La caja de herramientas del joven investigador.-Jocelyn Létourneau.

No he tenido la oportunidad de conocer a una persona con tanto carácter como Mario Mendoza. Un escritor bogotano caracterizado por sus novelas negras y relatos, buscando trascender e influir en la sociedad de hoy en día.

Mario Mendoza, a través de sus libros está intentando enganchar, especialmente a los jóvenes de nuestra generación para que no caigamos en lo banal, en la tecnología actual que nos está alejando del mundo y de nosotros mismos, en el internet, que genera por un lado la ilusión de la comunicación, pero en realidad, los grandes teóricos están en lo cierto cuando dicen que presenta reversibilidades en el sistema, la sensación es de mayor aislamiento, soledad y marginación.

Mario Mendoza tuvo un pasado algo peculiar, lleno de acontecimientos que de alguna manera marcaron su vida y que lo  han llevado a ser uno los escritores mas destacados de Bogotá. En su adolescencia sufrió de una peritonitis gangrenosa (Enfermedad que provoca la perforación y contaminación purulenta de la cavidad abdominal) a la que muy pocas personas tienen la posibilidad de sobrevivir. En esos momentos en los que se sintió abatido pudo encontrar refugio en un libro que le había regalado un familiar. Fue ahí donde descubrió el arte la palabra, lo maravilloso que es sumergirse en unas paginas llenas de magia, encanto, seducción, fue el hallazgo afortunado de un buen libro que pudo cambiar el destino de su alma.

La literatura de Mario Mendoza, en mi opinión, me ayuda a escapar de lo cotidiano, de explorar, de conocer una Bogotá más profunda de lo que percibimos. El que no lee solo vive una vida, la que le pertenece, el que lee es muchos, prolifera, se subdivide, la riqueza de una persona que lee no es su dinero, ni su ostentación, la riqueza de un lector es que nota y percibe rápidamente esa multiplicidad, y eso es lo que uno envidia de los lectores.

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