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La potencialidad para hacer elecciones y juicios


Enviado por   •  12 de Octubre de 2011  •  Trabajo  •  1.956 Palabras (8 Páginas)  •  1.111 Visitas

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RAZONAMIENTO MORAL:

La potencialidad para hacer elecciones y juicios basados en la razón, constituye una capacidad específica y exclusiva del ser humano. Por tanto, razonar sobre temas morales y elegir ciertos valores o normas es así mismo una capacidad exclusiva de nuestra especie. Sin embargo, dado que nacemos simplemente con la potencialidad para tales razonamientos, el desarrollo de la competencia para razonar moralmente, requiere de experiencias de aprendizaje deliberadamente orientadas a tal propósito. Durante la educación básica, el objetivo principal será desarrollar las bases sobre las cuales esta competencia se va estructurando progresivamente.

Dichas bases están constituidas, en sus aspectos esenciales, por los siguientes elementos:

1. Conocimientos relacionados con la informaciónrelevante para los procesos del pensamiento:

moral: este tipo de conocimientos incluye aspectos tales como el significado de los términos que designan las nociones (en los grados elementales) y los conceptos (en los grados más avanzados) propios de la moral; el contenido y el significado de declaraciones, leyes, documentos y otras informaciones relacionadas con los principios morales universales y los derechos humanos; la comprensión del sentido y razón de ser de las normas de convivencia que regulan la vida ciudadana, etc.

2. Competencias básicas para el razonamiento moral:

Dentro de estas competencias figuran el autoconocimiento y la autoconciencia, la capacidad empática (los juicios morales siempre implican víctimas en potencia) y las competencias dialógicas. Todas estas competencias han sido ya descritas anteriormente. Sin embargo, existe otra de especial relevancia para el razonamiento moral, por cuanto constituye la condición sobre la cual se sustenta y se proyecta: la reflexión crítica. El desarrollo del pensamiento crítico nos impone la necesidad de buscar criterios que sirvan de referencia para elaborar juicios morales. Desde el punto de vista educativo, esto significa, tal como lo expresa Vasco (1989), la necesidad de superar la enseñanza de acciones particulares “buenas” o “malas” para centrarse en el desarrollo de la capacidad para juzgar las acciones o situaciones a la luz de unos principios morales fundamentados en el concepto Kantiano de dignidad humana.

SUSTRATO MORAL:

La moral es el plano en el que se llevan a cabo las reflexiones éticas. Lo que pensamos es ética; lo que vivimos es moral. Ésta última está conformada por el conjunto de normas y reglas que rigen el comportamiento humano. Pueden provenir tanto de nuestro interior cómo de lo que nos rodea. Así mismo, la moralidad también se refiere a los actos del ser humano, siempre y cuando estos no sean instintivos, sino más bien voluntarios. Se entienden como actos voluntarios aquellos por los cuales una persona pretende llegar a un fin. La moral se encarga de dar sentido a esas acciones a través de normas y reglas que permitan adaptar a los seres humanos a una sociedad para hacerlos, tanto al individuo como al hombre, funcionales. Dichas reglas y normas también pretenden solucionar problemas de distintos ámbitos, así como hacer humano al sujeto para darle sentido a su vida.

La sociedad es un ambiente cambiante que sufre como todo sistema de una variedad de hechos que modifican constantemente su composición y evolución. Procesos y sucesos son parte de la marcha de cualquier realidad. Son los actos intencionales que modifican el sistema los que regula la moral sin importar si eran bien intencionados o no. El chiste aquí entonces es asumir la responsabilidad de los eventos provocados y adquirir la capacidad de localizar nuestros actos de inconsciencia.

Los actos no siempre son congruentes con las normas establecidas. Palabras y hechos no concuerdan siempre. En el acto moral intervienen siempre dos aspectos relevantes. Por un lado se encuentran las intenciones que se definen como la finalidad esperada por el sujeto que realiza la acción. Por el otro se pueden localizar las consecuencias o resultados que sufrió el objeto de la acción. Existen elementos que complican algo la definición de la responsabilidad por nuestros actos.

LA PERSONALIDAD MORAL:

Es necesario conocer qué teorías han estudiado el desarrollo moral, es decir, los estadios de configuración de la personalidad moral, de tal manera, que nos sirvan para proporcionarnos un marco conceptual que nos facilite integrar temas morales en el proceso y contenido de la enseñanza.

Hasta el momento han existido dos enfoques fundamentales que han estudiado el desarrollo moral y la configuración de la personalidad moral:

1. Los que consideran la conducta moral como elemento básico en el

proceso de socialización.

2. Los que mantienen que el conocimiento moral es la clave del desarrollo

moral.

La personalidad moral no se estructura espontáneamente:

Es el producto de las diferentes experiencias de aprendizaje vivenciadas por el niño en la familia, la escuela y el contexto social. Sin embargo, en la medida en la que el papel formador de la familia se diluye cada día más, se plantea a la escuela la responsabilidad ya no sólo de complementar o reforzar lo aprendido en el hogar, sino también, en algunos casos, de subsanar la ausencia de formación, o incluso, de corregir o reorientar las influencias negativas de la familia. Por ello, las características de nuestras sociedades exigen hoy a los docentes una esponsabilidad mayor aún en cuanto a la formación moral.

RACIONABILIDAD MORAL:

Bajo esta perspectiva no se defienden determinados valores absolutos pero tampoco se asume una postura relativista. Este modelo afirma que en la vida existen ciertas opciones que son más convenientes que otras y que existen posibilidades basadas en la razón y en el diálogo que pueden servir de guía a las personas. Defiende la posibilidad de usar libre y autónomamente la razón para elaborar criterios que servirán de referente a las normas de conducta. Este modelo se orienta más que a la inculcación de un tipo de valores específicos, a la promoción y el desarrollo de las dimensiones morales de la personalidad. de los tres modelos descritos, el mayor consenso se concentra actualmente en torno al último: la propuesta de una construcción racional y autónoma de un sistema de valores. Esta opción, a diferencia del modelo absolutista, no se propone imponer determinados valores absolutos, lo cual, por principio niega el derecho a uno de

los

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