Obra
Enviado por subeidys • 18 de Marzo de 2014 • Tesis • 4.012 Palabras (17 Páginas) • 205 Visitas
OBJETIVO
Mostrar las diferencias entre el ambiente académico de un liceo y el de una Universidad, en cuanto a las relaciones sociales y al nivel de responsabilidad del estudiante
1.1 La transición de un sistema a otro. Período de adaptación. Procesos internos que se activan en el estudiante al ingresar a la UNEFA. La responsabilidad. El desenvolvimiento en un nuevo grupo social.
La transición de un sistema a otro
Tomado con fines didácticos: http://www.rau.edu.uy/fcs/soc/curriculums/AMarrero/publicaciones%20Adriana/EDUCACION_MEDIA_Y_SUS_TRANSITOS/DEL_BACHILLERATO_A_LA_UNIVERSIDAD.PDF
DEL BACHILLERATO A LA UNIVERSIDAD. RUPTURAS Y CONTINUIDADES. EXITOS Y FRACASOS .Dra. Adriana Marrero
El fenómeno de la masificación ha sido recurrentemente señalado como uno de los principales factores que favorecen el fracaso y la deserción durante los primeros años de estudios universitarios. En un momento biográficamente crucial, como es el del ingreso a niveles terciarios, la enseñanza masiva enfrenta al joven con nuevas reglas de interacción que, si bien marcan diversas rupturas para todos los estudiantes, operan diferencial y contextualmente sobre aquellos menos preparados para hacerles frente, lo que se traduce en una deserción tan prematura como socialmente sesgada. En este contexto, el capital cultural del joven y su situación social de origen, sus hábitos de trabajo y autodisciplina, su tesón o su disponibilidad de tiempo y energía, contribuyen en parte a amortiguar los efectos negativos de la masificación y el anonimato, manteniéndolo dentro del sistema universitario y favoreciendo sus probabilidades de egreso. Dentro de este complejo panorama, nos interesa enfocar la problemática del fracaso y la deserción desde la perspectiva de la articulación entre los niveles secundario y terciario de enseñanza. Sobre todo, si consideramos el carácter marcadamente propedéutico que los estudios de bachillerato han tenido tradicionalmente.
1.1 Los temores y las realidades
En esta investigación formulábamos la hipótesis según la cual, el cumplimiento de los objetivos del bachillerato es, efectivamente, deficitario en las dos grandes áreas que toda educación de calidad debería razonablemente cubrir: 1) en la transmisión de un cuerpo de conocimientos básico, tal vez no de enorme amplitud pero sólido, que asegure al egresado el ejercicio competente de destrezas lógicas y lingüísticas; y 2) en la habituación a estilos y ritmos de trabajo sostenidos, razonablemente exigentes de acuerdo al nivel y con una orientación preferentemente crítica. De ser así, estas carencias podrían constituir factores suficientemente poderosos como para explicar al menos una parte del fracaso o la deserción estudiantil en los primeros años de estudios universitarios. Nivel que, por otra parte, siguen sosteniendo para sí la pretensión de alta calidad, criticidad, y elevados niveles de exigencia.
1. Temor al salto que supone pasar de un nivel a otro. Se incluyen aquí aquellos respuestas de estudiantes que sospechan que el bachillerato no los ha preparado adecuadamente para el nuevo nivel desde el punto de vista de los contenidos de los aprendizajes: “Pienso que en el bachillerato no nos preparan para entrar a la Universidad” (3fecon). Pero el salto del nivel no responde sólo a posibles carencias académicas. La diferencia entre pertenecer a un pequeño grupo de estudiantes en un instituto de enseñanza secundaria, cuyas normas se conocen ya bien, a ámbitos masificados en un ambiente universitario desconocido, es asimismo fuente de ansiedad: “El problema del futuro con respecto a la Universidad es el gran cambio acerca de la organización del liceo con respecto de la Universidad ” 4mder5
2. Temor a equivocarse en la carrera elegida.
De un modo menos manifiesto, se percibe la convicción de que será recién en la Universidad donde los jóvenes tendrán la oportunidad de tomar algún tipo de contacto con la realidad que les tocará vivir como profesionales en el área elegida. A modo de ejemplo:“Nos hacen elegir muy temprano cuando todavía la mayoría no tenemos claro lo que queremos, y esto hace que muchos nos equivoquemos” 4fder
1.2 Las fantasías y las realidades
La circulación de información acerca de las expectativas y realidades del mundo académico y profesional transita por circuitos relativamente cerrados y exclusivos, privando a la mayor parte de los jóvenes de una imagen realista y adecuada de los requerimientos futuros en estos dos ámbitos de actividad. La mayoría de los jóvenes, que por cierto no son hijos de profesionales o académicos, tienen grandes dificultades para formarse una idea acabada y realista de los estudios universitarios y la actividad profesional a la que tendrán que dedicar sus próximos años,y en caso de tener éxito, todo el resto de su vida. Constituye un desafío singular para los diferentes servicios universitarios, el detectar las imágenes previas que traen los estudiantes acerca de la facultad, la carrera, o la profesión, y procurar acercarles a una realidad que es, por lo menos diferente de lo que han podido imaginar jamás. Más difícil aún, cuando fue esa imagen no siempre acertada, y a veces idealizada, lo que llevó al joven a inscribirse en esa carrera y no en otra cualquiera. Frustrados o no, muchos jóvenes seguirán adelante., se adaptan a la nueva realidad educativa y buscan terminar su carrera, no importa cuántos años les insuma, porque además del rendimiento económico que poseen los títulos universitarios son, sobre todo en las repúblicas, una importante fuente de honor estamental. La cita de la obra de Florencio Sánchez aparece, entre los universitarios, una y otra vez; tener un hijo “Doctor”, importa. O, en las palabras más gráficas de un entrevistado: “como dijo alguien acá, en el país no existen títulos nobiliarios, pero existen títulos universitarios” (U3).
Todas estas distancias -que para no pocos jóvenes se agregan a la distancia geográfica respecto de sus hogares de origen, con el consiguiente sentimiento de soledad y desarraigo- se conjugan en estos primeros años con la despersonalización propia de las grandes organizaciones y con la anomia derivada del desconocimiento de las nuevas reglas de juego. Si las oficinas administrativas son poco eficientes en la transmisión de la normativa universitaria y los docentes son figuras demasiado lejanas a los estudiantes, los propios pares tampoco son buenos socializadores Ahora sí, tal vez hayamos podido delinear bastante bien la situación de un típico estudiante recién ingresado a la universidad; un estudiante, en definitiva, abandonado a sus propias fuerzas, y resistiendo, como puede la acción del primer tamiz no académico que opera dentro de la academia.
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