MI PROPIA CONFESIÓN DE FE
Enviado por Pedro Villatoro • 3 de Junio de 2016 • Práctica o problema • 1.192 Palabras (5 Páginas) • 182 Visitas
MI PROPIA CONFESIÓN DE FE
BASADA Y SUSTENTADA BÍBLICA Y TEOLÓGICAMENTE[1]
Con respecto a lo que es el Ser Humano.
De acuerdo a las Escrituras, el ser humano fue creado por Dios[2] y sigue siendo su criatura. Fue creado en perfección y llegó a tener una comunión íntima y maravillosa con su creador para disfrutarlo a él. Todo lo creado quedó bajo su dominio, para su propio beneficio y para la gloria de su Padre. Siendo creado de manera sin igual, a la imagen de Dios, en sabiduría, justicia y amor, lo tenía todo.
Sin embargo, cayó en desobediencia y desconfianza, y el pecado se apoderó completamente de él, dejándolo muerto en su relación con Dios. Aún cuando vemos que existen acciones, pensamientos y sentimientos buenos en él, su corazón y su voluntad están inclinados hacia el mal y no hacen, en sus “bondades”, sino alejarse y esconderse más de su creador. Confían en sí mismos y viven para sí mismos, y no para Dios, ni para honrarle y darle gracias, sino para cultivar su propia vanidad y cosechar su propia desgracia. El ser humano ha destruido todo lo que él recibió en perfecto estado, y por ello, por su estado de pecado y su continua terquedad, se destruye a sí mismo. Mata, roba, destruye, miente, se esconde y niega la verdad. No existe salida para él. Ya lo ha buscado en la religión y lo sobrenatural, la ciencia y la tecnología, la filosofía y el poder… Pero No, no existe nada que lo pueda salvar de esta angustiante muerte, a menos que venga de aquél que lo creó. Solamente Dios, el Dios vivo y verdadero, puede salvarlo.
Sobre lo que Dios ha revelado de sí mismo.
Y este Dios vivo y verdadero que existe es el creador de todo. Lo hizo con un propósito. Creó al ser humano, hombre y mujer, para disfrutarlo. Al crear, no se olvidó de su obra, sino que continuamente la cuida, la protege, la mantiene y la renueva, y nada ocurre sin obediencia (cumplimiento) a su voluntad. Sin embargo, esa comunión original, que existía entre Dios y los seres humanos, quedó rota y deshecha a causa de la desobediencia de ellos y de todos nosotros. Mas nuestro creador, de la situación tan desesperante de la humanidad -que hoy en día seguimos viendo-, no se olvidó de nosotros, ni nos dejó a la aniquilación (destrucción) justa que nuestra propia desobediencia merecía, sino que entabló una relación salvadora con la humanidad caída, con la promesa de un redentor.
Por eso, estableció un Pacto o Alianza, una relación que Dios mismo buscó, no por necesidad u obligación moral, sino por puro gusto, por pura gracia. Dios no necesita de nada, y por tanto no busca a los seres humanos para algo que él requiera o que no pueda hacer por sí mismo. Si él lo ha hecho todo, y si todo por él subsiste, nada podemos nosotros hacer por él o para él. Entonces, ¿para qué acercarse a nosotros? Para que nosotros lo disfrutemos y nos alegremos de ser suyos. Y ¿cómo lo ha hecho?
De acuerdo a las Escrituras, lo hizo por medio de su Hijo Eterno encarnado y hecho hombre, Jesús el escogido (Jesucristo). Él ha manifestado la voluntad de Dios de manera perfecta, y en su vida de poder, su muerte sacrificial y su resurrección gloriosa, hallamos la plena salvación de todos nuestros pecados al creer y confiar en él. Aunque esta obra (la fe en Cristo) es exclusiva del Espíritu Santo (porque en nosotros es una imposibilidad por nuestros pecados), al creer y confesar a Jesucristo somos integrados al cuerpo visible de la Iglesia[3], donde seguimos nuestro crecimiento y desarrollo en el conocimiento de la voluntad de Dios. A pesar de esto, nosotros seguimos siendo pecadores y sujetos a las fallas de nuestra naturaleza; pero la justicia de Cristo, y solamente ésta, nos puede asegurar la paz eterna con Dios, que podemos comenzar a disfrutar desde este momento, pero que será hecha perfecta cuando el tiempo llegue a su fin, y la promesa de la gloria eterna se manifieste, cuando Jesucristo venga por segunda y última vez.
...