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Psicologia


Enviado por   •  28 de Junio de 2014  •  3.090 Palabras (13 Páginas)  •  355 Visitas

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PENSAMIENTO DE LOS ADULTOS MAYORES PENSAMIENTO DE LOS NIÑOS DE 7 A 12 AÑOS

• Reintegra, la actividad intelectual se moviliza en situaciones provechosas por el propio individuo.

• Esta actividad intelectual tiene menos sentido para los otros porque se aparta del entorno social y del trabajo.

• La motivación que tenga será el eje central del desarrollo cognitivo.

• Solamente el status da sentido a las actividades intelectuales.

• Mayores niveles de estudio, menor deterioro mental.

• Adquieren conocimiento para su propio beneficio.

• El conocimiento es usado para lograr competencia e independencia.

• Se comprometen con metas de largo alcance y problemas prácticos de la vida real.

• Ejercen responsabilidad social y ante el núcleo familiar.

• Seleccionan las tareas que va ejecutar y los propósitos que se trazan, dejando de lado a lo que no tienen significado para ellos. • El sujeto se centra en la adquisición de conceptos y en el aprendizaje de resolución de problemas.

• Muestra una incapacidad para tomar en cuenta que su punto de vista es uno entre tantos posibles.

• Tienden a concentrar su atención en un detalle llamativo de un hecho determinado y su incapacidad de fijar atención en otros aspectos.

• La incapacidad de recorrer un camino cognitivo, esto es, que no puede seguir una serie de razonamientos o transformaciones de un objeto o situación.

• Tienden de modo espontaneo a tener una percepción global y encuentran relación o semejanzas entre objetos y sucesos, actúan más por intuición que por conocimiento.

• Manifiesta incapacidad a realizar un relato de una situación de manera coherente, pero son capaces de hacer fragmentar una serie de afirmaciones aisladas e incoherente

ANALISIS DE UN PEDOFILO

Miriam es una mujer de 26 años que llega a consulta por una severa depresión posterior a su fracaso matrimonial, desencadenado por la amenaza física y de muerte por parte del marido hacia ella y su hijita de cuatro meses de nacida. Miriam es la menor de siete hermanos. Recuerda que en su infancia siempre estaba aislada, esto a partir de que a los cuatro años su madre la encuentra masturbándose, y tras la golpiza que le propina hace una junta familiar en donde expone a los otros miembros lo sucedido y les pide que golpeen a Miriam cuando la vean tocándose los genitales. La niña se las ingenia para seguirse estimulando, casi siempre después de momentos de gran rabia, ya que también, ante cada manifestación de enojo de la chiquita, era castigada con un golpe más. Comenta que la relación entre sus padres la aterrorizaba, particularmente porque el padre, alcohólico, golpeaba a la madre. La fantasía de Miriam era que el padre la golpeaba porque ella no aceptaba las relaciones sexuales. En esa misma época (alrededor de los seis años), Miriam relata que creyó ver a su madre quemándose los genitales con una plancha, lo que ella interpretaba como un castigo que la madre se infligía a sí misma por su maldad hacia el padre. En la adolescencia, cuando tenía alrededor de catorce o quince años, el padre, alcoholizado, trató de abusar sexualmente de una de las hijas, lo que provocó que Miriam se alejara totalmente de él, no permitiéndole nunca más que se le acercara. Por esta época se le despiertan deseos y fantasías homosexuales cuando ve a sus hermanas mayores arreglándose frente al espejo o poniéndose crema. Es interesante hacer notar que la única manera que Miriam encontraba para manejar estas ansiedades era tocando el piano y componiendo exquisitas melodías llenas de ternura y tristeza. Recuerda a su madre como a una mujer muy dura e irritable, a quien sólo podía ver contenta cuando Miriam hacía la limpieza de la casa, llegando en ocasiones a planchar por más de doce horas seguidas, aun cuando ella tenía que ponerse ropa que en muchas ocasiones no había podido planchar. También pasaba horas y horas lavando platos o excusados y recibiendo el trato de sirvienta de la casa por parte de todos los miembros de la familia. El evento o ambiente traumático que caracteriza normalmente la infancia de las personas que presentan este tipo de organizaciones psicopatológicas queda así establecido (Bergeret, 1996). En un intento por escapar de esta situación, a los 24 años contrae matrimonio con un hombre seis años mayor que ella, al cual conoce en un restaurante donde Miriam atiende, sirve y cocina, a pesar de ser profesionista. Después de cuatro meses de iniciada la relación, contraen matrimonio. Su luna de miel fue un desencanto, ya que por dos noches no se consumó el matrimonio, y sólo en la tercera sucedió después de una golpiza que le propinó el esposo. Así llegan a su nuevo hogar. Ricardo, el marido, quien se ostentaba como psiquiatra y actor, decidió que lo mejor para ella era que iniciara su “psicoanálisis” con él. Miriam tenía que contarle toda su vida, pero en especial su vida sexual previa y sus fantasías sexuales, para después de los relatos, tener relaciones con él. Durante los dos años que duró casada, el matrimonio se caracterizó principalmente por una fuerte escisión por parte de Miriam: entre el intenso temor y el gran placer. Constantemente era golpeada para que siguiera confesando su vida íntima pasada, con la justificación de que ella necesitaba ser castigada para sentirse perdonada. Miriam lo permitía, primero, porque sentía que él la estaba ayudando —pensaba que no debía tenerle secretos y que todo lo que hacía estaba bien, especialmente porque no quería ser como su madre, quien siempre le había guardado secretos al padre—,y segundo, porque después del maltrato él la sobaba, la acariciaba y le ponía ungüento en las heridas. La relación sexual, parte central de este matrimonio, se caracterizaba por diversas conductas sádicas y perversas. Por ejemplo, sus relaciones sexuales duraban horas —hasta doce—, llegando incluso a no dormir. A veces, después del acto sexual, él la tatuaba con un cuchillo haciéndole cruces en el cuerpo. Ricardo se empeñaba en satisfacer en la realidad todas las fantasías sexuales de Miriam, particularmente las que tenía cuando de niña se masturbaba. “Quiero ser la más puta para él” decía Miriam, y sentía que todas estas conductas, lejos de humillarla, la revaluaban. Como parte de su “psicoanálisis”, Ricardo le inyectaba algún tipo de psicotrópico con la finalidad de “levantar las represiones”. Miriam se sometía totalmente a Ricardo. No comía sino hasta que él llegaba, a veces a altas horas de la madrugada. Posteriormente describió cómo sentía que “se moría” si él no estaba con ella: “El me traía la vida.”En una parte de su “análisis”, Ricardo consideró necesario rasurarle el vello púbico para lograr una regresión

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