden a su constitución orgánica; sin embargo, el carácter se forma, especialmente bajo la influencia del medio social y en el curso de la participación del individuo en la vida social.

El carácter no es algo innato o invariable es adquirido, modificable y dinámico. Como la moral tiende a regular el comportamiento de los hombres y, por

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