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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


Enviado por   •  11 de Julio de 2011  •  7.850 Palabras (32 Páginas)  •  1.466 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

ALDEA BOLIVARIANA TACARIGUA

TACARIGUA-BRIÓN-MIRANDA

INTRODUCCION

El marxismo fue una fuente de inspiración para movimientos políticos y sociales. Gracias a los argumentos científicos y académicos permitieron que Carlos Marx formulara su crítica: las ideas por sí mismas no pueden cambiar la sociedad. Esta crítica fue una de las primeras de Marx.

Marx decía que para entender a la sociedad era preciso comprender a los seres humanos como parte del medio material. El comportamiento humano estaba determinado por fuerzas materiales igual que cualquier otro objeto natural. Esta concepción recibía el nombre de materialismo.

La concepción marxista se representa como una teoría del conflicto social, ya que parte de que la sociedad es un conjunto formado por clases sociales con fines e intereses antagónico, que provocan enfrentamientos irreconciliables. En la cual es necesario el mismo, ya que es el motor del cambio que permitirá superar, transitando por diferentes tipos de sociedades, el antagonismo entre explotadores y explotados, hasta llegar a un nuevo modelo social: EL COMUNISMO.

EL MARXISMO

El marxismo es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la obra de Karl Marx, filósofo y periodista revolucionario alemán, quien contribuyó en campos como la sociología, la economía y la historia, y de su amigo Friedrich Engels, quien le ayudó en muchas de sus teorías.

Para distinguir la doctrina inicial de las corrientes derivadas, al marxismo propuesto por Marx y Engels se ha denominado históricamente como socialismo científico.

Las raíces filosóficas del marxismo

Marx tuvo dos grandes influencias filosóficas: la de Feuerbach, que le aportó y afirmó su visión materialista de la historia, e indudablemente la de Hegel que inspiró a Marx acerca de la aplicación de la dialéctica al materialismo. Aunque para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos grandes filósofos materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había hecho suyo el método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su Crítica de la filosofía del derecho de Hegel desde un punto de vista materialista. Pero a principios de la década del 40, otra gran influencia filosófica hizo efecto en Marx: Feuerbach. Especialmente con su obra La esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la crítica materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas. Según Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos, idealista. Fue en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideología alemana (Marx y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan sus cuentas con sus influencias filosóficas y establecen las premisas para la concepción materialista de la historia.

Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir contradictorio que reflejaba el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción las que determinan el curso del desarrollo socio-histórico. Para los idealistas el motor de la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone la base material de esas ideas y encuentra allí el hilo conductor del devenir histórico.

EL MÉTODO MARXISTA Y SUS CATEGORÍAS

Uno de los grandes méritos del marxismo ha sido y es el de saber integrar en su cuerpo teórico lo mejor de los pensamientos y prácticas de lucha de cada época, aunque no fueran revolucionarios e incluso fueran exclusivamente democraticistas. La majestuosa e impresionante praxis de la inmensa mayoría de marxistas, empezando por los propios Marx y Engels, se sustenta entre otras cosas en esa capacidad de integración de diferentes pensamientos y prácticas dentro de un cuerpo teórico cualitativamente superior. Y al contrario, uno de los signos de su degeneración ha sido y es el rechazo dogmático a cualquier aportación exterior enriquecedora. La base última que sostiene dicha capacidad de integración no es otra que la teoría general del materialismo histórico y, en el tema que ahora nos concierne --el debate sobre la globalización-- la teoría particular del modo de producción y sus expresiones en las diversas formaciones económico-sociales.

Es obvio que los marxistas clásicos no pudieron ni quisieron desarrollar todas las conexiones entre el materialismo histórico y las fundamentales problemáticas prácticas y teóricas que surgían en sus épocas por diversos factores que ahora no podemos exponer con detalle pero que sí debemos sintetizar, al menos, en tres grandes razones: una, que la realidad y los hechos, la práctica social en suma, siempre va por delante de la teoría y de los pensamientos y que sólo, únicamente, cuando la teoría se convierte en fuerza material al arraigar en la conciencia de las masas, sólo entonces, la teoría puede marchar a la misma velocidad de los hechos; otra, que las condiciones de opresión y explotación que sufrieron los marxistas clásicos --debido precisamente a no renunciar a serlo-- limitaron las posibilidades de desarrollo teórico y, última, que por ser marxistas optaron decididamente por desarrollar con más intensidad todo lo relacionado directamente con la lucha contra el capitalismo en sus puntos esenciales y urgentes, dejando para después otras cuestiones que ahora nos parecen importantes pero que entonces no lo eran tanto.

Soy de los que opina que aquellos marxistas acertaron plenamente en dar prioridad a la práctica sobre la teoría y, a la vez, dialécticamente, a supeditar los problemas secundarios a los que la práctica definía como prioritarios. Ahora bien, por esa misma dialéctica siempre se caracterizaron por dejar siquiera apuntadas algunas investigaciones teóricas sobre los problemas entonces secundarios, como si supieran que dentro de lo secundario siempre hay una parte de lo prioritario. Y ciertamente lo sabían porque, como he intentado explicar, al ser capaces de integrar lo mejor del pensamiento humano también habían estudiado profundamente las diversas corrientes filosóficas y la evolución de la dialéctica idealista como la mejor metodología de pensamiento hasta entonces desarrollada. Así comprendemos porqué y para qué exploraron con mayor o menor intensidad tantos y tantos problemas en apariencia desligados unos de otros. Lo hacían porque el método que habían desarrollado exigía no sólo el estudio del tema concreto que les preocupaba sino obligatoriamente también sus relaciones con otros problemas, su evolución histórica y sus tendencias previsibles de futuro. De esta forma, por la exigencia

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