La microenseñanza

La microenseñanza es un proceso sistemático para el adiestramiento de maestros o estudiante, con base en la adquisición de técnicas y habilidades de enseñanza que se complementan con una práctica bien organizada.

Propósitos de la microenseñanza

La Microenseñanza es un proceso inicialmente para tres propósitos:

A. Como una experiencia preliminar y práctica de la enseñanza.

B. Como un medio de investigación para explorar los efectos del entrenamiento bajo condiciones controladas y

C. Como un medio de entrenamiento para profesores en servicio (Sant’anna, 1979).

Habilidades practicables en la Microenseñanza

Organización Lógica

El material del curso y sus divisiones, secciones, temas y tópicos deben ser distribuidos y ordenados de tal manera que los alumnos puedan asimilarlos. Para organizar lógicamente el material, es indispensable establecer objetivos, tanto generales como específicos, y canalizar las actividades hacia esos fines. El maestro debe proveer marcos de referencia para el material del curso, que permitan a los alumnos determinar los alcances y limitaciones de las ideas por tratar. Es recomendable que los temas tengan ilación unos con otros.

Los trabajos y los exámenes deben ser considerados como parte del material del curso y, por ende, encajar dentro de la organización del mismo. Cada ejemplo del material, incluyendo exámenes y trabajos, debe ser definido en cuanto a su nivel de importancia y dirigido hacia un objetivo que sea congruente con el objetivo general del curso.

Uso del pizarrón

El pizarrón es uno de los recursos más generalizados y del que no siempre se obtiene el provecho debido. En ocasiones el pizarrón, en lugar de que ayude al alumno en la comprensión del tema, lo confunde y enreda a tal grado que pierde el hilo de la clase, al tratar de resolver el acertijo garabateado en el pizarrón.

No debemos perder de vista que el pizarrón se utiliza para:

1. Desarrollar problemas de fórmulas

2. Elaborar esquemas, resúmenes, cuadros sinópticos.

3. Hacer gráficas, diagramas, etc.

4. Es conveniente escribir en el

5. Hacerlo de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo.

6. Dividirlo mentalmente en dos, cuatros o más secciones de acuerdo a las necesidades y centrar lo que consideramos más importante según nuestro esquema lógico de la preparación de la clase.

7. Cuidar que la letra sea clara y legible desde todos los lugares del salón.

8. Usar gises de colores cuando se juzgue necesario.

9. No dar la espalda totalmente al alumnado.

10. Escribir claramente los objetivos que se pretenden alcanzar con la clase para verificar el cumplimiento.

11. Dejar “centrado”, si es posible, un esquema con los puntos esenciales del desarrollo de la clase para que el alumno distraído o el que llega tarde pueda inmediatamente incorporarse a la exposición.

12. Subrayar y encerrar en un círculo para enfatizar o reiterar niveles de importancia.

Inducción

Esta habilidad puede

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