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¿MAESTRO, DOCENTE O EDUCADOR… ¡UNA REFLEXIÓN PARA LA VIDA!….


Enviado por   •  18 de Julio de 2013  •  6.716 Palabras (27 Páginas)  •  571 Visitas

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¿MAESTRO, DOCENTE O EDUCADOR… ¡UNA REFLEXIÓN PARA LA VIDA!….

Ensayo

¿MAESTRO, DOCENTE O EDUCADOR?… ¡UNA REFLEXIÓN PARA LA VIDA!….

Autor: Martínez Palacios, Julio César

Caracas, julio de 2013

EPIGRAFE…

Cuidaste la prenda más valiosa que

tengo, cuidaste siempre de él, lo

cuidaste del frío, del hambre, de la

soledad y de la sed, y entregaste tu

vida por cuidar siempre de él, gracias

por cuidar mi prenda, gracias por

brillar por él, no sé cuando te fuiste,

nunca me enteré, pero hoy más

que nunca, te doy gracias, donde

quieras que estés…

Julio César Martínez Palacios

Ensayo

¿MAESTRO, DOCENTE O EDUCADOR?… ¡UNA REFLEXIÓN PARA LA VIDA!….

Martínez Palacios, Julio César

PALABRAS CLAVES: Educador, docente, maestro, creatividad, aprendizaje, enseñanza, interrogantes y evaluación.

El objetivo fundamental de este documento es realizar un llamado de reflexión a los docentes del siglo XXI sobre los procesos que asumimos al momento de enseñar, lo que hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos, debido a que en la actualidad nuestros educandos, se desplazan por los niveles de Educación Básica, Media y Diversificada y hasta superior con rutas desconsolantes, precarias y deficientes que muchas veces fenecen en el intento del campo del saber sin penas ni glorias, y se desarrollan ante la vida con estrategias y modelos fracturados por la desidia en la formación o desinterés al conducirlos por esos caminos inciertos del conocimiento y la sabiduría.

Ocuparemos la atención en la revisión de la definición de la educación y en los hechos gubernamentales referidos al área educativa por nuestros gobernantes en sus programas, planes y proyectos de gobierno, de manera crítica y reflexiva; en segundo lugar, enfocaremos nuestra atención, hacia lo que hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos; y tercero y último, nos abocaremos en idealizar algunas referencias sobre lo que deberíamos realizar para frenar lo que hemos dejado atrás y que ahora nos fatiga el proceso y arte de educar.

Desde que estamos en el proceso de gestación recibimos de manera pasiva la primera enseñanza de la vida, vida ésta, que nos encamina al desarrollo y crecimiento de todos los órganos que conforman la vida misma del ser humano, la cual poco a poco va perfeccionando y desarrollando sus órganos, entre ellos, el su oído con la enseñanza de las leves y dulces voces de sus padres.

Es pues desde aquí que la enseñanza nos permite crecer ante la vida, ante los sueños, ante este mundo cambiante de necesidades y oportunidades, de desarrollo y sabiduría, un mundo que está en un constante devenir político, económico, social, cultural y educativo, donde la productividad en las aulas se vislumbra abstracta por la carencia de modelos de enseñanza, carcomidos por la desidia didáctica, humanística y pedagógica.

En la actualidad, el ser humano va en la búsqueda del logro y la adquisición de nuevos aprendizajes que le permitan cubrir las metas y objetivos, para su desarrollo cognitivo, como ente pensante de una sociedad en constante devenir como decíamos anteriormente, para con ello, enfrentar los nuevos retos que cada día serán más complejos, subyacentes en el crecimiento tanto personal como profesional y que en los actuales momentos requieren de suma atención por parte del estudiante para fortalecer su aprendizaje a través de los grandes aportes que el maestro, el docente o el educador, les brindará para definir responsabilidades, fijadas por éste y resolver situaciones planteadas tanto dentro como fuera del ambiente educativo, las cuales estarán enmarcadas en los procesos educativos que se planteará a lo largo del proceso de formación de este educando.

En este sentido, Suarez, Reinaldo (2007), define la educación, como :

un procesos que termina con la “madurez” del individuo; es obra de la escuela y de la familia…para otros viene a representar un proceso permanente, obra de la sociedad, que dura tanto como nuestra existencia, como seres inacabados que somos, para otros que son como transmisión de conocimientos y valores.

Definición ésta, que está sujeta a cualquier discusión, puesto que presenta ambigüedades que no permiten desmembrar la concepción propia del principio de educar, porque partimos del principio de igualdad de oportunidades en los procesos de formación, porque educamos con calidad, calidez y con amor, siendo educadores, maestros o docentes.

Porque el maestro, el docente o educador ¡no nacen solamente! Y seria una locura construirlo porque no habría suficiente madera, cabillas y cemento para tal envergadura. Y explicar ésta aseveración sería a mi modo de ver una aberración pedagógica, entiéndase por ésta, la falta de atención del los padres para con los niños sobre la conducción de éstos a la escuela, es decir, el guiar a sus niños y niñas, en otras palabras, unir el aceite y el vinagre, es como separar al niño de la escuela y de sus padres.

Puesto que no se es maestro cuando se enseña lo conocido, se es maestro, cuando hay dirección de una realidad o de un proceso, se es maestro cuando se enseña lo desconocido, se es maestro cuando se enseñan las vivencias, se es maestro cuando se enseña la sabiduría y la experiencia.

Por tanto no se es docente cuando nos dedicamos a manifestar constantemente las fallas del Sistema Educativo y las carencias de nuestros educando, se es docente, cuando nos dedicamos extremada e incansablemente a la práctica profesional de la enseñanza, representando y fortaleciendo con propuestas educativas para mejorar el Sistema Educativo Venezolano.

Por lo tanto, no se es docente cuando nos dedicamos a acciones inherentes al cargo, somos y seremos docentes,

...

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