Por Que Renuncia El Papa
Enviado por ferrucha • 25 de Febrero de 2013 • 1.890 Palabras (8 Páginas) • 758 Visitas
¿PORQUE RENUNCIO EL PAPA?
Más allá de las opiniones religiosas, es claro que la Iglesia está en medio de un sisma en donde Ratzinger puede ser visto como un Papa débil, harto de las intrigas de la institución a la que ha preferido decir hasta la vista.
Benedicto XVI vivió su papado a la sombra de su carismático antecesor, Juan Pablo II. No importaba que Ratzinger aprendiera idiomas o besara el suelo de cada lugar que visitara, su papado palidecería ante el hombre atlético, políglota, con don de gentes que fue Juan Pablo II.
Para algunos católicos la renuncia del Papa es una traición de Ratzinger. Si Jesús sufrió la crucifixión hasta el final, por qué Benedicto XVI no hace lo mismo. Jesús no se bajó de la cruz a la mitad; Juan Pablo II fue Papa a pesar de su edad avanzada y su cuerpo carcomido por la edad, por las exigencias del papado y por el atentado que sufriera años antes.
Lo que pudo haber pasado como un papado sin ton ni son hoy se ha convertido en un papado que será recordado por siglos. Ratzinger ha dejado marca por su renuncia al papado. Por ser el auténtico hombre desprendido de todo, incluso del aura y del poder y lujos que un papado conlleva. ¡Un conservador revolucionario! ¿Quién lo diría?
En su primer discurso como Papa en 2005, Benedicto XVI pidió a los fieles que rezaran por él para darle la fuerza requerida para que su nuevo pastor no huyera por miedo a los lobos.
Durante la misa que ofició por el miércoles de ceniza, el Papa habló de intrigas y divisiones en la Iglesia. Ahí Benedicto XVI afirmó que la “división en el clero” y la falta de unidad desfiguran a la Iglesia. Pidió por ello por la Iglesia “en este particular momento”. El Papa destacó la importancia del testimonio de fe y vida cristiana de cada uno de los seguidores de Cristo para mostrar la cara de la Iglesia y señaló que “muchas veces ese rostro aparece desfigurado”.
“Pienso en particular en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones en el cuerpo eclesial”. Y dijo también que “hay que vivir la Cuaresma de una manera intensa y en comunión eclesial, superando individualismo y rivalidades”. Incluso llegó a utilizar la palabra hipocresía para describir lo que rodea en estos momentos al Vaticano.
Ana Paula Ordorica
La última abdicación papal sucedió en 1415 cuando Gregorio XII renuncio para contribuir a la unificación de la Iglesia. Vale la pena destacar que dicha fecha pertenece al periodo conocido en la historia de la Iglesia Católica como el Gran Cisma de Occidente o Cisma de Aviñón en el cual varios papas se disputaron la autoridad pontificia entre 1378 y 1417. Gregorio XII ofreció su renuncia para abrir el camino a la elección de un nuevo papa que contara con el respaldo de todos los representantes de la Iglesia. Otros papas han renunciado, como fue el caso de Celestino V quien se escapó del Vaticano apenas 3 meses después de su elección, también Benedicto IX quien fue electo a la corta edad de 20 años en 1032 y le vendió su titulo de papa a su padrino el cual fue obligado a renunciar por razones obvias. Pero en contraste con estos casos anteriores, la renuncia de Benedicto XVI se presenta por primera vez en la historia como un retiro voluntario por falta de fortaleza y “con plena libertad” a los 85 años por razones de salud y edad. Estas fueron parte de sus palabras: “Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.”
Algunos consideran que la renuncia ha sido un acto de fortaleza y que podría traer nuevos vientos renovadores a la Iglesia. Quienes así piensan, interpretan que el “vigor” al cual se refiere Benedicto XVI debe verse como un llamado a una nueva dirección y a un nuevo impulso. Según esta visión, la renuncia hay que considerarla como la aceptación de que con él seria imposible afrontar con éxito los actuales problemas de la iglesia. Recordemos que últimamente el Vaticano ha sido blanco de escándalos que van desde la denuncia sobre una red de corrupción y el arresto de Paolo Gabriele, mayordomo del papa Benedicto XVI hasta casos no resueltos de pedofilia. Una posibilidad es que en efecto la renuncia del papa sea un acto de fortaleza que busca evitar una larga agonía sobre estos temas atados a su gestión y que tanto daño le hacen a la Iglesia. Al retirarse del camino le da paso a una nueva y más joven administración que traerá el “vigor” necesario para focalizarse sobre temas constructivos.
Para otros, la renuncia es más bien un símbolo de debilidad espiritual. “El papa es un líder espiritual y su fortaleza le viene de Dios. Si el abandona la lucha y renuncia, ¿qué esperanza le queda a los enfermos, a los incapacitados, a los adoloridos, a los torturados que buscan la fuerza en el Señor? Van a tirar la toalla también?” le contestó a El Planeta una persona que prefirió mantenerse en el anonimato. Quizás algo de esta interpretación este detrás de las controversiales palabras del Cardenal Stanislaw Dziwisz de Cravovia Polonia quien dijo : “De la cruz no se desciende” al referirse a la renuncia de Benedicto XVI y compararlo con su predecesor el papa Juan Pablo II quien continuó como primer Pontífice a pesar de sufrir de un severo caso de la enfermedad de Parkinson.
Lo cierto es que viene la elección de un nuevo papa en Marzo
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