Reflexion sobre la adolescencia
Enviado por ulisesbelen • 25 de Febrero de 2018 • Ensayo • 1.861 Palabras (8 Páginas) • 214 Visitas
Introducción:
Uno de los problemas que caracteriza a la sociedad de hoy en día es la mirada que los adultos tienen hacia los adolescentes. Por lo general, tienden a formar una imagen estereotipada, es decir, lo que “debería ser y hacer” un adolescente. Esta idealización ya marca la forma en la que los adultos se van a dirigir hacia ellos. Frente a frases como “la adolescencia de hoy en día está perdida, ya no les importa nada” terminamos pensando que los jóvenes no tienen nada positivo para aportar a la sociedad, sino más bien todo lo contrario. Si bien es cierto que haría falta que los jóvenes participen más en los temas que atañan a la sociedad, nadie toma en cuenta el por qué de esta situación y justamente ahí está el error. Es decir, habría que preguntarse de dónde viene la falta de interés y, por ende, qué se podría hacer para que la situación mejore a futuro.
La mayoría de los adultos están convencidos de que no hay una solución para la falta de interés, participación y compromiso que muestran los adolescentes en los asuntos sociales. Ante esto, los adultos prefieren juzgar, considerar la adolescencia como un problema en vez de reflexionar y hacerse cargo. A lo largo de este texto, desarrollaremos diferentes propuestas con el fin de poder difundirlas. Se espera que los adultos, docentes y demás encargados de influir en el futuro del adolescente, puedan tomar conciencia de que su rol tiene un alcance positivo más que relevante en la vida de los jóvenes.
Desarrollo:
Seguramente, en algún momento del transcurrir de nuestra vida cotidiana, hemos escuchado frases que desestiman el rol que tiene el adolescente dentro de la sociedad. Tales frases no solo desestiman a ellos, sino también a la institución educativa. Llegando a pensar, de esta manera, que a la secundaria se va a perder el tiempo o por algún beneficio económico que les asigna el estado.
Son muchas las situaciones que vemos donde se ha ido perdiendo cada vez más la fe o la confianza en el adolescente, y por ende, la necesidad de acompañarlos y aconsejarlos en esta etapa de su vida es de importancia. Se termina formando una imagen negativa de ellos, incluso se los llega a considerar, en muchos casos, como una amenaza para la sociedad y no como un actor social positivo para el futuro de la comunidad.
Si caemos en el error de pensar que el alumno asiste simplemente al ámbito educativo a adquirir ciertos contenidos teóricos, lo mas seguro es que al momento de enfrentar la vida fuera del ámbito educativo todos esos saberes adquiridos se pierdan o queden en la nada. Es fundamental desarrollar, entonces, en el alumno el sentido crítico para su crecimiento personal tanto como social.
Seguir denigrando la imagen del adolescente no nos lleva a ningún tipo de solución posible. Si pudiéramos responder “¿Cuáles fueron las causas que llevaron al desinterés de los adolescentes por los temas de la sociedad?, ¿de qué manera podemos empezar a despertar ese interés?”, seguramente nos acercaríamos a una posible solución. Y de esta manera, podríamos demostrar que, con la ayuda de los adultos, los docentes podemos influir de manera muy positiva en el camino a seguir del adolescente, para que el día de mañana cumpla un rol positivo, de más confianza e intervención dentro de la sociedad.
Consideramos que se debería focalizar la mirada en el proceso que se va dando para que el adolescente sea lo que es hoy en día. Por lo tanto, se debe asumir el compromiso, como adulto, para guiarlo, acompañarlo y ayudarlo a construir este camino. Para lograr tener como resultado un ciudadano activo, crítico y reflexivo que aporte a la sociedad. Y, sobre todo, es importante que pueda contar con herramientas para defender sus ideales o su posición frente a las diferentes discusiones sobre temas de la sociedad, y de esta manera poder formarse como una persona autónoma y participativa.
Hay determinados valores éticos-morales que no podemos pretender que los jóvenes de hoy en día tengan internalizados si los mismos no se transmiten en la institución educativa. Una de las respuestas que muchas veces dan los docentes cuando tienen un alumno conflictivo es: “hay ciertos valores que los tiene que adquirir en el ámbito familiar“ o “de estos comportamientos se tiene que ocupar la familia”. Mas allá de si el docente tiene o no razón, tenemos que aceptar la realidad, la cual está reflejada en el ámbito social, es decir si los adultos mismos no tienen internalizados ciertos valores éticos-morales, no podemos pretender que los alumnos lleguen al aula con tales valores. En relación a esto, Sabino Juan Pablo en su artículo sostiene que “la escuela vuelve a ponerse en el centro del escenario conflictivo como espacio para la resolución de todas aquellas problemáticas ético-políticas que el individuo particular y el estado no pueden, no saben o no quieren intentar resolver”[1]. Los docentes deben aceptar entonces que su función es preparar al alumno para la vida, abordando la enseñanza desde la formación integral del individuo para que este pueda alcanzar su autonomía. Para que el alumno pueda “aprender a vivir” la educación se debe sostener sobre pilares fundamentales:
1) Aprender a vivir: significa que el adolescente pueda crear un sentido de vida, descontaminando el pensamiento adolescente de tener que terminar la secundaria solo por obligación. Este pensamiento se refleja en la siguiente frase “termino la secundaria y no toco más un libro”. Lo cual marca el hecho de que muchos adolescentes no logran interpretar el sentido que la educación les brinda a su vida, o no consideran que sea una herramienta importante que los puede ayudar a salir adelante, y por ende, terminan abandonándola.
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