La Navaja Suiza

SECCIÓN.- ARMA BLANCA

TÍTULO: HISTORIA DE LA NAVAJA SUIZA.-

SUBTÍTULO: El nacimiento de una leyenda.

ENTRADILLA: Símbolo de eficiencia y versatilidad, ejemplo de calidad, robustez y durabilidad, es una de las pocas navajas que carece de cualquier matiz agresivo. Desde el fondo del mar hasta el cosmos, desde el Ecuador a los Polos, es difícil encontrar un compañero más fiel para el hombre...y una navaja más copiada.

AUTOR: IGNACIO MORALES

La navaja de soldado.-

A finales del siglo pasado, concretamente en 1886, el Ejército Suizo decide dotar a cada soldado de una de las primeras navajas reglamentarias de las que se tiene noticia. Con cachas de madera y hoja con forma en punta de lanza, se trataba de una navaja muy simple, tanto que, aunque el país carecía prácticamente de tradición cuchillera, se comienza a fabricar por varias empresas suizas. Tres años después, con la adopción del nuevo fusil Schmidt-Rubin, el Estado Mayor se encuentra que, si bien el arma cuenta con múltiples ventajas, presenta un pequeño inconveniente: para proceder a su despiece más elemental se necesita un destornillador. La solución que deciden no es otra que sustituir la navaja reglamentaria por otra que incorporase un destornillador, y ya puestos a pedir, incluyen en las especificaciones que dicha navaja debería tener, además, un abrelatas y un punzón. No olvidemos que en esa época las latas eran casi el único método para asegurar la conservación de alimentos, y que en Suiza el Ejército necesita esquís en muchas zonas, de modo que el punzón resultaba muy útil para trabajar con las correas de fijación. Nace así la navaja de soldado modelo 1890.

El problema que encuentran es que no existe en Suiza ninguna empresa cuchillera con capacidad técnica suficiente para fabricar esta pieza, relativamente complicada para la época, y sobre todo capaz de suministrar en plazos razonables la enorme cantidad que supone dotar de esta navaja a cada soldado del Ejército. De modo que se vuelven hacia Alemania y hacen los pedidos a la cercana ciudad de Solingen, que sí dispone de medios suficientes para cubrir las necesidades helvéticas, tanto en calidad como en cantidad.

Karl Elsener y Victorinox.-

Tras pasar su aprendizaje en la ciudad alemana de Tuttlingen, Karl Elsener, hijo de un sombrerero, vuelve a su ciudad natal de Ibach, en el cantón de Schwytz, a orillas del río Tobel. Establece en 1884 un pequeño taller de cuchillería, y con vistas a equipar al Ejército con una navaja fabricada en Suiza, funda en 1891 la Unión Suiza de Cuchilleros, que engloba a un total de 37 cuchilleros.

Se trata de conseguir que las navajas de soldado que en ese momento se están comprando a Solingen pasen a ser suministradas por empresas suizas Y lo logra, porque en Octubre de ese mismo año se sirve al servicio de intendencia la primera partida fabricada en la Confederación Helvética, sobre la base del cumplimiento de unas estrictas especificaciones. Acaba de nacer la navaja suiza.

Esta navaja es tremendamente robusta, como no podía ser menos en un artículo destinado a sufrir el duro trato de un soldado en campaña, pero resulta demasiado grande y pesada. Con vistas a ocupar también parte al menos del mercado de los oficiales del ejército, que siguen adquiriendo navajas más finas a fabricantes alemanes, Elsener patenta en Junio del año 1897 otro modelo más ligero y esbelto en el que, además de las hojas presentes en la navaja de soldado, añade una hoja más pequeña, para servir como raspador – a finales del siglo pasado los documentos oficiales siguen escribiéndose con pluma, y para corregir errores es necesario raspar el papel- y un sacacorchos. Esta navaja, bautizada como ‘Ofizziermesser’, resulta todo un éxito no sólo entre los oficiales del ejército, sino que se comienzan a recibir pedidos para abastecer al mercado civil suizo e incluso de otros países.

Al darse cuenta de que incrementar la versatilidad de la navaja es un excelente argumento de venta, Elsener continúa en esa línea y en sucesivos modelos va añadiendo una sierra para madera, un abrebotellas en la hoja de destornillador, otro destornillador fino en la hoja de abrelatas, una lima de uñas, un mondadientes, pinzas, etc. Baste decir que, sin tener en cuenta los modelos de exposición que no están en venta, uno de los ´bestsellers’ de la firma actualmente es el modelo Swisschamp, con 33 usos distintos y un peso de 185 gr.

En 1909 tiene lugar un hecho clave: muere la madre de Karl Elsener, y en su memoria la empresa pasa a tomar su nombre: Victoria. Cuando en 1921 se comienza la fabricación de las navajas con hojas de acero inoxidable, se añade esta característica al nombre de la empresa, llegando al definitivo Victorinox.

Paul Boechat y Theodor Wenger.-

Hemos visto que desde 1891 el grueso de las compras de navajas para el ejército se realizan a empresas suizas, no sólo a la empresa de Elsener, sino también a otros miembros de la Unión de Cuchilleros, como la Forja de Vallorbe.

A partir de 1893 se firma otro contrato con la empresa Paul Boechat & Cie., de Courtetelle, en el Valle de Delemont. En 1895 la compañía, por una serie de dificultades económicas, es vendida a un grupo de empresarios de Delemont, que deciden contratar a alguien que gestione el negocio. En esas fechas hace poco que Theodor Wenger, que ha sido predicador en Estados Unidos, ha regresado con su esposa enferma a trabajar en el negocio de paños de su cuñado, en Courtetelle. Tampoco este trabajo le seduce mucho, por lo que se dirige a la antigua empresa de Boechat y es contratado como Director Gerente. Actúa con rapidez y decisión, construyendo una nueva planta en Delemont, incorporando maquinaria y utillaje moderno y cambiando el nombre a la empresa, que pasa a denominarse Fabrica Suiza de Cuchillería y Servicios. Pocos años más tarde, compra la compañía, que pasa a ser la definitiva Wenger & Cie.

Sus gestiones ante el gobierno de la Confederación no cesan hasta conseguir que, en 1908 y para evitar fricciones internas entre francófonos y germanófonos, los contratos de suministro de navajas

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