La Vaquita Parda
Enviado por sweetmel • 16 de Junio de 2012 • 1.271 Palabras (6 Páginas) • 751 Visitas
La vaquita parda
Alekandr Nikoalevich Afanasiev
Éranse en un reino un Zar y una Zarina que tenían una hija llamada María^1. Cuando la zarina murió,^2 el zar se casó al poco tiempo con una mujer llamada Yaguichno. De este segundo matrimonio tuvo tres hijas; la mayor tenía un solo ojo, la segunda nació con dos, y la tercera tenía tres ojos.^3
La madrastra no quería bien a su hijastra María, y un día la vistió con un vestido viejo y suc〖io〗^4, le dio una corteza de pan duro y la envió al campo a apacentar una vaquita par〖da〗^5.
La zarevna condujo a la vaquita a una pradera verde, entró en la vaca por una oreja y salió por la otra, ya comida, bebida, lavada y engalana〖da〗^6. Limpia y arreglada como una zarevna, cuidó todo el día de la vaquita, y cuando el sol se puso María se quitó su vestido de gala, vistió su traje andrajoso, volvió a casa con la vaquita y guardó el pedazo de pan duro en el cajón de la me〖sa〗^7.
« ¿Qué es lo que habrá comido?», pensó la madrastra. Al día siguiente Yaguichno dio a su hijastra la misma corteza de pan duro y la envió a apacentar la vaquita; pero hizo que la acompañase su hija mayor, la que tenía un solo ojo, a la que antes de marcharse dijo:
-Observa, hija mía, qué es lo que come y bebe María, la cual vuelve saciada sin haber probado el pan que le 〖doy.〗^8
Llegadas las muchachas a la pradera, María dijo a su hermana:
-Ven, hermanita; siéntate a mi lado y apoya tu cabeza sobre mis rodillas, que te voy a peinar.
Y cuando apoyó la cabeza en sus rodillas, peinándola, dijo:
-No mires, hermanita; cierra tu ojito; duerme, hermanita mía, duerme, querida.
Cuando la hermana se durmió, María se levantó, se acercó a la vaquita, entró en ella por una oreja, salió por la otra comida, bebida y bien vestida, y todo el día, engalanada como una zarevna, cuidó de la vaquita.
Cuando empezó a oscurecer, María se cambió de traje y despertó a su hermana, diciéndole:
-Levántate, hermanita; levántate, querida; es hora ya de volver a casa.
« ¡Qué lástima! -pensó entre sí la muchacha-. He dormido todo el día, no he visto lo que ha comido y bebido María y ahora no sabré lo que decir a mi madre cuando me pregunte.»
Apenas llegaron a casa, Yaguichno preguntó a su hija:
-¿Qué es lo que ha comido y bebido María?
-¡Yo no he visto nada, madre! -respondió la hija.
La madre la riñó, y a la mañana siguiente envió a su segunda hija, la que tenía dos ojos.
-Ve, hija mía, y mira bien qué es lo que come y bebe María.
Cuando llegaron al campo María dijo a su hermana:
-Ven aquí; siéntate a mi lado y apoya tu cabeza sobre mis rodillas, que te voy a hacer la trenza.
Y cuando apoyó su cabeza María dijo:
-Cierra, hermanita, un ojo; cierra el otro también. Duerme, hermana, duerme, querida mía.
La hermana cerró los ojos y se durmió hasta la noche y, por consiguiente, no pudo ver nada.
El tercer día, Yaguichno envió a su tercera hija, la que tenía tres ojos, diciéndole:
-Observa bien qué es lo que come y bebe María Zarevna y cuéntamelo todo.
Llegaron las dos a la pradera para apacentar a la vaquita parda, y María dijo a su hermana:
-¿Quieres que te peine y te haga las trenzas?
-Házmelas, hermanita.
-Pues siéntate a mi lado y descansa tu cabeza sobre mis rodillas.
Cuando tomó esta postura, María Zarevna pronunció las mismas palabras de siempre.
-Cierra, hermanita, un ojo; cierra el otro también. Duerme, hermana, duerme, querida mía.
Pero olvidó por completo el tercer ojo; así que dos ojos dormían, pero el tercero observaba todo lo que María Zarevna hacía^9. Ésta se arrimó a la vaquita, entró en ella por una oreja y salió por la otra, comida, bebida y bien vestida.
Apenas se escondió el Sol, María se cambió de vestido y despertó a su hermana:
-Levántate, hermanita, que es ya hora de volver a casa.
Llegaron a casa y María
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