NOVELA LA NEGRA
Enviado por yelitgres • 10 de Junio de 2014 • 7.947 Palabras (32 Páginas) • 296 Visitas
(La Negra acostada en la parte baja de la litera, tiene un plato de peltre y una cucharilla la cual golpea insistentemente. Después de un rato llega Matute. Trae una bolsa con comestibles, el periódico y una bolsa más pequeña con soldaditos de juguetes).
MATUTE: (después de verla largamente golpear insistentemente al plato con la cucharilla). Ya, Negra... ya. Ya Llegue... ya llegue. (Va rápidamente hacia la cocina y echa los espaguetis que trae en la bolsa a una olla que hierve). Al portugués lo robaron otra vez. Le abrieron un boquete en la parte de atrás de la bodega, grandísimo. (Busca un frasco con pastillas. Saca de la nevera un jugo de naranja. La Negra vuelve a golpear el plato). ¿Desayuno? No, Negra, almuerzo. Almuerzo de una vez. (Le lleva la pastilla, el jugo y con mucho cuidado la levanta un poco). Toma... tomate la pastillita con este jugo y... con eso te aguanta. (Ella lo hace. El la vuelve acostar. Matute va y lava el vaso). Esta es la quinta vez que roban al portugués. Dice que está pensando regresarse otra vez para Madeira. Le tuve que escuchar todo el cuento. (La Negra golpea suave el plato con la cucharilla). No, Negra no lo he leído todavía. (Matute toma una lata de insecticida y va hacia un locker donde guarda varias armas largas. Toma un revolver, lo observa molesto, se lo guarda al cinto y hace cortas rociadas con el insecticida en la parte baja del locker). Esas chiripas no respetan nada la culata del fusil tenía cuatro huevos de cucarachas, en línea, uno tras otros. (La Negra golpea el plato con insistencia). Ya... ya te lo leo. (Guarda el insecticida. Se lava las manos. Toma el revólver lo coloca sobre la mesa. Va hacia La Negra, debajo de la cama saca una silla de ruedas pintada en verde oliva. La sienta y la lleva a la mesa. Toma el periódico y comienza a leerlo para sí. Ella golpea molesta). Ya... ya. Está bien. (Lee). Ha fallecido cristianamente la señora Mariana de Rojas. Mariana de Rojas... ¿la conoces? (La Negra da un golpe seco con la cucharilla a la silla de ruedas). Yo tampoco. (Vuelva a leer). Petróleos de Venezuela cumple con el penoso deber de participar... tal y que se yo... Crisanto Mata... ¿Crisanto Mata? (La Negra da dos golpes secos con la cucharilla a la silla de ruedas). Ni idea... (Matute se queda mirando fijo al periódico. La Negra se interesa, golpea suave. Vuelve a golpear insistentemente. Silencio. La Negra da cuatro golpes rápidos la cucharilla a la silla de ruedas). El mono, Negra. (La Negra da un golpe seco con la cucharilla al plato de peltre). El Mono González. (La Negra da dos golpes secos con la cucharilla al plato de peltre). Aquí esta clarito... Mayor retirado... (Para si). Retirado... (Algo molesto). Retirado... retirado... con esa palabrita lo arreglan todo. (Quedo). Retirado. (Golpes). Desde Ramo Verde. (Golpes). Fue mi instructor de tiro con el F.N. 30. El F.N. 30 jugó un gran papel en la Segunda Guerra Mundial. (Se dirige a los espaguetis que se cocinan. Los mueve. Comienza a prepararlos). El secreto de la pasta al dente esta en pasarla por agua fría. Luego se escurren y les echas una pisca de sal... y una pisca de azúcar... y... y es un fusil muy noble que resiste las inclemencias del tiempo. Nunca se te traba con las armas automáticas, es parte de tu cuerpo, es tu segunda madre, te dicen en el Cuartel, es después de escurridos que le echas salsa de tomate en botella... es después que duermes día y noche con él, que te bañas con él, que te golpean con él, si un Oficial, cuando estas descuidado. Logra quitárselo, es en ese momento que entiendes que el fusil y tu, son una misma persona, que tu vida es el ánima del cañón, que tu hembra es la culata, que después de la salsa de tomate en botella, viene la mayonesa en botella, el puñito de queso blanco rayado y.... y la rabia, Negra, la rabia de no tener más que esto para comer sin salirse del presupuesto de la pensión, la rabia de que tu fusil sigue ahí, sin canas... que la mira... el gatillo... el percutor, el guardamontes, el alza del cerrojo, el guardamanos, el punto de mira y la abrazadera, no tienen nada que ver con la Pasta Milani, la más barata, con... con rabia, el fusilazo, la rabia, el futuro al dente con Mayonesa y salsa de tomate y puñito de queso que se acaba poco a poco y entonces, ese maldito fusil, no era tu patria, ni tu madre, ni tu familia,. (Se escuchan disparos y sonidos de sirenas en el exterior. Matute se tira al suelo. Se arrastra hasta llegar a la ventana. Mira con cautela por allá). Tranquila, Negra. No te asustes. (Observa). Son los encapuchados otra vez. (Pausa corta). Aquí siempre se vive un cuartelazo. (Pausa). Ya paso. (Sirve los espaguetis y los coloca en la mesa. Acerca más a la Negra. Le pone un tenedor en la mano). Estos gobiernos, Negra, estos gobiernos, les falta mano dura. (Le toma la mano que sostiene el tenedor). Come, Negra, come. (La Negra, con muchísima dificultad, comenzara a comer. Se ensuciara la cara, caerán espaguetis sobre la mesa. Matute ve hacia el escaparate, saca una gorra de militar y se la pone. Disfruta mirándose al espejo). ¿Qué tal me veo? (se observa con gozo). Pepeadito, sí señor. Con esta gorra me conociste. Pepeadito, de punta en blanco, con el uniforme recién planchadito, botas pulidas, la cara rasurada, suavecita, como nalga de muchachito chiquito. ¿Por qué quieres olvidarlo Negra? Yo no lo digo por ofenderte. A mí nunca me importo que fueses una mesonera. Nunca. (Golpes). Si. Ya sé, los hacías por Freddy, por tu hijo. Bueno, eso no importa ya. (La Negra golpea con el tenedor en la mesa, molesta) te juro que era la primera vez que iba a ese sitio. (La Negra golpea con el tenedor en la mesa. Interesada). ¡Ah!, ese día fui al Pasapoga porque... bueno... Chacón ya era Sargento, y ya tenía una casita en el Valle. (Sonríe). Un matadero, más bien. (Golpes). Que hay llevaba sus chances, Negra sus queridas. Le iba bien a Chacón se había comprado un Studebaker. (Pausa Corta). Me dijo: “vamos a dar una vuelta Matute”. Yo no quería, yo no quería... pero era pleno Carnaval y... y no ve vasa decir que alguna vez en este país, mejores carnavales que los de mi General Marcos Pérez Jiménez. “Vamos, Matute, anímate, vamos a levantar unos culos”. (La Negra golpea un plato de espaguetis molesta). No así, hablaba Chacón, Negra. Y fíjate, te conocí. (Ríe). ¿Te acuerdas? Chacón me dijo: “mira esa morena que te está viendo, Matute”. ¿Tú crees, Chacón? ¿Tú crees? “Claro. Échale la caballería encima”, (La Negra golpea suave, extrañada, el plato). Es una expresión de combate, Negra. (Pausa corta). Me acerque y... te hacías la difícil. (La Negra golpea, triste la silla de ruedas). Yo se que eres una mujer decente. Yo lo sé. Si no, no me hubiese casado contigo. (Transición). Mire señorita, hace rato que la estoy observando y me parece que usted es la que debería ser la Reina del Carnaval. Más
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