La Población Transgénero Y La Desigualdad En La Religión Católica Y La Sociedad Limeña
Enviado por jayon • 14 de Marzo de 2015 • 2.806 Palabras (12 Páginas) • 280 Visitas
La Población Transgénero y la Desigualdad en la Religión Católica en el Estado y la Sociedad
La religión católica en el Perú desde tiempos de la colonia ha tenido un rol protagónico en el tema de la desigualdad social, según Antonio Zapata¬ Velasco un conocido historiador e investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), durante dicha época la religión católica traída por los españoles serviría además de evangelizar a los indios -considerados paganos- también para estratificar y educar a los habitantes que formarían parte de la colonia, por aquellos años la desigualdad era cuestión de fe . Muchos abusos y atropellos se han cometido a lo largo de la historia por no profesar o por faltar a la fe católica. En la actualidad si bien se han logrado avances importantes en la lucha por erradicar la desigualdad de cualquier tipo, existen todavía diversas instituciones sociales que no aceptan la diversidad de los nuevos tiempos, donde todos los seres humanos a pesar de las infinitas diferencias tienen los mismos derechos, partiendo de la libertad de expresar sus ideas, compartir sus creencias culturales y religiosas sin ser excluidos, la discriminación sexual, sobretodo, es un terrible mal enquistado en todas las manifestaciones propias de la sociedad, quienes bajo sus normas y reglas de conducta encubren una hipócrita realidad.
Es bajo este contexto que Teresa Bracamonte una joven fotógrafa y artista plástica nacida en Lima, además, modelo de pasarela, luego de dos años de intenso trabajo logró exhibir en la Bienal fotográfica de Lima -de este año- una exposición llamada “Lima Intrarrosa” un fascinante fotodocumental que refleja el mundo paralelo de las personas transgénero en nuestro País. Teresa plasmó en su obra la vida cotidiana de estas personas, su obra enfoca las costumbres, creencias y necesidades, así como, los principales problemas que afronta esta población vulnerable. Cabe resaltar, que Teresa aborda un serio problema social que no es visto por ningún aparato estatal y que necesita urgente una solución integradora, el problema es tan grave como real, desde la escasa posibilidad laboral, hasta la prostitución callejera y cuya única manera de saltar a la palestra y mostrarse ante los ojos del mundo –como una llamada de atención- es a través del Arte, manifestación cultural que permite mostrar a grandes rasgos como la discriminación y el maltrato son la consecuencia de su orientación sexual, marginación que los conmina a vivir relegados, incluso a participar y profesar libremente su religión, convirtiéndolos en víctimas de una sociedad cerrada.
Es de esta investigación que se desprenden las tres fotografías que son las protagonistas del presente ensayo, si bien no fueron parte de la exposición en la Bienal, reflejan claramente el objetivo de nuestro estudio, en ellas se puede apreciar desde la mirada de dos devotas del Señor de los Milagros -integrantes de la comunidad transgénero- la fe puesta en una religión inculcada para unificar a la humanidad, acercarnos y aceptarnos unos a otros sin diferencias de ninguna clase, pero la realidad dista mucho de ese discurso y por el contrario la desigualdad es la que prima. Como podemos ver las escenas ocurren en una popular festividad religiosa en el mes de octubre en esta ciudad de Lima excluyente por tradición, diversa y pluricultural, ciudad que por muchos años mantiene la costumbre de llevar en procesión la imagen del Señor de los Milagros, venerada imagen de Jesús crucificado como símbolo del verdadero amor hacia el prójimo. Asimismo, Teresa manifiesta que su interés en esta obra es mostrar a los devotos con creencias y formas actuales de vivir la fe desde la diversidad. Una misma y única fe que no debería distinguir, excluir o rechazar, una religión que ama y acepta a su prójimo como a sí mismo, dogma que desde su propia esencia e interpretación sus fieles seguidores deberían ofrecer, a todos por igual, aquello que pregonan.
Más allá de lo que la artista revela, las fotos nos muestran claramente un contraste total entre lo que dice de la Religión Católica y la realidad en medio de miradas de desprecio, burla y racismo por parte de los fieles que conforman la misma iglesia, que por consecuencia los hace hermanos de fe, sin embargo, la hermandad tiende a desaparecer cuando el hermano es diferente, permitiendo así, emerger entre rezos y oraciones los hirientes prejuicios ataviados en miradas desconfiadas, miradas que abriéndose paso entre la multitud, logran lacerar la poca fe que les queda en esta sociedad donde sobrevivir -al parecer- es su único derecho, para ellos es casi imposible convivir y compartir espacios públicos que no han sido pensados y creados para un mundo tan diverso, la actitud de las personas frente a estos casos es evidente tratan de apartarse de ellos burlándose talvez de su manera de vestir y de esa masculinidad que aun reflejan y que se deja ver en sus rostros maquillados, maquillaje alegre y llamativo que trata de ocultar la triste realidad que les toca vivir, o talvez ocultar el temor por la incertidumbre de no saber que podría ocurrirles en un escenario tan inhóspito, en medio de tanta gente para quienes no tienen ningún valor de donde cualquier improperio podría salir, este es el ambiente que viven estas personas al intervenir en manifestaciones públicas, tienen que adaptarse a los rostros de gestos duros y ceños fruncidos, saber evadir las sonrisas sátiras que pretenden poner en ridículo su presencia, en otros casos y no menos incomoda tienen que afrontar la indiferencia otra forma de exclusión que también lastima y perjudica, porque pretender no verlos es negar su existencia y por ende sus derechos.
La Religión Católica y su doble discurso
Toda manifestación pública congrega a personas de diversa condición social, económica, política, religiosa, cultural, etc., siendo ese el sentido de una sociedad abierta e inclusiva, lamentablemente en las fotos se aprecia todo lo contrario, desde la distancia física que los separa hasta las miradas homofóbicas que atropellan excluyéndolos de aquello que es público, una manifestación religiosa donde increíblemente para todos los feligreses –los transgénero- dejan de ser personas para convertirse en monstruos, fantoches grotescos que solo inspiran burla y desprecio. La institución católica, como tal, lejos de fomentar la igualdad y aceptar a las personas con orientación homosexual a lo largo de los años ha mantenido una postura ambigua, por un lado proclaman que las personas homosexuales deben ser aceptadas y respetadas y que debe evitarse la discriminación, pero por otro lado, son los principales opositores en aceptar y reconocer sus derechos. En tiempos en que los grupos de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) reclaman sus derechos como seres
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