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Proceso De Cambio


Enviado por   •  17 de Enero de 2012  •  1.772 Palabras (8 Páginas)  •  493 Visitas

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR

MISION SUCRE-ESTADO ARAGUA

MUNICIPIO GIRARDOT

ALDEA ANTONIO JOSE DE SUCRE

ESTUDIOS JURIDICOS

Unidad Curricular: Historia Contemporánea De Venezuela Desde El Siglo XX Hasta La Actualidad

Unidad V, tema 5

Proceso de cambio

Estudiante: José Atilio D’Elìa Guerra

C.I.: 7.222.108

Profesora: Ana Lara

Enero 2012

Las características diferenciales que presentaba el estatus del desarrollo socio histórico de las poblaciones originarias venezolanas en el siglo XVI, fueron determinantes no sólo de la manera cómo se produjo el contacto inicial entre aborígenes y castellanos, sino de las tendencias que experimentó posteriormente el proceso de conquista y colonización de nuestro territorio. En el occidente de Venezuela, existían para la época sociedades jerárquicas con un alto grado de sedentarismo y organización sociopolítica que, en muchos casos, se había expresado como una considerable inversión de trabajo productivo para crear paisajes agrarios materializados en viviendas construidas sobre montículos artificiales y terrazas, sistemas de camellones para el cultivo en zonas de inundación, montículos y terrazas artificiales para el cultivo, sistemas de canales de regadío, embalses artificiales para almacenar el agua, silos subterráneos, sistemas de calzadas que servían tanto para la comunicación durante las épocas de inundación, como para preservar y orientar las aguas de lluvia y de los ríos desbordados, etc. Esta materialidad socio-técnica permitió la obtención de un producto agrícola suficiente no solo para mantener y reproducir el grupo social, sino también para el intercambio de productos agrícolas por bienes terminados u otros productos naturales procesados: tejidos, tallas en piedra o hueso, plumas de pájaros, alfarería, carne de venados o de báquiros, pescado seco, etc.

En este caso, los españoles tuvieron la oportunidad de asimilar a su programa de colonización grandes contingentes de fuerza de trabajo aborigen que ya poseían hábitos de disciplina laboral y política que facilitaba su encuadramiento dentro de los moldes de la sociedad clasista que imponía el proceso colonial. Por el contrario, en el oriente de Venezuela y en áreas de la cuenca del lago de Maracaibo, el contacto entre españoles y comunidades aborígenes donde predominaban las igualitarias, tanto caribes como arawakas, determinó un largo período de lucha anticolonial que culminó en algunas zonas en el siglo XVIII, en otras en el siglo XIX.

En determinadas porciones del occidente de Venezuela, las antiguas etnias aborígenes continuaron viviendo en sus antiguos espacios territoriales bajo un nuevo sistema de propiedad de la tierra, cultivando y produciendo sus manufacturas tradicionales, procesos de trabajo mejorados por la introducción de máquinas como el arado de reja tirado por bueyes, los telares a pedal y la introducción de cultivos comerciales de alta productividad como el trigo, la cebada, la avena, los cítricos, los plátanos, las legumbres y, posteriormente, el café, que complementaron los importantes cultivos autóctonos como el maíz, la yuca, raíces y tubérculos tropicales, la papa, la arracacha (apio), el tabaco y, particularmente, el ganado vacuno, el ganado lanar, cerdos y gallinas que fortificaron la economía tanto comercial como doméstica; asimismo, caballos, mulas y asnos que aumentaron sensiblemente la capacidad del transporte terrestre de personas y mercancías.

En el oriente de Venezuela, la colonización española tuvo dos ritmos. En el bloque montañoso y selvático que comparten los actuales estados Anzoátegui, Sucre y Monagas, habitaban numerosas etnias caribes del grupo lingüístico Tamanaco, algunas de las cuales siguieron viviendo de manera independiente hasta finales del siglo XVIII, cual comunidades periféricas al proyecto misional. En la formación de sabanas de Apure, Barinas, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Anzoátegui, Monagas y posteriormente Guayana, la introducción del ganado vacuno y el caballar propició el surgimiento de un modo de trabajo pastoril así como la formación de una sociedad de pastores o llaneros producto del mestizaje de poblaciones indígenas arawakas y caribes, negros esclavos y blancos o mestizos pobres. Estas poblaciones llevaban una vida seminomádica, de hábitos sociales rudos y espartanos, acostumbradas a la utilización mínima de bienes materiales. La herramienta de trabajo de los llaneros era una larga lanza utilizada para arrear el ganado o como arma ofensiva contra otros hombres o contra tigres y animales salvajes. Igualmente utilizaban sogas de cuero crudo para enlazar el ganado cimarrón y afilados cuchillos. En la casa del hato dormían en chinchorros, y en los trabajos del llano, sobre cueros de res.

Se alimentaban principalmente de carne semicruda o salada y secada al sol. Los relatos idealizados destacan el carácter igualitario y democrático de la vida en los hatos llaneros; no obstante, eran los dueños de hatos quienes obtenían pingües ganancias de la venta de cueros, sebo, carnes secas, cecinas, huesos de ganado, etc., los cuales sirvieron -entre otras- como materia prima para estimular en el primer mundo la industria del calzado, la fábrica de correas de transmisión y las grasas que movían las maquinarias industriales y la fabricación de botones. Las cecinas, por otra parte, servían como alimento de los marineros en los barcos que zarpaban desde Venezuela, de los pobres y los esclavos negros en Venezuela y Las Antillas. La miserable

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