Las Pandillas

Muchas de las memorias que tengo de mis años de adolescencia se llenan de ira, violencia, y odio. A muy temprana edad tuve que enfrentar la realidad de la pobreza, más que mi mamá y mi papá se separaron cuando yo era muy joven. Como yo era el mayor de cinco niños tuve la responsabilidad de ayudar a cuidar a mis hermanos pequeños. Yo no lo vi como responsabilidad en ese entonces, lo único que veía era una carga, algo que no había escogido, fui una víctima de las circunstancias. Tomó un evento tan drástico para darme cuenta de que cuando la vida te golpea con el dolor, sólo podemos luchar y superar con amor y compasión. La lección que aprendí ha cambiado completamente mi vida: me aleje de mi vida pandillera, y comencé a tomar más en serio mi educación, y asumí la responsabilidad de cuidar de mi familia.

Crecer en la ciudad de Los Ángeles en un hogar con solo mi mamá era muy duro. Me rebelé y empecé a buscar amor y aceptación en otros lugares, en este caso las calles. Me uní a una pandilla a la edad de 13 años y viví en ese estilo de vida por la mayor parte de mis años de escuela secundaria. La decisión en hacerme pandillero fue en parte la manera en la cual yo pude escapar los problemas en casa, pero en general me dio el reconocimiento que tanto buscaba. A una edad muy temprana como un típico pandillero empecé a usar drogas y a venderlas también. La violencia era parte de esta vida tanto que literalmente me agarraba a golpes cada otro día, con algunas victorias y sin duda muchas pérdidas. Expresaba odio hacia todos sentía que el mundo estaba contra de mí. Buscaba pleito por el simple motivo del barrio donde en la cual la persona vivía, o los colores que elegía usar en su ropa. El odio incluso fue transmitido a mi madre, mis maestros, y compañeros de clase. No pasó mucho tiempo en el cual fui expulsado del distrito escolar y me sacaron de la escuela secundaria.

Mi mama muy decepcionada de mis decisiones me corrió de la casa por que ponía diariamente en peligro a mi familia por ser pandillero. Por un tiempo me pase viviendo con amigos y trabajando en factorías. No fue hasta que me pasó un incidente en el cual casi perdí la vida. En un enfrentamiento con otra pandilla me apuñalaron en la cabeza. Ver a mi mamá llorar me di cuenta todo el daño que le había hecho a mi familia, a mi comunidad, y a mí mismo. Desde ese momento decide hacer un buen ejemplo para mi familia y mi comunidad.

Me tomo dos años para recuperarme de la herida de mi cabeza. Regrese a la escuela termine la secundaria y empecé a buscar trabajo. Tuve una oportunidad de ser un interno en una organización no lucrativa en la cual con el programa FamilySource ayudábamos a familias de bajos recursos obtener ayuda financiera. Yo era el único en la oficina que hablaba español y me especificaba ayudarles a familias latinas. El trabajo me gustaba mucho que cuando se terminó el programa del interno fui el único

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