Leer Y Escribir En Un Mundo Cambiante

Si nos aproximamos a estos dos conceptos que son tan amplios y complejos como leer y escribir remontan necesariamente a una historia que en algunos ámbitos no ha cambiado mucho de significado y en otros donde las condiciones para acceder a ambas (habilidades), por parte de los sujetos, pudo por lo menos haber resultado insuficiente; pues prácticas sociales, culturales y hasta pedagógicas han mostrado no estar a la altura del valor que ellas encierran y de lo fundamental de su papel en el devenir histórico del ser humano.

La autora Emilia Ferreiro, afirma “que los verbos “leer” y “escribir” habían dejado de tener una definición inmutable”, pues es una verdad de Perogrullo, es decir tan sabido y conocido, que ambas han sido objeto de varias apreciaciones a lo largo de la historia y no sólo de su sentido, sino y es lo más importante, su función, su valor, su papel, en algunas ocasiones determinante en la construcción de ese ser humano, que cada época ha reclamado, reclama y seguirá reclamando para cumplir con encargos que la sociedad del momento considera pertinentes.

Son muchas las situaciones de vida que se relacionan con el desarrollo en el ser humano de habilidades que exigen un aprendizaje, casi siempre motivado y acompañado como lo son leer y escribir, pues ellas, son sin duda alguna de las habilidades cuyo sentido es tan confuso y profundo, que ni siquiera la historia a determinado con claridad.

Para Emilia Ferreiro el concepto de alfabetización, que se relaciona necesariamente con la introyección, apropiación y materialización de lectura y escritura por parte de los sujetos aclarando que el término alfabetización tiene un origen que se remonta a los años sesenta, pero que en las prácticas se relacionan con la capacidad de un sujeto de acceder al conocimiento a través del desarrollo de habilidades como leer y escribir, que es una práctica más o menos antigua y donde el encargo de la formación en ellas se ha dejado a la escuela.

Todos los problemas de la alfabetización comenzaron cuando se decidió que escribir no era una profesión sino una obligación y que leer no era marca de sabiduría sino marca de ciudadanía.

Valdría la pena aproximarse y hacer un pequeño análisis al hecho aterrador de que no han sido suficientes las declaraciones, proyectos, intenciones, respecto al deseo de erradicar del planeta el analfabetismo, de que a pesar de cientos de prometedoras declaraciones de compromisos nacionales e internacionales, de inversiones, no sólo no disminuyan, sino que aumentan y que las

variaciones de estas también, pues hoy no sólo se es analfabeta por no leer y escribir en nuestra lengua materna, sino por nuestra incapacidad de adaptarnos y manejar lenguajes tecnológicos o por la incapacidad para manejar una segunda lengua y estos otros tipos de analfabetismo, que también tienen sus raíces

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