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SIETE HABITOS DEL LIDERAZGO


Enviado por   •  17 de Abril de 2013  •  2.530 Palabras (11 Páginas)  •  368 Visitas

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“Significa que como seres humanos, somos responsables de nuestras propias vidas, nuestra conducta es una función de nuestras decisiones y que por lo tanto solo uno tiene la capacidad y responsabilidad de hacer que las cosas sucedan”.

Proactivo no solo significa tomar la iniciativa, sino también que como seres humanos somos responsables de nuestras propias vidas. Por el contrario, si otorgamos poder a las cosas para que nos controlen, nos volvemos reactivos, y se debe a que nosotros les hemos dado ese poder. El carácter de las personas reactivas se ve influenciada por los factores físicos, sociales o psicológicos, en cambio las personas proactivas realizan un trabajo de calidad, sin importar que haga un buen tiempo o no. Las personas proactivas también son influenciadas por esos factores, pero su respuesta es una elección basada en valores.

Lo que nos hiere o daña no es lo que nos sucede, sino nuestra respuesta a lo que nos sucede. Es por eso que debemos actuar, y no que se actúe sobre nosotros. Tomar la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo, significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.

Lo mismo ocurre con las organizaciones de todo tipo, incluso familias, ya que no tienen que estar a merced del ambiente, pueden tomar la iniciativa para alcanzar los propósitos de todos los individuos implicados. También nuestro lenguaje es un indicador de cómo nos vemos como personas proactivas.

Las personas proactivas centran sus esfuerzos en el circulo de influencia, su energía es positiva, el circulo se amplia y aumenta haciendo disminuir el circulo de preocupación.

Las personas reactivas centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación, sobre circunstancias sobre las que no tienen ningún control, otorgando a otras coas el poder de controlarlos. El ser humano debe de trabajar más en ampliar el círculo de influencia.

“Saber a donde nos dirigimos nos ayuda a comprender donde estamos y que pasos necesitamos para alcanzar nuestros objetivos”

Este hábito refleja nuestro liderazgo personal, nos permite dar un sentido claro a nuestra existencia a través de la creación de una visión de lo que queremos lograr, haciendo que nuestras acciones estén encaminadas hacia lo verdaderamente significativo para nosotros. Sólo una clara visión de futuro posibilita el cumplimiento de nuestros objetivos,

Algunos de los centros más comunes a partir de los cuales la gente enfoca la vida suelen ser: el cónyuge, la familia, el dinero, el trabajo, las posesiones, el placer, los amigos o los enemigos, la iglesia, uno mismo.

Este hábito consiste en que nuestra conducta no la debe regir el capricho ni el azar, debemos tener objetivos precisos a los cuales acercarnos: Un título universitario, comprar una casa o un carro, mantener una relación armoniosa con nuestros familiares y compañeros de trabajo. Cada vez que tomemos una decisión importante debemos decidir si ésta nos acerca o nos aleja de nuestros objetivos.

Debemos centrar nuestra vida en principios, en lugar de personas o cosas que se hallan sujetas a cambios frecuentes e inmediatos. Los principios correctos no cambian.

Este hábito está orientado a lograr efectividad en la administración personal del tiempo, distribuyendo nuestra atención sobre la base de prioridades. Su aplicación permite a las personas encontrar la diferencia entre lo importante y lo urgente.

Las actividades deben de clasificarse dos criterios: Urgencia, aquellas actividades que requieren de una acción inmediata; e importancia, aquellas actividades que están vinculadas a los resultados, que realizan una aportación a nuestra misión, a nuestros valores, a nuestras metas de alta prioridad.

“Debemos fijar un punto de partida que nos permia organizar y ejecutar, seguir nuestras prioridades, debemos de administrar el tiempo, liderar nuestras acciones como si se nos fuera la vida en ello.”

Establezca primero lo primero nos da como referencia administración de tiempo y actividades que consumen generalmente nuestro tiempo podemos dividirlas en 4 bloques: Urgente e importante, Urgente y no importante, No urgente e importante y No urgente y no importante. De ellas Urgente e importante es el área de mayor tensión y stress ya que ahí se produce la crisis, los problemas apremiantes y los proyectos con fecha de vencimiento próximo. Urgente y no importante reúne aquellas que si bien reclaman una atención inmediata no tienen trascendencia ni gran influencia. No urgente e importante reúne aquellas actividades que no requieren atención inmediata pero sin embargo su atención atrae grandes beneficios y tiene influencia sobre eventos futuros. Por ultimo No urgente y no importante aborda actividades que generalmente hacemos en nuestro tiempo libre actividades agradables, cortas, trivialidades, etc.

Para poder establecer primero lo primero debemos conocer la diferencia entre cada uno de ellos y los beneficios que nos aporta. Mientras Urgente e importante consume gran parte de nuestro tiempo, generalmente los resultados que se obtiene de el son a corto plazo y de poca trascendencia. Urgente y no importante y no Urgente y no importante no reportan ningún beneficio ni trascendencia. El corazón del tercer hábito se encuentra en No urgente e importante ya su influencia trae grandes beneficios como el establecimiento de relaciones, reconocimiento de nuevas oportunidades e incluso sin influencia puede trasladarse a Urgente e importante por medio de la prevención y la planificación, lo que ayudaría reducir el numero de actividades en urgente e importante.

Para ayudar en la organización de las actividades no urgentes e importantes se puede contar con la ayuda de un organizador que satisfaga algunos criterios básicos como: Coherencia, equilibrio, etc.

El atender a actividades no urgentes e importantes no implica que lo hagamos todo nosotros también se puede delegar actividades que por su naturaleza lo permitan, definiendo el marco en el que serán desarrollados e indicando a la persona asignada que tendrá libertad de acción para realizar el trabajo dentro de los limites establecidos, con lo que se puede evitar el trabajo de una supervisión constante y transmitirá confianza a la persona que lleva a cabo la tarea. Para el resto de actividades podemos programarnos a largo plazo, proyectándonos desde el enunciado de la misión hasta la meta que se quiere lograr y a corto plazo (por ejemplo una semana)

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