La Vaca
Enviado por gemagutz • 23 de Julio de 2012 • Tutorial • 10.410 Palabras (42 Páginas) • 453 Visitas
LA VACA
Una metáfora
sobre cómo vencer
el conformismo
y la mediocridad
Por Camilo Cruz, Ph.D
Todos los derechos reservados.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra en cualquier medio.
Contenido
Prólogo 2
Capítulo uno - La historia de la vaca 4
Capítulo dos - Definamos la vaca 9
Capítulo Tres - Algunas de las vacas más comunes 17
Capítulo Cuatro - Los orígenes de las vacas 20
Capítulo Cinco - Cuando nuestras vacas han sido regalos de otras personas 23
Capítulo Seis - Cómo matar nuestras vacas 25
Capítulo Siete – Una vida libre de vacas 31
Prólogo
La historia de la vaca la escuché por primera vez en un vuelo de Nueva York a Buenos Aires, de una encantadora dama a quien para fortuna mía, le correspondió el asiento del lado. Puesto que el vuelo sale cerca de las siete de la noche; a la media noche hasta ahora estás terminando de cenar.
En estos viajes tan largos, o te duermes o terminas conversando con la persona que tienes a tu lado, para tratar de acortar el tiempo de alguna manera. Así que después de hablar sobre nuestras profesiones, la familia y lo mucho que debíamos viajar, y después del acostumbrado intercambio de tarjetas de negocios, comenzamos a hablar del trabajo que nos llevaba a Argentina.
Siempre he tenido la buena fortuna que cuando las personas escuchan que soy escritor, se sienten motivadas para compartir conmigo anécdotas, historias y cuentos que les han dejado alguna enseñanza. Otras me hablan de aquellos libros o autores que más los han conmovido o inspirado, lo cual para mí siempre ha sido un extraordinario caudal de nuevas ideas.
Así que allí, en medio del confort de un moderno Boeing 777, mientras sobrevolábamos algún lugar de la parte norte de nuestro continente, a eso de la una de la mañana, escuché por primera vez la historia de la vaca. Debo agregar que desde aquella vez, y especialmente desde que comencé a compartirla en mis charlas, he escuchado diferentes versiones de esta historia.
Lo interesante es que cuando ella me la contó, la historia no duró mas de dos o tres minutos. Sin embargo, después de haberla relatado cientos de veces me he dado cuenta que cada vez se pone mejor. Es como una serie televisiva, en la que cada semana aparecen nuevos personajes, la historia se alarga unos minutos más, surgen nuevas enseñanzas y se torna mucho más compleja.
Así que después de haberla compartido con decenas de miles de personas en varios países, durante una de mis presentaciones alguien se me acercó y me pidió que le enviara por correo la historia de la vaca.
En aquella ocasión, me había tomado poco más de dos horas contar la historia. Así que decidí hacer algo mejor que enviarle un apresurado resumen de esta espectacular metáfora; decidí -de una vez por todas- escribir la trágica historia de la vaca. Por supuesto que lo que estoy presentando aquí es mi versión de la historia de la vaca. Debo advertir que todo parecido con hechos o personajes reales es pura coincidencia (aunque totalmente intencionado).
A título personal, yo creo que la historia de la vaca es un relato sobre cómo deshacernos de aquellos hábitos, excusas y creencias que nos mantienen atados a la mediocridad. Siempre he creído que el peor enemigo del éxito es el conformismo. Esta metáfora ilustra los efectos tan devastadores que éste puede tener en nuestra vida y los grandes cambios que pueden ocurrir cuando finalmente decidimos deshacernos de todas nuestras excusas. No obstante, deseo que sea el lector quien decida qué enseñanza quiere derivar de esta historia. Y aunque, es probable que a esta altura, aún le sea imposible entender el significado de la siguiente afirmación, si encuentra que no aprendió nada... ¡Esa es su vaca!
Capítulo uno - La historia de la vaca
La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos la razón por la cual muchas personas viven atadas a una vida de conformismo y mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.
Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los parajes más pobres de la provincia. Después de caminar un largo rato encontraron el que debía ser el vecindario más triste y desolador de aquella comarca y se dispusieron a buscar la más humilde de todas las viviendas.
Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel caserío, debía ser -sin duda alguna- la más pobre de todas. Sus paredes milagrosamente se sostenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda. Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos, se las arreglaban para acomodarse en aquel lugar.
Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria que reinaba allí. Sus miradas tristes y sus cabezas bajas dejaban ver que la miseria no sólo se había apoderado de sus cuerpos sino que había encontrado albergue en su interior.
Curiosamente, en medio de este estado de penuria y pobreza total, esta familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca. Una escuálida vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Esta vaca era la única posesión material con que contaban, y parecía ser lo único que los separaba de la miseria total.
Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente, muy temprano y asegurándose de no despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo en voz baja a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender”.
Después de todo, lo único que habían logrado durante su corta estadía era poder ver los resultados de una vida de conformismo y mediocridad, pero aún no estaba claro para el joven discípulo cuál había sido la causa que había originado tal estado de desidia.
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