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Pricipios De La Bioética


Enviado por   •  30 de Octubre de 2012  •  2.556 Palabras (11 Páginas)  •  400 Visitas

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La mayor parte de las teorías y sistemas éticos contienen principios para la toma de decisiones y la deliberación moral. Estos principios son pautas de actuación o criterios orientativos para el buen comportamiento personal y el correcto ejercicio y desarrollo profesional. Tomando esta doble idea como punto de partida, vamos a centrar nuestra atención en los principios éticos que pueden aplicarse a la práctica de las profesiones sociosanitarios y , en concreto, al ámbito asistencial que nos ocupa, el de los ancianos.

a) Principio de no maleficencia:

Este principio reocge la clásica consigna de la ética médica: primum non nocere, lo primero es no hacer daño. Nos obliga a respetar la integridad física y psicológica de la vida humana y a no hacer nada que ocasione daño al paciente o cuya razón riesgo/beneficio no sea adecuada. Su contenido viene definido en gran parte por la buena práctica médica y asistencial. El daño intencionado, los malos tratos, la no alimentación adecuada, la mala praxis asistencial, ... son prácticas que claramente atentan contra este principio.

La no maleficencia incluye, a su vez, la capacitación profesional.De tal modo que, si causamos un daño a la persona mayor por nuestra mala preparación, formación o falta de habilidades, estamos siendo maleficientes. En este caso y relacionado con lo anterior, también hablamos de no maleficencia en el caso de evitar que otros causen daño al residente.

b) Principio de beneficencia:

Se trata de la obligación moral de hacer el bien, que se concreta en la obligación de actuar en beneficio de otros. Este principio vincula a todas las personas que desarrollan su trabajo o profesión atendiendo a personas mayores. Los Códigos Deontológicos de estas profesiones establecen la razón de ser de estas profesiones: procurar el bien del otro a través del ejercicio de su profesión.

La beneficencia exige tener predisposición hacia el bien de la persona que atendemos. De algún modo, nos llama a preocuparnos por su bien, a poner interés en su cuidado. Lógicamente, hacer el bien a una persona presupone un cierto conocimiento de la misma y una actitus de ``acercamiento´´ del profesional a la persona atendida. Por ello, no vale con ser buena persona, es necesario formarse adecuadamente en actitudes y habilidades de escucha activa, de empatía, de comunicación no verbal, ... Si no escuchamos el cuerpo y el alma del mayor, difícilmente vamos a saber qué necesidades muestra. En el trato con los mayores hay que hacer lo posible por asegurar su bienestar, extremar los beneficios y minimizar los posibles riesgos.

c) Principio de autonomía:

La autonomía es la capacidad de autogobernarse, de elegir libremente. Y en virtud de esa capacidad que toda persona tiene, el principio de autonomía obliga al profesional a respetar los valores y opciones personales de cada individuo en aquellas decisiones básicas que le atañen. En la práctica cotidiana, todo acto de cuidado debe ir impregnado de la oportuna información a la persona mayor acerca de lo que se hace y por qué se hace. Debe ser una onformación clara y comprensible, ya se refiera a una operación, a la participación en una actividad de la residencia o a la petición de su consentimiento para participar en la realización de test psicológicos.

Mientras no se demuestre lo contrario, toda persona tiene derecho a decidir sobre cualesquiera prácticas y decisiones que tengan relación con su vida. El principio de autonomía no es un principio pasivo para los que rodeamos a nuestros mayores. Nos obliga a favorecer que sean autónomos.

El principio se concreta en la filosofía del consentimiento informado y tiene que ver también con el respeto a la intimidad del residente y a las voluntades anticipadas, entre otras cosas.

d) Principio de justicia:

Nos obliga a tratar a todos por igual, a no discriminar a nadie por razones sociales, de edad, de sexo, de enfermedad, etc. Y nos impine también el deber de distribuir los recursos y la accesibilidad a los mismos de forma equitativa, protegiendo a los más necesitados.

En una residencia no podemos otorgar privilegios o distinto trato a un residente sobre otro en función de su capacidad, simpatía, enfermedad, etc. Y en cuanto a los recursos económicos, nos obliga a ser justos en su distribución.

En el desarrollo de la bioética, diversos autores han señalado otros principios como son:

-Principio de verdad: a los ancianos y a la familia se le debe dar información veraz, progresiva y sin contradicciones

-Principio de discreción: el personal sanitario debe respetar el secreto de las confidencias hechas por los mayores

-Principio de subsidiariedad: la sociedad no debe suplantar la libre iniciativa de las personas

Finalmente añadir, que tanto el principio de no maleficencia como el de justicia tienen carácter público y, por tanto, determinan nuestros deberes para con todos y cada uno de los seres humanos. Por el contrario, el principio de beneficencia y el de autonomía marcan el espacio privado de cada persona, que ésta puede y debe gestionar de acuerdo con sus propias creencias e ideales de vida.

A los principios tradicionales de la ética médica, la Bioética añade dos nuevos principios: la autonomía (del paciente) y la justicia (que debe ejercer la sociedad a través de sus instituciones de salud).

El principio de la beneficiencia significa hacer el bien en todas y cada una de las acciones que se realizan, pues dañar no puede estar presente, de manera consciente, ni en la idea, de un profesional de la salud.

La sociedad actual se caracteriza por un énfasis, a veces exagerado, en la tecnología, y ello lleva imperceptiblemente a la deshumanización. Es por ello que se hace más necesaria que nunca la formación humanista de los profesionales de la salud. La atención de Enfermería debe fundamentarse, de manera especial, en la formación humanista de ese profesional.

Una enfermera practica la beneficiencia a partir del momento en que se preocupa y dedica atención preferente a su autosuperación para mantener la competencia y desempeño profesional, que le permitirá brindar una atención de calidad. También cumplirá con el principio de beneficiencia en las acciones cotidianas cuando se esfuerce por establecer diagnósticos correctos de Enfermería, pues de la identificación clara y precisa de las respuestas humanas del paciente a su problema de salud/enfermedad dependerá la eficacia de las acciones independientes de la enfermera. La enfermera aplica además la beneficencia cuando, al ejecutar acciones dependientes de las

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