Lectura: Conflicto y cotidianidad

Lectura  1:   Conflicto y cotidianidad

Con frecuencia nos vemos atrapados en nuestra cotidianidad  por innumerables conflictos o, lo que es peor,   las situaciones cotidianas que se tornan conflictivas porque no sabemos manejarlos  y  permitimos que deriven en conflictos.

En el ámbito de la vida cotidiana suelen presentarse situaciones conflictivas en espacios familiares, de trabajo, de pareja, o en lugares públicos, las cuales tienden a hacer perder de vista los objetivos y el sentido del trabajo colectivo y pueden llegar a provocar la ruptura de relaciones de larga data.

En el caso de las organizaciones comunitarias, sociales, económicas en general, los conflictos entre miembros  suelen convertirse en obstáculos insalvables para el desarrollo organizacional de los proyectos y pueden llegar a ponen en riesgo la continuidad de dichas organizaciones.

En las familias  conflictos de convivencia pueden propiciar rupturas de las relaciones y generar situaciones de violencia que afectan a todos los miembros de la familia. En Colombia   los altos niveles  de violencia intrafamiliar  tienen sustratos en  la  incapacidad de manejar   las situaciones de conflicto  en forma pacífica.

Por ello, es necesario formarse en la comprensión y en la práctica de conceptos y metodologías que nos   permitan manejar los conflictos de forma razonada, por medio de enfoques y valoraciones positivas sobre el mismo.  

Es así como en esta sección de trabajo vamos a explorar algunas nociones útiles, de manera que el adecuado manejo de los conflictos redunde en un beneficio  para las comunidades con las que trabajamos y en la forma como entendemos, comprendemos su  forma  de  pensar, actuar y ser.

Cuando se le pregunta  a la mayoría de las personas qué idea  pasa por sus cabezas al oír la palabra “Conflicto”, la respuesta  casi invariablemente es la misma: conflicto es un problema, es una dificultad, es un lío,  una perturbación, una situación  que nadie quiere que pase en sus vidas.

El conflicto tiene mala fama, y por ello, cuando aún auditorio se le dice que la sociedad ideal es aquella en la que se presenten “más y mejores conflictos”, las personas no dejan de manifestar su resistencia,  molestia,  inquietud y se  preguntan  “Cómo así, entonces ahora lo que necesitamos es más líos y más dificultades para ser mejores?”

Hay que decir que la pretensión  de lograr una sociedad feliz, una familia feliz, una comunidad feliz, una  pareja feliz, exenta de contradicciones, plenamente armónica, amorosa, absolutamente idílica y segura es un imposible histórico que encubre una ensoñación tramposa sobre la naturaleza de las organizaciones humanas.

Es necesario  comprender y aceptar que el “conflicto” es inherente a la progresiva diversidad en las formas de ser del género humano y resulta de la construcción  de intereses y de la pretensión de objetivos contrarios o de formas diversas de buscar cumplir los mismos objetivos, entre personas y grupos humanos.

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