Primera Etapa Del Proyecto

Análisis del desempleo en la historia del estado de México.

Tasa de desempleo por países, 2009, Fuente CIA-The World Factbook.

Marco teórico

Desempleo:

Termino aplicado a la falta de trabajo. El desempleado es aquella persona que forma parte de la población activa (en edad de trabajar) y la cual busca empleo sin obtenerlo.

El desempleo se divide en cuatro tipos de desempleo: cíclico, estacional, friccional y estructural.

Desempleo cíclico es aquel que se padece durante una crisis económica (recesión), aunque sus efectos no son muy extensos y se revierten al reactivarse la economía.

Desempleo estacional, este se genera más en el sector agrícola puesto que en las épocas de cosechas, aumenta la oferta de trabajo y posteriormente tiende a desaparecer en el resto del año.

Desempleo friccional es consecuencia de que el trabajador no esté satisfecho con su puesto de trabajo y se marche en busca de otro. Por lo que es considerado también como desempleo temporal y suele ser constante.

Desempleo estructural Es el resultado de un desajuste técnico entre la oferta y la demanda de trabajadores. “Los puestos de empleo que requiere una economía son inferiores a la cantidad de gente que necesita trabajo”. Este tipo de desempleo requiere la intervención del Estado para su solución.

El desempleo ha afectado a diversas áreas del Estado de México como en la salud, educación, delincuencia, drogadicción, alcoholismo e integración familiar.

Salud

Las personas desempleadas tienen repercusión en su salud, debido a que en primera instancia pierden todo derecho a la atención médica, es decir a su seguridad social, entre otras consecuencias. Las manifestaciones que se pueden presentar debido a esto son: Traumas al impactar en todos los ámbitos de la vida, teniendo como principal consecuencia la depresión, “Robert L. Leahy, director del Instituto Americano para Terapia Cognitiva en Estados Unidos”. (Reyes, 2013)

1.- De esta se derivan la desesperación, angustia y ansiedad, se puede representar por un mayor consumo de sustancia o ingesta incontrolada de alimentos que justifiquen su tristeza por la pérdida del empleo.

2.- Generación de estrés lo que afecta la salud mental con respecto a sus competidores.

3.- Conflictos familiares en cuestiones económicas, hasta llegar al divorcio.

4. Enfermedades crónicas que se asocian al desarrollo o prevalencia de diabetes, hipertensión y/o cardiovasculares.

5.- Marginación y discriminación afectando al desempleado en el aislamiento, letargos y fatigas crónicas y que se asocia con conductas violentas y delictivas.

Educación

En el 2007 la Secretaria del Trabajo y Previsión social informa que de 42 millones de mexicanos que constituyen la población económicamente activa, 19 millones carecen de empleo formal. En el mismo informe destaca que el mayor nivel de desocupación en México se encuentra entre los jóvenes que buscan integrarse al mercado laboral. En ese sector la tasa del desempleo es de 6.3%. Por otra parte datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) revelan que dos tercios de los desempleados del país son personas con estudios por debajo del bachillerato. Por tales cifras se deja en claro que en nuestro país el ciclo de educación esta desarticulado y que la formación académica representa cada vez menos una garantía para el desarrollo personal de la juventud mexicana así como un medio a mejores condiciones de vida. Con el rezago que se padece en el país – con 33 millones de mexicanos que no reciben educación básica- no resulta extraño que la mitad de la población no encuentre trabajo más que en el sector informal producto de que el mercado laboral resulte incapaz de absorber a la mayor parte de los jóvenes y que al emplearse deban hacerlo en condiciones de absoluta desprotección y con niveles salariales exasperadamente bajos.

Alrededor de 1 millón de jóvenes entre 18 y 24 años se encuentra desempleado.

El Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) reconoce que el principal motivo del desempleo es la falta de oportunidades de educación limitadas.

Los indicadores hablan de una generación ni-ni. Designación que les dio España a aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan. Siendo que su incremento fue lento pero constante desde 2007. De 22.21%, en el primer trimestre de ese año, a 23.4% en 2008; a 23.79% en 2009 y actualmente (2010) está en 23.94%.

Como ejemplo podemos mencionar el caso del Distrito Federal, quién ocupa el tercer lugar en desempleo solo por debajo de Durango y Aguascalientes, en el segundo trimestre contaba con una tasa del 6.3% (2012) perjudicando a 265 mil personas, informó el secretario del trabajo Benito Mirón.

Las estadísticas del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS) mencionan que el desempleo entre los jóvenes es una tendencia nacional y en la región sur del país va en crecimiento.

Por otra parte en el cierre del 2010, 7 de cada 10 desempleos en México tenían estudios de educación secundaria, media superior y superior, de acuerdo a la información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Siendo la situación más crítica para aquellos que contaban con niveles de educación media superior y superior, pues la desocupación se incrementó dos puntos porcentuales comparando el cuarto trimestre de 2008 con el periodo del 2010, lo que resulta que 1, 780, 000 profesionales no tengan empleo.

“La gente con mayor preparación en el país enfrenta los mayores problemas laborales, lo que implica que la economía mexicana no reclama gente capacitada”, dijo José Luis de la Cruz, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey. (Una fuente, 2014)

Alrededor de 1 millón de jóvenes entre 18 y 24 años se encuentra desempleado. El Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) reconoce que el principal motivo del desempleo es la falta de oportunidades de educación limitadas.

El porcentaje de hombres jóvenes que termina una carrera universitaria es de 8.2%, mientras que en el caso de las mujeres, solo lo logra un 4.8%.

La OCDE informo el incremento de la tasa de desempleo juvenil en el cuarto trimestre de 2001, alcanzando un 10%. “Si bien el desempleo juvenil es mucho más bajo que en el área de la OCDE en su conjunto, el porcentaje de jóvenes que no están empleados y que no están estudiando o en programas

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