SEMBLANZA PROFESIONAL A PARTIR DE REVALORAR LA PRACTICA EDUCATIVA

SEMBLANZA PROFESIONAL A PARTIR DE REVALORAR LA PRACTICA EDUCATIVA

POR : ALMA GABRIELA ESTRADA NOVALES

Desde hace mucho tiempo los “maestros” han sido una fuente de sabiduría y de guía para sus aprendices, para sus discípulos; sin embargo esta situación ha cambiado a lo largo del tiempo, aun recuerdo cuando yo era estudiante y tuve muchos profesores de muchos “sabores” tuve al enojón, al buena onda, al estricto, al regañón, al aventurero, al dormilón, el barco etc. a pesar de la personalidad de cada uno de ellos a lo largo de mi formación académica cada uno de esos profesores dejo una huella en mi forma de vida, en mis aprendizajes y ahora en mi ser docente, cuando inicie esta complicada pero noble tarea siempre me sentía nerviosa por una simple cuestión que llegaba a mi cabeza de forma repetitiva pero que me causaba demasiados conflictos para ser tan “simple: ¿Cómo me hubiera gustado que fuera mi profesor? ¿Qué me hubiera gustado que me enseñaran?, ¿sería una buena maestra? …

Entre a trabajar de muy joven auxiliando a una profesora con mayor edad y experiencia que yo, tenía 15 años cuando empecé a trabajar, tenía toda la energía de una adolescente, estaba descubriendo otra parte y forma del mundo, de la sociedad y de los seres humanos, al principio me costó mucho trabajo poder estar con niños de edad entre 3 y 6 años, eran muy complejos, ni si quiera sabia como hablarles, después todo se hizo más fácil, con el paso del tiempo comprendí su necesidad por conocer el mundo, ellos a diferencia mía habían vivido poco tiempo, las cosas más triviales y comunes eran experiencias maravillosas para ellos, se sorprendían con la lluvia, se admiraban por los arcoíris, vivían cuentos e imaginaban un sin fin de mundos, se complicaban con números y letras, y pensaban que cuando una cochinilla se hacía bolita era magia, al principio pensaba que eso era tan normal y no entendía cómo era posible que se sorprendieran por cosas tan monótonas y tan comunes, yo no comprendía su forma de ver el mundo , pero cuando llegaron los “¿Por qué?” me di cuenta que igual que ellos yo no sabía NADA, así que en cada pregunta y mi desesperación por no saber la respuesta o no darme a explicar busque la forma para que ellos me entendieran, busque cochinillas debajo de la tierra, me ensucie las manos sacando lombrices, me moje con ellos bajo la lluvia e hice tormentas en un vaso de agua y entonces me convertí en “maestra”, para mí la manera idónea para conocer y comprender el mundo es experimentando, es ensuciándose, equivocándose y ahora la docencia se ha convertido en mi forma de vida, cada año, cada niño tiene diferentes preguntas y yo sigo sin saber NADA y aprehendiendo con ellos lo que logremos entender y descubrir juntos.

...