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Araguaagui29 de Junio de 2014
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EL ABUSO SEXUAL INFANTIL Y SUS CONSECUENCIAS
Los sentimientos de culpa, vergüenza y/o miedo, los lleva algunas veces a la retractación, habiendo una intervención efectiva o no.
CONSECUENCIAS A CORTO PLAZO
En cuanto a las consecuencias físicas, podemos encontrar:
Pesadillas y problemas de sueño, desde dormir mucho a no poder dormir.
Cambio de hábitos de comida, comer mucho y con ansiedad, hasta dejar de comer.
Pérdida de control de esfínteres, generalmente en niños o niñas menores de 7 años, debido a un debilitamiento del yo y sus capacidades.
En relación a la conducta, podemos observar:
Consumo de drogas y alcohol, como un intento de olvidar el daño.
Fugas, ante el miedo o vergüenza.
Conductas auto lesivas o suicidas, por sentirse sucias, inservibles.
Hiperactividad.
Bajada del rendimiento académico, ya que su energía está siendo utilizada para tratar de entender lo acontecido.
Las consecuencias emocionales que se observan con mayor frecuencia son:
Miedo generalizado.
Agresividad.
Culpa y vergüenza.
Aislamiento.
Ansiedad.
Depresión, baja autoestima y sentimientos de estigmatización.
Rechazo al propio cuerpo.
En cuanto a la sexualidad, que es la esfera directamente dañada, las consecuencias pueden ser:
Conocimiento sexual precoz o inapropiado de la edad.
Masturbación compulsiva.
Exhibicionismo.
Problemas de identidad sexual.
Podemos encontrar también déficit en habilidades sociales, retraimiento social y conductas antisociales.
CONSECUENCIAS DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL A LARGO PLAZO
Hay consecuencias de la vivencia que permanecen o, incluso, pueden agudizarse con el tiempo, hasta llegar a configurar patologías definidas.
Algunas de las consecuencias a largo plazo que puede vivir un niño(a) o adolescente víctima de abuso sexual:
Conductuales:
Intentos de suicidio.
Consumo de drogas y alcohol.
Trastorno disociativo de identidad.
Emocionales:
Depresión.
Ansiedad.
Baja autoestima.
Síndrome de estrés postraumático.
Dificultad para expresar sentimientos.
Sexuales:
Fobias sexuales.
Disfunciones sexuales.
Falta de satisfacción sexual o incapacidad para el orgasmo.
Alteraciones de la motivación sexual.
Dificultad para establecer relaciones sexuales, autovalorándose como objeto sexual.
Sociales:
Problemas de relación interpersonal.
Aislamiento.
Dificultades de vinculación afectiva con los hijos.
Mayor probabilidad de sufrir revictimización, como víctima de violencia por parte de la pareja.
La atención que se le ha de proporcionar a un niño víctima de agresión sexual, no debe únicamente centrarse en el cuidado de sus lesiones, sino debe ser coordinada entre los distintos profesionales prestando atención psicológica, dándole un seguimiento a corto y medio plazo y proporcionando atención y apoyo al menor y a la familia.
El papel de la familia es esencial en la recuperación del niño: si le creen desde el primer momento y le apoyan, constituyéndose en modelo y referente afectivo alternativo, el niño o niña se recuperará antes y mejor que en caso contrario.
Consecuencias frecuentes, según la edad de la víctima, pueden ser:
En edad preescolar: somatizaciones, regresiones y sexualización de la conducta.
Entre los 6 y los 12 años: baja autoestima, problemas escolares, trastornos del sueño, reacciones psicosomáticas, dolor abdominal. En adolescentes: baja autoestima,
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