Manipuladores De Alimentos

Definiciones:

 Manipulador de alimentos: “toda aquella persona que por su actividad laboral tiene contacto directo con los alimentos durante cualquier fase de su elaboración”.

 Manipuladores de mayor riesgo: “aquellos manipuladores cuyas prácticas puedan ser determinantes en relación con la seguridad y salubridad de los alimentos, entre ellos se incluyen los que participan en elaboración y venta de comidas preparadas”.

Requisitos de manipuladores:

1) Tipo de formación:

o Formación en materia de higiene alimentaria.

o Conocimiento y cumplimiento de las instrucciones de trabajo de la empresa.

2) Forma de trabajo:

o Cumplir normas de higiene en cuanto a su actividad, hábitos y comportamiento.

Las normas de higiene son:

- Grado elevado de higiene personal.

- Vestimenta limpia y de uso exclusivo.

- Utilizar cuando proceda ropa protectiva (cabezas) y calzado adecuado.

- Cubrir cortes y heridas con vendajes impermeables de un solo uso.

- Lavarse manos con agua caliente y jabón o un desinfectante autorizado, tantas veces como lo requiera las condiciones de trabajo, siempre antes de incorporarse al trabajo y tras de cualquier ausencia, y también después de realizar una actividad ajena a su cometido.

- Durante el ejercicio de su actividad los manipuladores no deben realizar ninguna actividad causa de contaminación (fumar, comer en el puesto de trabajo, estornudar o toser sobre los alimentos, mascar chicle, etc).

- No llevar efectos personales que puedan entrar en contacto directo con los alimentos (anillos, pulseras, relojes, etc).

- No se debe permitir que manipuladores que manifiesten cualquier síntoma de enfermedad cutánea, respiratoria o digestiva, sobre todo de tipo infeccioso, desempeñen su trabajo normal.

Control de los manipuladores y su formación:

La autoridad competente (comunidad autónoma) tiene que aprobar y controlar los programas de formación de manipuladores y verificar que los manipuladores aplican los conocimientos adquiridos.

Los responsables de formación de las empresas, deben disponer de la documentación que acredite los programas impartidos, la periodicidad y la supervisión de las prácticas.

Las empresas que no pueden asumir la formación deben recurrir a entidades autorizadas, aunque también puede realizarse por las autoridades sanitarias.

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