Las Ferias De MAdrid
Enviado por Deth1234 • 20 de Octubre de 2014 • 21.823 Palabras (88 Páginas) • 184 Visitas
LAS FERIAS DE MADRID
Lope de Vega
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Personas que hablan en ella:
• GUILLERMO, buhonero
• PIERRES, buhonero
• LUCRECIO,caballero
• ADRIÁN, caballero
• CLAUDIO, caballero
• BELARDO, viejo
• VIOLANTE, dama, su hija
• PATRICIO, su marido
• Dos MUCHACHOS
• Un MUCHACHO que vende aguardiente
• Tres VILLANOS
• ROBERTO, caballero
• LEANDRO, caballero
• ALBERTO, caballero
• EUFRASIO, dama
• TEODORA, su criada
• EUGENIO, dama
• Un ESCUDERO viejo
• ISIDRO, lacayo
• Un LADRÓN
• Un ALAGUACIL
• ESTACIO, paje
• FREGONA
• HOMBRE, embozado
• MORENO
• Dos CRIADOS
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JORNADA PRIMERA
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Salen GUILLERMO y PIERRES, buhoneros
GUILLERMO: ¿Que en esa acera pusiste
tú aparato y tienda, Pierres?
Guarda que el lance no yerres
que en la de enfrente tuviste.
No te fue mal otros años
Con el puesto que te di.
PIERRES: Antes, por ganar, perdí;
hay un provecho y mil daños.
GUILLERMO: Pues la luz, ¿no es de importancia?
PIERRES: Sí, pero tiene aquel lado
descubierto y me han robado
la mitad de la ganancia.
GUILLERMO:¡Qué bien nos dio de comer
el amigo!
PIERRES: ¡Largo cuenta!
A fe que tiene pimienta,
pero no para beber.
Conocíle yo en Amberes,
pobre y de bellaco talle,
que vendía por la calle
hilo, antojos y alfileres,
y agora está rico a costa
de nuestras pobres haciendas.
GUILLERMO: ¿Descubriremos las tiendas?
PIERRES: Ganar quieres por la posta.
GUILLERMO: Mal me fue por la mañana.
PIERRES: Descubre, que dio la una.
GUILLERMO: Espero mejor fortuna
si esta tarde no se gana.
Descubren las tiendas, y sale LUCRECIO
LUCRECIO: ¡Oh, pesia tal con el pesado yugo,
que a fuerza quiere ya romper el cuello
y que ha de ser un vulgo mi verdugo!
Colgada veo de un sutil cabello
toda la fuerza del cabello mío.
Rómpase ya, que gusto de rompello
Maldiga Dios aqueste desvarío
de ferias o de diablos, que me tiene,
antes que entre el invierno, helado y frío.
Todos los años por aciago viene
la fiesta de este santo, como martes,
y para todos es fiesta solene.
Sale ADRIÁN
ADRIÁN: ¿Úsase, por ventura, en otras partes
aquesta negra feria o borrachera,
grande invención de un bachiller en artes?
Paréceme esta plaza a la quimera,
compuesta de oro, paños y cebollas:
aquí cuelga un tapiz; allí, una estera.
También se venden perlas como pollas,
y como rica seda, verde esparto,
camas de campo y coberteras de ollas.
LUCRECIO: ¿Dónde bueno, Adrián?
ADRIÁN: Cansado y harto.
LUCRECIO: ¿De ver la feria?
ADRIÁN: Más de huír la feria.
LUCRECIO: ¿Huír? ¡Mala señal!
ADRIÁN: No tengo un cuarto.
LUCRECIO: ¿Por Dios, que ha sido general miseria!
En cueros he quedado.
ADRIÁN: Así nacistes;
tendréis menos calor.
LUCRECIO: Y más laceria.
Contadme, pues, las ferias que le distes
a la señora doña
ADRIÁN: Quedo; basta,
no la nombréis.
LUCRECIO: ¿Parece que la vistes?
ADRIÁN: Dile de ferias una gran canasta.
LUCRECIO: ¿Qué tantas fueron?
ADRIÁN: No, la cesta sola.
LUCRECIO: Empeñado quedáis.
ADRIÁN: Mucho se gasta.
LUCRECIO: ¡Ah, quién fuera serpiente que la cola
metiera en los oídos al encanto
de un ¡"Dadme ferias, dadme ferias"! ¡Hola!
¿Qué es aquesto, señor? ¿Dice algún santo,
algún doctor, algún antiguo o nuevo,
que esto tenga razón?
ADRIÁN: De vos me espanto.
¿No lo recibe el vulgo? Yo lo apruebo,
que pone leyes como el rey.
LUCRECIO: ¡Ah, carga
de vil pobreza, que a los hombros llevo!
Reciba el vulgo que la calza larga
llegue al tobillo, y la camisa, al hombro
adobada y tiesa, que parezca adarga;
y los sombreros, como yo los nombro,
panes de azúcar, y que chico y grande
se igualen en vestir, que no me asombro,
todo lo sufro bien; pero no mande
que la feria de aquél que compra y vende
tan recebida entre mujeres ande.
Si el otro vende y compra, no se entiende
que, porque él lo dé sin alcabala,
aquella ley aquésta comprehende.
Si mi dama quiere alguna gala,
para dársela yo, ¿qué es de importancia
que lo mande la feria?
ADRIÁN:
...