MI PAPEL COMO GARANTE DE LA EDUCACION

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PRESENTACIÓN

El presente ensayo está elaborado a raíz de la revisión de diversos documentos en torno al tema central de “El derecho humano de una educación de calidad”, el cual el análisis y reflexión generados en el seminario dan pie a escribir sobre  mí experiencia. Desde mi ser docente y como persona, tengo un papel fundamental en mi escuela como garante de los derechos humanos tanto de mis alumnos como del personal docente que están a mi cargo. Y desde mi quehacer, soy una gestora de procesos de enseñanza-aprendizaje y como tal debo preservar tales derechos, quisiera centrar el trabajo en esta ocasión específicamente en la reflexión en dos aspectos relevantes de los derecho de los niños, por una parte en sus procesos de enseñanza-aprendizaje y por el otro la omisión de  cuidados.

Desde el contexto nacional e internacional, existen diferentes estrategias para desarrollar la educación en derechos humanos en ámbitos escolares. Algunas de estas estrategias que considera la Organización de las Naciones Unidas en su Declaración de los derechos humanos son: La incorporación de la enseñanza de los derechos humanos en las leyes nacionales en las que se regula la educación que se imparte en las escuelas.  El proceso de enseñanza-aprendizaje en este contexto, vamos a entenderlo como la posibilidad que tienen los  docentes de enseñar temas relacionados con derechos humanos, pero además, tienen la oportunidad de aprender de otros.  Espacio escolar garante de derechos La inclusión de la capacitación sobre los derechos humanos y las metodologías didácticas y los casos de omisión de cuidados en perjuicio de nuestros menores en el jardín de niños  son recurrentes, por lo que ante esta situación la dirección de Prevención Social de la Secretaría de Seguridad Pública del Municipio de Rosarito en demanda de acciones generadas a nivel Estado, a través de la oficina de Trabajo Social, emitió recomendaciones y medidas de seguridad para evitar la comisión de este delito.

DESARROLLO

A lo largo del tiempo, la concepción de la infancia se ha transformado,  se tiene conocimiento pleno de sus derechos y sus garantías, sin embargo, siempre seguirán siendo un sector de la sociedad vulnerable y vulnerada en sus derechos. Comprender que los niños, niñas son sujetos de derecho, que son personas en desarrollo y que sus vidas dependen  de sus familias, el Estado y la sociedad  es la única forma de respetar y hacer respetar sus derechos. Se trata de concebir a los niños, niñas como sujetos y no como objeto de posesión, ya que esto último conduce fácilmente a hacer uso de ellos. La sociedad ha utilizado y utiliza la infancia como engranaje de reproducción social, como fuerza de trabajo, como descarga de tensión de los adultos, como espectáculo, consumidor, mercancía, como instrumento de violencia.

 Cómo menciona Becher de Goldberg, 1985. “ Los niños, niñas y adolescentes son: sujetos de derecho;  personas en desarrollo que atraviesan etapas sucesivas con necesidades específicas;  personas en relación con otros: la familia, el Estado y la sociedad”.

La escuela es una de las instituciones fundamentales de la infancia. Educar es enseñar, informar, formar; es preocuparse por la integridad de la infancia, y también velar por que sus necesidades básicas resulten satisfechas. Cómo ningún otro espacio, la escuela reúne condiciones especiales para la detección y derivación de maltrato, por diversas razones:

1. Es un espacio de vida en el que niños, niñas  permanecen varias horas, en el que se construyen vínculos entre docentes y alumnos que hacen posible el aprendizaje, y relaciones basadas en la confianza.

2. Es un ámbito que contiene, que favorece el arraigo y el sentimiento de pertenencia. Por ello, se “dejan ver y oír” muchas situaciones que no se originan en la escuela. Es allí donde el niño las comunica, las muestra con diferentes lenguajes –a veces más comprensibles, a veces más cifrados– mediante la palabra, la conducta, las producciones, los juegos.

3. La permanencia cotidiana de los niños en la escuela permite observar su desarrollo, apreciar cambios en el aspecto físico, en el carácter y en la conducta; cambios que pueden constituir señales de que “algo está pasando”.

4. La escuela se mantiene en contacto frecuente con las familias, lo que en muchas ocasiones puede franquearle el acceso a ellas.

5. Es un ámbito en el que la palabra tiene un lugar destacado, lo que le permite crear condiciones que facilitan a los niños, las niñas y los adolescentes comunicar y expresarse con la certeza y la esperanza de ser escuchados.

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