ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Masoneria


Enviado por   •  12 de Junio de 2012  •  2.516 Palabras (11 Páginas)  •  613 Visitas

Página 1 de 11

QUÉ ES LA MASONERÍA?

La masonería es una orden iniciática que pretende la evolución ética, moral y espiritual de sus miembros. En la búsqueda de esta evolución, la masonería descansa en la investigación de la verdad, la práctica de la solidaridad, el estudio de la moral y el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad. El término iniciático se refiere a la esencia del reconocimiento de un tipo de vida, reflexión personal y experiencia. Los masones reconocen a un Ser Supremo, al que denominan Gran Arquitecto del Universo, y sustentan los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad. No admiten más diferencias entre los hombres que las que se derivan de sus méritos y no rechazan a nadie por sus creencias u opiniones. Se reconocen entre sí como Hermanos. Se deben ayuda y asistencia, teniendo la obligación de practicar la solidaridad humana. Respetan la opinión ajena y defienden la libertad de expresión. Aman a su patria, respetan la ley y la autoridad legítima del país en que viven y en el que se reúnen libremente. La masonería exalta la tolerancia, rechaza radicalmente el dogmatismo y el fanatismo y aleja de sus templos las discusiones de política partidista y religión.

DOMINGO 11 DE OCTUBRE DE 2009

EL TESTAMENTO MASÓNICO

El nuevo nacimiento o regeneración ideal que indica, en todos sus aspectos, el cuarto de reflexión, tiene finalmente su sello y se concreta en un testamento, que es fundamentalmente una atestación o reconocimiento de sus “deberes”, o sea de su tríplice relación constructiva, con el principio interior (individual y universal) de la vida, consigo mismo como expresión individual de la Vida Una, y con sus semejantes, como expresión exterior de la Vida Cósmica.

Se trata de un testamento iniciático, muy diferente del testamento ordinario o profano, en cuanto éste es una preparación para la muerte, mientras el testamento simbólico que se le pide al recipiendario, antes de ser admitido a las pruebas, es una preparación para la vida –para la vida nueva del Espíritu a la cual tiene que renacer.

Muerte y renacimiento son, en realidad, dos aspectos íntimamente enlazados e inseparables de todo cambio que se verifica en la forma y expresión, interior y exterior, de la Vida Eterna del Ser. En la economía cósmica, e igualmente en la vida individual, la muerte, cesación o destrucción de un aspecto determinado de la existencia subjetiva y objetiva, se acompaña constantemente con una forma de nacimiento. Así pues, sólo en apariencia los consideramos como opuestos de la vida, o como su principio y fin, mientras indican, simplemente, un cambio o transformación, y el medio en el cual se efectúa un progreso siempre necesario, aunque la destrucción de la forma no sea siempre su condición indispensable.

Como emblema de la muerte del hombre profano, indispensable para el nacimiento del iniciado, el testamento que hace el candidato es un testamento del cual él mismo será llamado a convertirse después en el ejecutor, un Programa de Vida que deberá realizar con una comprensión más luminosa de sus relaciones con todas las cosas.

La primera relación o “deber” del testamento es la del propio individuo con el Principio Universal de la Vida, una relación que tiene que reconocerse y establecerse interiormente, y no sobre la base de creencias o prejuicios, ya sean positivos o negativos. No se le pregunta al candidato si cree o no en Dios, ni cuál sea su credo religioso o filosófico; para la Masonería todas las “creencias” son equivalentes, como otras tantas máscaras de la Verdad que se encuentra detrás o bajo de la superficie de ellas y sólo a la cual aspira a conducirnos.

Lo que sí es de importancia vital es nuestra íntima y directa relación con el Principio de la Vida (cualquiera sea el nombre que se le dé exteriormente y el concepto mental que cada cual pueda haberse formado o formarse del mismo), una relación que se establece en la conciencia, por encima del plano de la inteligencia o mentalidad ordinaria, siendo sólo directamente en ella donde puede manifestarse aquella Luz “que ilumina a todo hombre que viene a este mundo”.

La conciencia de esta relación, que es Unidad e Individualidad, se traduce en el sentido de la primera pregunta del testamento: “¿Cuáles son vuestros deberes hacia Dios?”. La segunda: “¿Cuáles son vuestros deberes hacia vos mismo?”, es la consecuencia de la primera. Habiéndose reconocido, en lo íntimo de su propio ser, en aquella soledad de la conciencia que está simbolizada por el cuarto de reflexión como una manifestación o expresión individual del Principio Universal de la Vida, el candidato está llamado a reconocer cómo su vida exterior se halla íntimamente relacionada con lo que él mismo es interiormente, y cómo con la comprensión de esta relación tiene en sí el poder de dominarla y dirigirla constructivamente.

El hombre es, como manifestación concreta, lo que él mismo se ha hecho y se hace constantemente, con sus pensamientos conscientes y subconscientes, su manera de ser y su actividad. Y su primer deber para consigo mismo es hacerse y llegar a ser una siempre más perfecta expresión del Principio de Vida que en él busca y encuentra una especial, diferente y necesaria manifestación, deduciendo o sacando a la luz del día las posibilidades latentes del Espíritu, aquella Perfección que existe inmanente, pero se manifiesta en el tiempo y en el espacio, en la medida del íntimo reconocimiento individual.

En cuanto a los deberes hacia la humanidad, representan un sucesivo reconocimiento íntimo que es complemento necesario de los dos primeros: habiéndose reconocido como manifestación individual del Principio Único de la Vida, y sabiendo que él es por fuera lo que es y se hace por dentro, debe acostumbrarse a ver en todos los seres otras tantas manifestaciones del mismo Principio; de este reconocimiento brota como consecuencia necesaria cuál ha de ser su deber o relación hacia la humanidad, que no puede ser otra cosa que la fraternidad.

La comprensión de esta triple relación es el principio de la iniciación, el inicio efectivo de una nueva vida, el testamento o don que se lega a sí mismo, preparándose para ejecutarlo: la preparación necesaria para los viajes o etapas sucesivas de progreso que le esperan.

De: “LA INICIACIÓN SIMBÓLICA”

Por: MAGÍSTER

Emilio García Gómez

El Rito Escocés

Según el historiador de la Francmasonería Albert Mackey, el siglo XVIII vio actuar a un tal Chevalier Ramsay, presbiteriano escocés educado en la universidad de Edimburgo y apóstata protestante cuando decidió abrazar la iglesia de Roma. La huída de Jacobo II a Francia le hizo marcharse también

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (16 Kb)
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com