La Sociología de la Educación y su campo de estudio
gragilisticoApuntes31 de Agosto de 2022
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SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
FORMATO: Asignatura
RÉGIMEN DEL CURSADO: Cuatrimestral
PROFESOR: ACOSTA,Miguel
AÑO 2022
CONTENIDOS EJE I: La Sociología de la Educación y su campo de estudio.
Sociología: surgimiento y objeto de estudio, su alcance disciplinar. El sentido de la Sociología de la Educación en la formación docente. Conceptos de educación y sociedad. Concepto de sociología de la educación. Objeto de estudio. Enfoques Sociológicos de la Educación: sociología dominante, sociología crítica y sociología emergente. Enfoque macrosocial y microsocial. Relación educación y sociedad. La educación como asunto de Estado. La escuela como agente socializador: el carácter plural y complejo del proceso de socialización en la escuela. Mecanismos de socialización, criticas. Agentes socializadores. El papel de los Medios Masivos de Comunicación en la sociedad actual. Socialización, educación y reproducción cultural.
SURGIMIENTO DE LA SOCIOLOGIA COMO CIENCIA.
La SOCIOLOGÍA como ciencia aparece durante el siglo XIX, en un contexto de profundos cambios, que transformaron las sociedades occidentales después de la Revolución Industrial y de la Revolución Francesa. Ambas representan un momento histórico que señala la disolución de las sociedades tradicionales, acelerando la transición hacia las sociedades modernas.
Estos cambios comienzan a prepararse en Europa a partir del siglo XV, cuando una nueva forma de organización social va surgiendo a medida que las sociedades feudales van debilitándose.
Varios fueron los procesos que incidieron en el comienza de la era moderna:
- Creciente importancia de la burguesía
- Nacimiento de la clase obrera
- Crecimiento urbano (migración desde el campo a la ciudad)
- Concentración de la población en ciudades
- Aparición de fábricas
- Fin de las monarquías absolutas
- Surgimiento de monarquías constitucionales, luego consolidación de gobiernos republicanos
- Expansión del comercio internacional
- Descubrimiento de nuevos territorios
- Teoría copernicana
- Inventos como el telescopio (Galilei)
Estos tres últimos, contribuyeron a cambiar la idea sobre el mundo. Además se fue produciendo una ruptura del monopolio de la información, que durante la sociedad medieval, había estado en manos de la iglesia. Contribuyo en mucho a este proceso, la invención de la imprenta y la consecuente difusión de libros.
A medida que las sociedades feudales, tradicionales, también llamadas naturales comienzan a decaer, va apareciendo otro tipo de sociedad, la moderna.
DIMENSIONES | SOCIEDADES TRADICIONALES | SOCIEDADES MODERNAS (cambio continuo) |
ECONOMICA | Cada grupo consume lo que produce | Producción para el mercado Crecimiento de bienes de consumo Tecnología cambiante Productor y consumidor no coinciden |
CULTURAL | Lazos de parentesco - Relaciones primarias - Pertenencia a la comunidad - Acción tradicional, usos y costumbres Se sentían formando parte de un todo Vivían en comunidades | Lazos de desempeño - Relaciones secundarias - Acciones sociales sobre la base de información y conocimiento Comienzan a sentirse individuos Viven en sociedades |
SOCIODEMOGRAFICA | Bajo nivel de diferenciación de roles Nula movilidad social Familia: unidad económica y social | Alto nivel de diferenciación de roles Alta movilidad social Familia: unidad social |
De que se ocupa la sociología
La sociología estudia la vida social humana en forma sistemática. Su campo de trabajo es muy amplio: incluye una gran cantidad de temas y problemas. Se ocupa del estudio de situaciones habituales (por ejemplo, dos amigos que se encuentran a tomar un café y charlar). La sociología también se interesa en el funcionamiento de diversas organizaciones (como una empresa o una escuela), en hechos socio-políticos (como el análisis de los resultados de una elección) o el estudio de problemas sociales a escala internacional (como la globalización y sus efectos en los medios de comunicación, o el aumento de la pobreza). Por tanto existen múltiples aspectos de la vida social que competen a la sociología como campo de conocimiento.
En todas las ciencias existe un objeto de conocimiento, es decir, aquello que se estudia, y un sujeto de conocimiento, que es la persona, el especialista que realiza el estudio. La sociología tiene la característica de que su objeto –la persona y su vida social- coincide con el sujeto- el sociólogo que investiga es una persona inmersa en la vida social.
Entonces se puede definir a la sociología como “el estudio de la interacción humana en cuanto esta se convierte en pautas sociales que han ido apareciendo producto de la convivencia.” Éstas pautas estructuran el comportamiento humano mediante una red de relaciones, a esta red de relaciones en sociología se la llama estructura social. Ésta está compuesta por rol, status, relaciones sociales, mecanismos de control, los grupos e instituciones sociales.
En síntesis, la sociología es un campo de conocimiento surgido con la modernidad por el interés de los intelectuales europeos en comprender los procesos que originaron la sociedad moderna, por lo tanto, la vinculación de las estructuras sociales con los cambios sociales es inherente a la sociología.
Los cambios históricos-sociales son procesos complejos en los que intervienen múltiples factores. La diversidad de teorías sociológicas expresa la complejidad de los fenómenos sociales y la variedad de las líneas de investigación sociológicas. En este sentido, las teorías sociológicas constituyen modelos paradigmáticos, especiales maneras de entender el mundo y explicarlo.[1]
Por qué y para qué una sociología de la educación en la formación de los docentes
La opción por la mirada temática
La definición de las disciplinas, “materias” o “cursos” en un programa de formación de profesionales no es una cuestión meramente técnica o epistemológica, sino que es sobre todo una cuestión social que se relaciona con intereses de individuos y sobre todo de grupos de individuos que comparten identidades e intereses específicos. Estos pueden ser funcionarios, expertos, representantes de corporaciones profesionales, etc. Cuando se discute la necesidad de introducir cursos de filosofía o de sociología en la formación docente es evidente que la cuestión “interesa” sobre todo a los filósofos y a los sociólogos. Las profesiones existen como corporaciones que buscan garantizar ciertas posiciones laborales para los poseedores de determinados títulos o credenciales educativas. En otras palabras, los cursos y seminarios, sus denominaciones y contenidos no son sólo una cuestión curricular, sino que implican la creación de puestos de trabajo con destinatarios específicos. Por eso, cuando se toma la decisión de incluir espacios curriculares de sociología de la educación ya se está tomando posición. El nombre mismo de “la materia” sugiere un profesor ideal. No es lo mismo un curso sobre “escuela y estructura social” o de “culturas adolescentes y juveniles” que uno de “sociología de la educación” o “sociología”. Estos dos últimos remiten específicamente a una disciplina cultivada por agentes especializados y titulados, que tienen ciertos monopolios ocupacionales (es obvio que los sociólogos reivindican los puestos relacionados con la sociología). Las dos primeras denominaciones remiten a temas, los cuales pueden ser tratados por titulados de diversas disciplinas (antropólogos, politólogos, historiadores, comunicólogos, etc.). En concordancia con esta visión amplia respecto al perfil del docente, en este módulo preferimos una estructura curricular que privilegie el enfoque temático. Esta elección supone descartar la clásica organización de contenidos por “corrientes de pensamiento”, “corrientes sociológicas”, “escuelas” o “autores”, que tendía a predominar en los cursos tradicionales de “teoría”. Por lo general, las “corrientes” se ordenaban por criterios cronológicos: primero los “antecesores” de la sociología (tipo Saint Simón, Compte, etc.), luego “los clásicos” (Carlos Marx, Max Weber y Emilio Durkheim), para llegar finalmente a los contemporáneos (los cuales, por lo general se veían muy superficialmente por falta de tiempo...). Es preciso superar este enfoque. Incluso habrían razones pedagógicas (que no es oportuno desarrollar aquí) que pueden justificar comenzar por los contemporáneos (porque usan un lenguaje más cercano a la cultura de los alumnos y discuten temáticas incluidas en las agendas de las sociedades presentes, etc.). La pedagogía no tiene porqué reproducir en la enseñanza el orden cronológico del proceso de producción del conocimiento. Múltiples experiencias indican que es más efectivo comenzar por las contribuciones más actuales de una disciplina para luego avanzar hacia las raíces, los antecesores, las etapas previas del desarrollo de una disciplina determinada. Y esto es mucho más cierto cuando se trata de enseñar sociología a no especialistas, como es el caso de los maestros o pedagogos. Por lo tanto preferimos el enfoque temático (que por definición obliga a seleccionar problemas que son actuales) y lo hacemos porque estamos convencidos que de esta manera se pueden evitar ciertos efectos perversos que se producen cuando se traslada al campo pedagógico la lógica que es propia de los campos disciplinarios de producción científica. ¿Qué queremos decir con esto? En lo que aquí nos interesa, sucede que la relación entre el sociólogo y los fenómenos sociales tiende a ser una relación de “sujeto” a “objeto”. En otras palabras, el sociólogo mira la realidad social como si estuviera allí para ser observada, estudiada, analizada. La escuela, por ejemplo, para un investigador (sociólogo o miembro de otra disciplina) vendría a ser, primariamente, una especie de fenómeno-objeto de análisis. En cambio para el profesor, el maestro, o el director de escuela, ésta no es básicamente un objeto de estudio, sino otra cosa. Es “un lugar de trabajo” para el profesor y/o el director. Para un padre de familia, es un lugar donde manda a sus hijos para que se eduquen y aprendan. El sociólogo de la educación, en tanto que investigador, tiene la responsabilidad de enriquecer el capital de conocimiento heredado acerca de estos fenómenos. Esa es su tarea y por eso la educación se convierte en “su objeto de análisis”. Pero esta no es la función del profesor y del maestro. Ellos son profesionales de la educación, son especialistas de otra disciplina, la pedagogía, y como agentes sociales tienen la responsabilidad de planificar, organizar y conducir un proceso de aprendizaje. En esto ocupan la mayor parte de su tiempo y es esta tarea la que define la especificidad de su función social. Y si necesitan conocer el mundo de la escuela, sus procesos, sus vinculaciones con otras dimensiones sociales, no es para hacer avanzar ese conocimiento sino para actuar mejor y ser más eficientes en su trabajo en el aula y/o la institución. El maestro (como otros profesionales, como el médico, el ingeniero o el arquitecto) es un “usuario” del conocimiento acumulado por las distintas tradiciones sociológicas nacionales e internacionales. Por eso sería errado que los profesores de los cursos de sociología de la educación “enseñaran” de la misma manera a alumnos futuros profesores que a alumnos futuros sociólogos. En este segundo caso se justifican los desarrollos epistemológicos, el estudio sistemático de autores y corrientes teóricas, la historia de la disciplina, etc. En una institución de formación docente el profesor de sociología de la educación tiene que seleccionar algunas respuestas que la sociología da a ciertas temáticas relevantes para entender los procesos, agentes e instituciones educativas y sus vinculaciones con el resto del la sociedad. El objetivo de un curso como éste es el de enriquecer la mirada del futuro profesor a través de la apropiación de un lenguaje, es decir, de un conjunto de categorías de percepción que vaya más allá del sentido común o del conocimiento que de la experiencia y el trato directo con “el mundo de la educación”. Ciertos hallazgos de la sociología podrían favorecer que ciertas relaciones que permanecen ocultas en las apariencias de las cosas, puedan ser vistas y por lo tanto apreciadas y tenidas en cuenta cuando se actúa y se toman decisiones. Podemos avanzar varias razones para justificar la utilidad de la sociología en el campo de la educación. La primera es que ella misma, en gran parte, es un fenómeno social que tiene una lógica compartida con otras realidades que a primera vista pueden ser diferentes, pero que forman parte de la misma “clase” de fenómenos. Veamos más en detalle. La escuela es una institución social, es decir, es una realidad que está más allá de los sujetos que le dan vida. Los hombres pasan, las instituciones quedan. Las instituciones tienen una consistencia propia. También tienen su propia dinámica y sus propios ritmos de cambio. El cambio de las instituciones muchas veces no está sincronizado con el cambio de los agentes. Las personas evolucionan en forma no coordinada con las instituciones y viceversa. Estos fenómenos no son propios de la institución escolar, sino que son un atributo de todas las instituciones sociales. Y “la institución” es uno de los objetos básicos de la sociología de todas las épocas. Además de institución, organización o “sistema” (para esta discusión estos términos pueden tomarse como sinónimos, pero no es el caso para otros fines) la educación es práctica, es un conjunto de agentes interrelacionados, que interactúan en forma sistemática, tanto en condiciones de co-presencia (es decir, en el mismo tiempo y en el mismo lugar, como en un aula, por ejemplo) como en términos estructurales (lo que hace el director, depende y se articula con lo que hacen los padres o los profesores). La relación profesor alumno es una práctica social y como tal, también tiene todas las cualidades de la interacción social en general, otro objeto predilecto de los sociólogos. En la interacción el maestro usa niveles más o menos relevantes de autoridad, es decir, que no se trata de una relación entre iguales, sino que algunos tienen recursos que los otros no poseen. A su vez, el alumno también tiene sus propios recursos de poder, puede colaborar o no con el profesor. La relación también puede estar caracterizada por dosis variables de cooperación y/o conflicto. Los agentes educativos no sólo tienen una existencia individual, sino que también existen como “agregados” o como “grupos” que comparten una identidad, una conciencia, determinados intereses y que son capaces de actuar en forma sistemática y organizada a través de sus representantes o voceros. Todos estos fenómenos se dan en la escuela, como en otros ámbitos sociales. La tradición sociológica puede resultarnos útil al momento de “hablar y entender” estos fenómenos sociales[2].
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