PEDAGOGÍA NATURALISTA
Enviado por xiomii • 21 de Octubre de 2013 • 1.960 Palabras (8 Páginas) • 752 Visitas
LA PEDAGOGIA NATURALISTA
ROUSSEAU
Juan Jacobo Rousseau es, como se ha dicho, una de las personalidades más salientes de la historia de la pedagogía. A diferencia de Comenio, Pestalozzi o Froebel, no fue propiamente un educador, pero sus ideas pedagógicas han influido decisivamente sobre la educación moderna. Nació en 1712, en Ginebra (Suiza), de una familia calvinista; su madre, hija de un pastor protestante, murió al nacer él; su padre era relojero y educó a su hijo de una forma bastante irregular, saturándole de lecturas, entre ellas los clásicos de Grecia y Roma, especialmente Plutarco, y muchas historias y novelas . Esto acentuó quizá su carácter sentimental y el temperamento exaltado que mostró toda su vida.
Obligado su padre a abandonar Ginebra, quedó a los 10 años a cargo de unos tíos, que encomendaron su educación a un pastor protestante, M. Lambercier, que vivía en el campo, y que le enseño algo de latín y otras materias. Vuelto a Ginebra, se puso a trabajar, primero con un notario y después con un grabador que le maltrataba frecuentemente. Su compensación fue como en su primera infancia, las lecturas. Cansado de esta vida difícil, a los dieciséis años de escapa de su ciudad natal y comienza una vida de vagabundo que dura varios años. En esa época conoció a madame de Warrens, que le convirtió al catolicismo y que ejerció una influencia decisiva en toda su vida. Después de resistir en varias ciudades de Francia, Italia y Suiza, ejerciendo las más diversas profesiones, se estableció en 1741 en Paris, donde vivió dando lecciones de música, componiendo algunas obras teatrales y copiando partituras. Allí entró en relaciones con algunos escritores y pensadores de la época, entre ellos Diderot y Condillac. Antes había sido preceptor de los hijos del preboste de Lyon, M. Mably, pero fracasó en esta labor. También había leído las obras de los escritores y educadores anteriores, sobre todo Montaigne y Fenelón, así como Locke y otros pensadores ingleses que ejercieron sobre él gran influencia. En Paris público en 1750 un Discurso sobre las ciencias y las artes, que él hizo famoso, y más tarde, en 1775, otros Discursos sobre las desigualdad de los hombres, que tuvo también una gran resonancia. Después de muchas vicisitudes, entre las que se cuenta su abjuración del catolicismo, se estableció en Montmorency, en el lago Leman, y allí escribió su célebre novela La Nueva Eloísa. Allí también escribió sus dos obras más famosas, aparecidas en el mismo año de 1762: El contrato social, que sirvió de inspiración a la Revolución Francesa, y el Emilio o de la educación, que ha inspirado a la pedagogía moderna. El Emilio fue condenado por el arzobispo de París, a causa del capítulo sobre el vicario Saboyano, de tendencia deísta, y lo mismo le ocurrió con los adictos calvinistas. Vuelto a su vida errante, se dirige, en 1765, a Inglaterra, donde el filósofo David Hume le ofrece asilo y con quien acaba riñendo. En 1770 retorna a Paris, enfermo, y continúa su vida solitaria y miserable, hasta que en 1777 acepta la hospitalidad del marqués de Girandín en Ermenonville, en cuya casa muere el 2 de julio de 1778, a los 66 años. Sus confesiones, obra autobiográfica también famosa, no se publicaron hasta después de su muerte entre 1781 y 1788. Rousseau había contraído matrimonio con su sirvienta, de la que tuvo cinco hijos, todo los cuales fueron enviados a un asilo. El carácter complejo y contradictorio de Rousseau lo ha expresado muy certeramente Lanson en estas palabras: “De su vida se desprende un alma cándida y cínica, íntimamente buena e inmensamente orgullosa, incurablemente novelesca, deformando todas las cosas para embellecerlas o envenenarlas, entusiasta, afectuosa, optimista al primer momento, y por reflexión pesimista, irritable, melancólico, enfermo y desequilibrado finalmente hasta la locura; un alma delicada y vibrante , expandida o marchita de un soplo, y de la cual un rayo o una sombra cambiada instantáneamente todo el acorde; de una potencia, en fin, de emoción , de una capacidad de sufrimiento que han sido dadas muy raramente a un hombre “. Pero sea cual fuere el juicio que nos merezca la personalidad de Rousseau, lo que nos interesa son sus ideas, su concepción pedagógicas, que han subsistido a través del tiempo con una gran vitalidad y frescura, como pocas veces ha ocurrido en la historia. Dado el carácter insistemático de las ideas de Rousseau, es muy difícil reducirla a unas pocas líneas. Sin embargo, a través de todas sus manifestaciones se perciben ciertas ideas esenciales, que vamos a tratar de exponer sintéticamente. Se ha dicho que la pedagogía de Rousseau es naturalista, que predica el evangelio de la naturaleza frente a la cultura y la sociedad. Y aunque hay mucho de verdad en esta calificación, no es toda la verdad. La naturaleza, en efecto, es lo primordial en la teoría de la educación rousseauniana; pero la naturaleza de interpreta en ella de diversos modos. Externamente, la naturaleza es lo apuesto a las convenciones sociales tan desarrollas en su época; es lo contrario de lo artificioso y mecánico; en este sentido. Rousseau busca al hombre primitivo, natural, anterior a todo lo social. Pero ello es sólo el aspecto externo, negativo de su concepción de la naturaleza. Lo primitivo y valioso en ésta es la naturaleza como equivalente a lo esencial del hombre, lo que tiene un valor sustantivo y permanente. En este sentido, hay que hablar del humanismo, más que del naturalismo, de Rousseau. Esa naturaleza humana ésta regida por leyes generales, racionales que se hallan por encima de todas las circunstancias históricas y sociales. “En el orden natural ___ dice al hablar de su Emilio ___ siendo todos los hombres iguales, su vocación común es el estado de hombre. Al salir de mis manos, no será,
...