NUTRICIÓN ÓRGANICA

Cambio de Hábitos Alimenticios: Éste Es Un Camino

Cambiar nuestra alimentación por una nueva alimentación más natural y orgánica, sin carnes con grasas saturadas, sin agroquímicos, sin pesticidas, sin azúcar refinada, sin lácteos, sin hormonas, sin vitaminas y minerales agregados sin estudios previos, sin que seamos conejitos de India para la industria alimenticia, es lo que les propongo para hacer un salto en nuestra calidad de vida.

Los alimentos que se consumen a diario no son sanos a pesar de que el aspecto así lo indique. Por ejemplo, las verduras y frutas están llenas de funguicidas que las terminamos poniendo en nuestro cuerpo. Los animales son alimentados con alimentación balanceada que contiene hormonas para acelerar el aumento de peso, grasas saturadas, alimentos con pesticidas, vitaminas y minerales agregados, etc. Todo esto no es natural.

¿Saben ustedes los problemas que traen los lácteos? Se han hecho estudios y los especialistas dicen que hay relación entre el consumo de leche y la diabetes, así también con algunas alergias y problemas digestivos (1) (4).

Las harinas blancas enriquecidas no tienen nutrientes y generan dependencias. El consumo hace que su cuerpo grite mientras viaja en la montaña rusa del azúcar, por tremendas bajadas y subidas. Las harinas blancas también engordan, no así las harinas integrales ya que se tarda mas en asimilarlas, con el consiguiente gasto energético en procesarlas y su aporte nutricional que es completo y natural (2).

El azúcar refinado es uno de los alimentos más venenosos que consumimos. Se pone en muchos alimentos. Los estudios dicen que el azúcar no aporta nada, dado que es solo energía instantánea que solo genera dependencia, engorde y cambios en el comportamiento de las personas. El azúcar blanca refinada no es un alimento, es una sustancia química pura, extraída de fuentes vegetales, más pura de hecho que la cocaína a la cual se parece en muchos aspectos. Su verdadero nombre es sucrosa o sacarosa, y su fórmula química es C12H22O11. Tiene doce átomos de carbono, veintidós de hidrógeno y once de oxígeno y absolutamente nada más que ofrecer. El azúcar refinada no tiene vitaminas, no tiene minerales útiles, no tiene enzimas, no tiene microelementos, no tiene fibra, no tiene proteínas, no tiene grasas y no es de ningún beneficio en la alimentación humana (3) (4).

La propuesta que les estoy haciendo es la de comenzar a cambiar, sé que no es fácil, pero vale la pena el esfuerzo. Es el camino indicado para que tengamos una vida con mas salud y bienestar. Por otro lado, esta alimentación tiene mucho que ver con el medio ambiente. Al alimentarnos con verduras y frutas sin agregados ni pesticidas ayudamos a tener un suelo sano y, por consiguiente, napas de agua mas limpias. Es todo un circulo que se va a generando y con el beneficio para todos.

El camino para comenzar es ir haciéndolo de a poco. Es un proceso lento en el cual vamos incorporando de a poco harina integral, arroz integral, harina de maíz, sésamo, almendras, pollo orgánico, pescados y mariscos, verduras y frutas orgánicas, etc. Este proceso puede durar desde semanas hasta meses, lo importante es ser constante y siempre ir avanzando y desplazando los alimentos que nos hacen mal.

Puedo decirles también que no sólo van a ganar salud, sino que se van a convertir en verdaderos cocineros especialistas. Les aseguro que todos los días van a aprender algo nuevo. ¡Es un mundo nuevo de sabores, texturas, olores y colores que vale la pena transitar!

Algunos consejos breves:

• Reemplazar el azúcar por stevia, miel de arroz, miel de agave

• Stevia: Buscar la marca Dulcevia (La venden en Bulnes 1869)

• Reemplazar la leche por leche de almendra, o leche de algún cereal

• Reemplazar las carnes de vaca, chancho, cordero por pollo orgánico o pescados y mariscos

• Reemplazar la harina blanca por harina integral de trigo, los panes son mucho más ricos y saludables que los de harina blanca.

• Si tienes que hacer salsa blanca, hazla con harina integral, aceite de oliva, leche de almendras o caldo natural, sal marina, nuez moscada y pimienta negra recién molida. Sale muy rica también, ¡compruébalo!!

• Consume preferentemente aceite de oliva orgánico. Reemplazalo en todas las comidas. Se puede conseguir en bidones de 5 litros a precios más económicos.

• En lugar de queso rallado, a las pastas puedes agregarles gomasio (sal de sésamo)

• Cuando quieras untar algo, en lugar de quesos untables, puedes hacer una pasta de sésamo (Tahine) es muy rico, queso, semillas de girasol o humus.

• Si consumes mermeladas, compra las que son orgánicas con azúcar orgánica, stevia o con mosto de uva.

• Siempre trata de comprar productos orgánicos, ya hay muchos emprendimientos que reparten a domicilio verduras y frutas de estación.

• Come sólo huevos orgánicos y si puedes sólo come la clara.

Introducción a los alimentos orgánicos

Existe en la actualidad un creciente interés en el consumo de alimentos "sanos", es decir, alimentos que se obtienen a través de métodos de producción "limpios", sin el uso de pesticidas, fertilizantes sintéticos, etc.

Este método de producción orgánica, beneficia tanto a productores como a consumidores. Los consumidores obtienen beneficios al consumir productos naturales, con un alto valor nutritivo y además, libres de químicos. Para los productores el beneficio proviene de la reducción de la contaminación en sus tierras, lo que se ve traducido en un aumento de la rentabilidad de la propiedad combinada con una extensión en la vida económica de la misma. Otro aspecto a tener en cuenta es el creciente mercado que poseen estos productos, pero para ingresar en ese mercado es necesaria una acreditación que indique que el producto es orgánico. Esta acreditación se obtiene a través de Certificadoras, estas ultimas son empresas que se dedican a evaluar periódicamente (el intervalo de tiempo depende del producto en particular), si la producción sigue las normas establecidas respecto a la producción orgánica. El ingreso a estos mercados asegura un alto precio por los productos comercializados lo que compensa la inversión realizada en el momento de establecer y mantener un cultivo

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