Punto De Partida: ¿Qué Entendemos Como Pareja?

CAPÍTULO II

LA PAREJA

II – 1 -  Punto De Partida: ¿Qué Entendemos Como Pareja?

Debo reconocer que el fascinante mundo de las parejas es una temática que siempre atrajo mi atención, especialmente sus códigos propios que muchas veces resultan indescifrables para el afuera de la dupla; incluso las expectativas que sostienen a sus miembros, y que a la vez los crucifican a esperar del otro, de la relación e incluso de sí mismos determinadas acciones, emociones, conductas, pensamientos, etcétera. Parafraseando a Dominian “estamos enamorados del amor” (1995:19).

Siempre me ha parecido un sistema complejo, que tiene condiciones de sostener la estructura de una familia, su nivel emocional, su funcionalidad y por ende, su nivel de gratificación y paradójicamente es el subsistema más frágil de una familia. Nunca dejamos de ser hijos de..., o padres de..., pero sí podemos dejar de ser esposos o esposas de....

Para comenzar resulta importante destacar lo que comenta Héctor Segú:

Quizás deba considerarse a la pareja, y no a la familia, como la célula social primaria, pues si bien es cierto que en el seno de la familia es donde el niño va a encontrar los elementos indispensables para desarrollar sus potencialidades humanas, la pareja constituye el pilar principal donde ha de asentarse la familia  (1990:32).

De este modo, podríamos pensar la importancia que tiene la pareja, debido a que es el primer núcleo social que se forma. Así este subgrupo de cónyuges, constituirá las bases que le darán forma a la familia que devendrá.

A su vez, desde el momento en que la pareja tiene hijos, los consortes serán un modelo relacional que puede llegar a ser imitados, debido a que son el vínculo de adultos más próximo. Estos les  transmitirán a sus hijos  la imagen de lo que significa  la interrelación con el otro, representando así un modelo a seguir. Por otra parte, la forma en que la familia funcione está en relación directa con la integración de la pareja, y “si existe una disfunción importante dentro del subsistema de los cónyuges, repercutirá en toda la familia” (Minuchin 1983:31).

“Me atrevería a decir que la pareja es la sociedad más difícil de llevar adelante y posiblemente la más maravillosa también; sin duda, implica un gran desafío para la humanidad” (Biscotti 2006: 13).

Si hay algo en lo que los diversos autores coinciden acerca de la pareja, es que es un sistema complejo, que “no admite una definición simple” dice Caillé (1992:21).

La estructura de la pareja está en permanente cambio, y como terapeutas sistémicos tenemos siempre en cuenta el contexto en el que se presenta el problema, contexto que también es cambiante.

A través de estos cambios esta pareja va naciendo, como nace un ser vivo que teje su propia historia, con sus características que trascienden a aquellas que le dieron cada uno de ellos (los miembros de la pareja) sino, con características propias, exigencias; transcurso en el cual devienen gratificaciones y desavenencias.

La pareja es un medio natural, que a medida que pasa el tiempo va elaborando pautas de interacción, que finalmente van a regir la estructura del sistema de dos, que a su vez rige el funcionamiento de sus miembros, mostrando la gama de conductas apropiadas.

En mi investigación bibliográfica no tarde en encontrar aquellos que hablan de la pareja como un sistema de dos, donde se trabaja sobre la relación actual y sobre sus creencias, expectativas que la conforman como una pareja, y en sus técnicas terapéuticas apuntan a reacomodar el tejido relacional de manera que sea funcional para sus miembros, como Jackson, Sluzky.

Biscotti considera que la pareja: es una construcción relacional sostenida por ambos miembros a través de:

1. la definición que cada uno se da a sí mismo y le da al otro (“Yo quiero que me veas, me pienses, me sientas así”):
2. la definición que cada uno tiene del otro (“Yo te veo, te pienso te siento así”).
3. la definición que cada uno recibe del otro.

Es uno de los lugares de sostén de la identidad en nuestra sociedad. La identidad es el producto permanente del interjuego entre lo que nos decimos que somos, lo que nos han dicho y lo que nos confirman los contextos. En este sentido, la pareja es un contexto de la individualidad, y un contexto altamente calificado, tanto personal como socialmente hablando.

Es una “construcción relacional”, es un espacio de relación, un espacio virtual; con una realidad entendida como una construcción del pensamiento. Ese espacio relacional esta construido por sus miembros en su permanente interacción, con sus expectativas, las de sus contextos de origen y las de los actuales.

Los sujetos interaccionan según sus ideas acerca de sí mismo y el otro, sus idiosincrasias, semejanzas y diferencias, sus ilusiones, sus recursos, sus estilos atribucionales o modos de explicar la manera de ver la vida y sus experiencias; y a través de estas interacciones van construyendo el sistema de creencias de la relación de pareja; sistema que a su vez va a modelar y determinar algunas conductas de sus miembros.

Esta pareja a su vez esta en permanente coexistencia con un mundo cambiante, un mundo posmoderno. Cuando pertenecemos a una pareja organizamos creencias sobre nosotros mismos y el otro, a través de las que nos relacionamos. Con esas ideas nos vinculamos con nuestra pareja, y es esta “pareja” la que nos confirma o modifica esas ideas. En ella recreamos las ideas de nosotros mismos, de nuestras creencias anteriores.

A veces, las disfuncionalidades de las parejas resultan estar basadas en las creencias de cada uno, del otro y de cómo es la relación, y su historia. En este inter-juego entre las creencias o construcciones acerca de “esta pareja” y las pautas relacionales se establece una trama que puede generar la posibilidad de cambios que necesiten los miembros del sistema para adaptarse y funcionar con satisfacción, o, pueden coartar dichos cambios, en tal caso; es aquí donde la terapia se focaliza en  permitir nuevas posibilidades y rescatar recursos que mejoren la relación.

II - 2 - Más Allá De Las Personas…

Este trabajo de investigación concuerda con la mirada de Caillé, quien sostiene que tomar la postura de “una pareja sin absoluto, donde el hecho relacional se reduce a una cuestión de aprendizaje, de racionalidad, un tipo de parejas donde uno más uno serían dos” (1992:15), nos llevaría a que dejáramos de ver otros aspectos que definen los significados secretos de estas relaciones.

Por ello propone una perspectiva distinta a la anterior, donde la pareja “crea su modelo único”, específico, original que denomina el autor como “el absoluto relacional de esa pareja”, ya que define la existencia de la pareja y marca sus límites.

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