La Resistencia

Lo pequeño y lo grande…

“Porque a medida que nos relacionamos de manera abstracta más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios”.

Con gran puntualidad Ernesto Sabato describe el paso de las relaciones humanas en la actualidad, cierto y cruel es lo que dice cuando plantea que una indiferencia metafísica se va adueñando de nosotros, para dar cabida a un ser alienado que nada siente ni entiende.

No podría estar más de acuerdo con él cuando dice que el verdadero opio del pueblo hoy en día es la televisión, esa cajita que aunque bien es útil, la mayoría de las veces no es más que mentiras, ruidos y falsedad que llenan nuestros días de basura y le restan tiempo a la vida.

La verdad es que no creo que esto sea a falta de algo mejor, sino a falta de creatividad y pasión por hacer cosas mejores, por buscar nuevas aventuras que nos lleven más alla, asi como Alex (In the wild) salió a buscar justamente aquello que en la superficialidad de su vida no encontraba.

Es un hecho que muchas cosas del mundo deben cambiar, empezando por la cultura de cada pueblo, cada vez más degradada y deformada, el detalle es que hay que saber cómo intervenir para que todo tome otro rumbo. Sabato, sugiere que si la gente se quejara enérgicamente, las cosas comenzarían a cambiar, sin embargo, en este punto yo difiero, pues considero que en quejarse no está la solución, pues muchos nos quejamos, y algunas veces hay quienes salen y se manifiestan contra el sistema, cuando en realidad… no hacemos nada. La verdadera solución no está en hablar, sino en actuar…. Obviamente se empieza por la expresión de una inconformidad, más es la acción la que puede generar un cambio real.

Por eso, así como el mismo Sabato reconoce, no basta con el tipo de hombre acostumbrando a aceptar pasivamente todo lo que el mundo le da, sin discriminar entre lo que le conviene y lo que le daña. “Si vivimos como autómatas seremos ciegos a las huellas que los hombres nos van dejando” ¿Esto será suficiente para resistir?, ¿Para sobrevivir?, será necesario que hagamos mayor conciencia de hacia dónde vamos y que es lo que vamos dejando en el camino.

Es curioso como deseamos definir nuestro mundo en medida de nosotros mismos, cuando en realidad son los otros quienes nos definen y determinan nuestros roles dentro de la sociedad, quizá sea esa incapacidad de encontrarnos en nosotros mismo y tratar de reconocer al otro desde nuestra propia perspectiva.

Un niño intentará definirse quizá a través de sus juegos (que hoy son más bien video juegos y tecnología), pero si lo que ve son telenovelas trágicas y torpes ¿Qué esperanza habrá en que aquel niño sea un buen elemento en su sociedad?, y aún así, existe esa esperanza, esa esperanza que compartieron Alex (in the wild) y Sabato, de creer más alla de lo visible y confiar en aquellas cosas pequeñas, pero maravillosas como la vida misma, la dignidad y la libertad.

Los antiguos valores…

Habla Sabato de su tierra y la nostalgia de ver fotos del pasado, y vienen a mi mente imágenes también nostálgicas y de añoranza al mirar hermosos lugares llenos de coloridas flores y abundante agua, como antes se veía en los ríos, en los parques y pueblos.

Y sin embargo parece una paradoja hablar de ocios y pasatiempos, si consideramos que en realidad no se trata del tiempo que pierdes, sino en que gastas cada momento, para Sabato habrá una diferencia talvez entre la televisión y el juego de naipes con los amigos, sin embargo el problema es el mismo si ambos “pasatiempos” te quitan el tiempo para invertirlo en aquello que te hará crecer; tanto el que juega naipes o ve tv, deja de lado algo de mayor importancia, como podría ser la familia, los amigos o lo que sea, así que el detalle sería organizar tiempos y permitirse un rato de esparcimiento sin acaparar todo el tiempo de manera que no nos alcance para nada.

¿Podremos vivir sin que la vida tenga un sentido perdurable? El vaivén sin sentido de un velero no lo llevará a ningún lugar, así como nosotros no llegaremos a ningún sitio mientras sigamos en la indiferencia y los antivalores de la posmodernidad, que nublan el pensamiento y anulan las buenas costumbres que antes se tenían.

Me parece horrible pensar en una vida sin sentido ni objetivos, donde todo este permitido y totalmente maleado, pues creo que en tal caso el hombre se olvidaría hasta de sí mismo para volverse esclavo de sus vicios y de sus mentiras; engañado en la falsa idea de ser autónomo, autosuficiente y divino.

Esto de la religiosidad de la cual habla Sabato, me hace reflexionar respecto a lo que hemos hecho de nuestra sociedad, en el afán de liberarnos de los dogmas y supersticiones religiosas, nos hemos ido hasta el extremo de no creer en nada más que en nosotros mismos, confundiendo la libertad con el libertinaje, la dignidad con el orgullo, el bienestar con el hedonismo, y volviéndonos esclavos de nosotros mismos.

En una ocasión recuerdo que alguien preguntaba en una clase, ¿y cómo le hago para poder expresar mis valores sin que se me acuse de moralista? Es increíble a qué punto hemos llegado, en el que ya no acusamos de hereje al otro, sino de moralista… tal parece que tenemos problemas con la moderación, ya que siempre nos vamos a los extremos.

Y sin embargo, vive la esperanza, al saber y reconocer aquellos milagros que se siguen dando, sin negarse a ser luz entre las tinieblas de la globalización y la indiferencia.

Hay quienes piensan saberlo todo y rechazan los consejos de sus mayores, sin detenerse a pensar siquiera en todas las vivencias de aquellos señores de avanzada edad. Qué triste es ver los rostros ya agrietados y cansados de los ancianos olvidados en cualquier rincón de las plazas, en los acilos o hasta en su propia casa, tomados como dementes y esperando que pase el tiempo hasta que sea hora del último suspiro.

Ojala encontráramos en esas manos ásperas y temblorosas, una nueva esperanza de confidencia y compañerismo entre generaciones nuevas y viejas, conjugando talento y sabiduría para cambiar la mentalidad de las personas y otorgarle de nuevo a la vida ese misticismo de la existencia, del origen y el final del hombre.

Y sin embargo, es necesario primero aprender a convivir con uno mismo, discernir entre lo bueno y lo malo, y comprender que es lo que realmente deseamos hacer.

Sabemos de aquellas mascaras que utilizamos para cada faceta de nuestra vida, pero si todas son mascaras, ¿En qué momento comenzamos a ser realmente nosotros?, Sabato

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