La Sociedad De Los Individuos
Enviado por Polabitt • 26 de Octubre de 2012 • 26.873 Palabras (108 Páginas) • 668 Visitas
norbert elias
la sociedad de los individuos
ensayos
Edición de Michael Schröter
Traducción de José Antonio Alemany
Ediciones Península
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Diseño y cubierta: Loni Geest y Tone Hoverstad.
Primera edición: octubre de 1990.
Título original: Die Gesellschaft der Individuen.
© Norbert Elias, 1987.
© por la traducción: José Antonio Alemany Barbero. 1990.
© de esta edición: Edicions 62 s.a., Provença 278, 08008-Barcelona.
Impreso en Limpergraf s|a., Calle del Río 17, Nave 3, Ripollet.
ISBN: 84-297-3158-X.
Depósito legal: B. 31.840-1990,
Amis amigos Hermann y Elke Korte
La simiente se esparce en el viento
El saber, en quien lo descubre Nota de la ediciónLa Parle I de este volumen fue escrita en 1939 o quizá poco antes; estaba prevista su publicación en una revista sueca, pero esto no fue posible al no llegar a buen término el proyecto. El texto se reproduce aquí según el manuscrito original de 1939, salvo escasas correcciones (irrelevantes) y algunos añadidos de épocas distintas. Ha sido de especial ayuda para esta versión una copia del manuscrito original redactada en sueco en 1939, que Nils Runeby (Universidad de Estocolmo) editó en 1983 acompañada de un prólogo filológico-histórico. La Parte II surgió al parecer en varias etapas, que llegan hasta un momento todavía indeterminado (años 1940-1950). Algunos pasajes de este texto constituyen una reelaboración directa de la Parte I. La Parte III fue redactada en el invierno de 1986-1987 especialmente para esta edición. MlCHAEL SCHRÓTER
Prólogo # Actualmente no está nada clara la relación de la multiplicidad con el ser humano particular, el denominado «individuo», la relación de la persona con la multiplicidad de seres humanos, a la que damos el nombre de «sociedad». Pero las personas no suelen ser conscientes de que esto es así, ni mucho menos de por qué es así. Es habitual el empleo de términos como «individuo» y «sociedad», el primero de los cuales remite al ser humano particular, como si éste fuera un ser que existe aislado, en sí mismo, mientras que el segundo normalmente oscila entre dos concepciones opuestas, pero igualmente equívocas. En este sentido, la sociedad es entendida bien como un mero cúmulo, como una coexistencia acumulativa y, por tanto, carente de estructura, de personas particulares, bien como un objeto que, de manera un tanto inexplicable, existe más allá de las personas particulares. Las palabras dadas con que cuenta el hablante particular, los mismos conceptos, que contribuyen de forma decisiva a determinar el modo de pensar y las acciones de la persona criada bajo su esfera, hacen, en último término, que parezca como si el ser humano particular, tildado de individuo, fuera ontológicamente distinto a la multiplicidad de personas presentada como sociedad.
Este libro trata de aquello a lo que remiten los conceptos «individuo» y «sociedad» es sus formas actuales, es decir, trata de determinados aspectos de los seres humanos y ofrece [12] herramientas para la reflexión y la observación de éstos. Algunas de las herramientas son bastante novedosas. No es frecuente hablar de la sociedad de los individuos. Pero quizá sea provechoso emanciparse del viejo y habitual uso de estos conceptos, que muchas veces les hace aparecer como una simple pareja de opuestos. Una de las tareas del presente libro es liberar los mencionados conceptos de este significado y, para ello, no basta con actuar de manera negativa, con hacer una mera crítica del empleo de estos conceptos como pareja de opuestos, sino que es necesario intentar elaborar un modelo de la manera en que las personas particulares están, en lo bueno y en lo malo, unidas unas a otras en forma de multiplicidad, esto es, de sociedad.
Hace ya unos 50 años, cuando trabajaba en mi estudio sobre El proceso de la civilización# advertí que era éste uno de los problemas fundamentales de la sociología. De hecho, los primeros borradores de La sociedad de los individuos fueron concebidos como parte de la teoría global del segundo tomo de aquel libro. Todavía poseo algunas galeradas del libro sobre la civilización, cuyo contenido está en relación con el del texto publicado a continuación como Parte I.
Cuando trabajaba en aquel viejo libro me topé una y otra vez con el problema de la relación entre individuo y sociedad. El proceso de la civilización se prolongó a lo largo de muchas generaciones. Se me hizo patente gracias a los ejemplos que mostraban una transformación, en una dirección determinada, de los umbrales de precariedad y pudor. Esto significaba que las personas de cada generación posterior a otra entraban en una etapa posterior del proceso de civilización. Como individuos, al hacerse mayores tenían que elaborar un nivel de pudor, de precariedad, de todo el proceso social de formación de conciencia, posterior al de las personas de las generaciones anteriores. El conjunto de modelos de autorregulación social que el ser humano particular tiene que aprender y desarrollar dentro de sí mismo durante su formación como individuo único es específico de cada generación y, por tanto, en un sentido más amplio, específico de cada sociedad. Así, pues, el trabajo sobre el proceso de la civilización me mostró [13] muy claramente que algo que no provocaba bochorno en un siglo precedente podía provocarlo en uno posterior —y a la inversa; yo sabía muy bien que también podían producirse cambios en sentido contrario. Pero, fuese cual fuese el sentido del cambio, los ejemplos dejaban ver en qué gran medida el desarrollo personal de cada ser humano estaba determinado por el lugar que éste ocupaba dentro de la corriente del proceso social.
Algún tiempo después de iniciado el trabajo comprendí que el problema de la relación de la persona particular con procesos sociales amenazaba con rebasar el marco del libro sobre la civilización, a pesar del estrecho contacto que existía entre ambas cuestiones. Circunstancias externas apuntaban en la misma dirección. El libro sobre la civilización ya era por sí mismo bastante extenso. Así, pues, lo di por terminado y no
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