Individuo Y Sociedad

La construcción de una sociedad tal como la podemos conocer hoy en día, se deriva de procesos que van más allá de un conjunto de acciones desencadenadas por aquellos antepasados inmediatos al hombre enfocados meramente en satisfacer las más básicas de las necesidades, comenzando con las fisiológicas, las cuales poco a poco fueron ampliando los horizontes de aquellos monos antropomorfos que encontraron enormes ventajas al agruparse para llevar a cabo una tarea definida o especifica sin percatarse de que habían dado comienzo a lo que hoy en día mantiene en funcionamiento a las distintas comunidades en todo el mundo; el trabajo.

Durante este proceso de tratar de satisfacer las necesidades más primigenias del casi nuevo hombre, aquellos miembros de esos pequeños grupos que más o menos organizados realizaban las diferentes actividades para llegar a un fin común, fueron cubriendo también aquellas necesidades que se encuentran ligadas a la vida social de los ahora nuevos individuos, y nos referimos a las que tienen que ver con la capacidad de vivir como elementos congregados que juntos representan a una manada cada vez más alejada de sus atavismos salvajes y más cerca de ser llamada una tribu, o en otras palabras más genéricas: una comunidad.

Sin darse cuenta, aquellos primeros grupos que luego formaron comunidades enteras, fueron cubriendo otro tipo de necesidades, necesidades que son más psicologías, más emocionales, más afectivas. Como son la necesidad de sentir una seguridad, que sólo puede ser proporcionada por el cuidado mutuo que se tienen los unos a los otros cuando se es parte e un mismo grupo. Esta necesidad de seguridad abarca diferentes dimensiones, como pueden ser la seguridad física, la seguridad de un refugio que proteja de los diferentes climas, la seguridad que brinda un grupo ante un grupo distinto o invasor, y otros momentos en que los individuos puedan sentirse seguros de pertenecer a un grupo determinado.

Otra necesidad cubierta por los grupos y las comunidades fue la necesidad de socializar, la necesidad de ocupar un lugar dentro de una generalidad de sujetos y que otorga ese valor único ser un individuo en lo particular pero parte de un todo. Esta necesidad de socializar es la que va definiendo dentro de una comunidad lo que hoy conocemos como costumbres y como tradiciones, las bases mismas de la cultura, que son aquellos ritos o dogmas que dan forma e identidad a una comunidad y la distinguen y separan de las demás.

Al socializar, el individuo conoce y se integra a su comunidad al ser participe de estos usos y costumbres y la comunidad lo reconoce a él como parte activa de si misma. Socializando, los diferentes individuos reproducen los procesos por los cuales se formaron los grupos en primer lugar, al relacionarse con individuos con capacidades de apareamiento, formando familias, después grupos, siguiendo las comunidades hasta la formación de distintas sociedades que comparten un pasado común pero se definen por ciertas particularidades que las hacen diferentes unas de otras. Es decir; la diferencia entere culturas.

Se logró satisfacer también la necesidad de ser reconocido dentro de la comunidad, de fomentar la estima dentro de la comunidad, de dar la importancia merecida a cada individuo en lo particular, la necesidad de reconocimiento ya sea mayor o menor, pero siempre dinámico para cada elemento, para cada miembro de dicha comunidad que finalmente lo coloca en una posición jerárquica dependiendo del rol que juega dentro de la comunidad, desde donde pude ejercer el liderazgo y ser respetado y temido por eso, o bien, ser

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