Palabras Graduación

Queridos Bachilleres:

Hoy llegamos a un lugar donde el camino nos separa, y deberán seguir sin nosotros; todo este tiempo en nuestro Colegio termina en este día, y para ello hemos trabajado.

Me permito en estas últimas palabras dirigidas a todos ustedes dejarles algunas reflexiones que considero importantes.

Les toca salir a un mundo y a una sociedad fuertemente desesperanzada; no se dejen arrastrar por el pesimismo, por el contrario, desarrollen un espíritu de esperanza desde el esfuerzo firme y creativo.

Ernesto Sábato, al comenzar su libro titulado La resistencia, dice: «Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días». ¡Qué bueno sería poder comenzar cada día de nuestra vida con esta pequeña declaración de principios!

Por eso, no se lamenten, sino luchen con una confianza generosa, con un compromiso lleno de grandeza y de pasión por el bien. Recuerden que nunca faltan, en medio de la más espantosa oscuridad, semillas de grandeza y de verdad; sean ustedes aquello que es mandato evangélico: sal de la tierra y luz del mundo.

Crezcan en generosidad contribuyendo así a hacer de este mundo un lugar mejor.

Desarrollen actitudes y valores, como la compañía silenciosa y compasiva, la palabra que alienta, el abrazo que consuela, la paciencia que perdona, la disposición a compartir lo que se posee.

En definitiva, sepan que somos más persona cuando crecemos superando la mediocridad y la mentira, y empezamos a vivir en coherencia entre lo que creemos y lo que hacemos, entre lo que pensamos y lo que vivimos.

Sean testigos valientes y fervorosos de todos los valores que han recibido en sus hogares y en todos los años de Colegio.

Ustedes son depositarios de un tesoro que es la educación recibida, tesoro que los humaniza, les da verdaderamente vida y los orienta por el auténtico camino de los valores.

Cada uno de ustedes tiene la obligación ineludible, desde su propia realidad, de tratar de ayudar a dar respuesta a los grandes desafíos que la vida hoy les presenta; ahí es donde se juega el destino, no solo personal, sino de la sociedad y, fundamentalmente, el de nuestra patria.

Para poder realizar el cambio, deben comprometerse con convicción y decisión a dar lo mejor de cada uno, sobre todo, a través del trabajo o profesión que elijan.

Lo que ustedes estudien no solo debe ser a futuro una legítima forma de realización personal o un medio de vida, sino también un servicio al prójimo y a la sociedad, sociedad que de ustedes tiene el derecho de esperar mucho más que de otros teniendo en cuenta las múltiples posibilidades y recursos que les han sido dados gratuitamente.

Sean inclaudicables

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