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Sexualidad En La Adolecencia


Enviado por   •  4 de Mayo de 2013  •  7.637 Palabras (31 Páginas)  •  366 Visitas

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CAMBIOS PSIQUICOS:

Dentro de los cambios psíquicos que surgen durante la adolescencia el individuo se ve amenazado por una serie de tensiones debida a la reaparición de sus deseos instintivos reprimidos, que van a producirle una gran angustia. La superación de esta obligara al adolescente a poner en jugo sus mas firmes defensas, que estarán en parte condicionadas por la seguridad o madurez acumulada durante la etapa anterior: la de la infancia.

Frecuentemente se ven padres que se quejan del gran egoísmo de sus hijos y de la frialdad de sus relaciones afectivas para con la familia. Sin embargo, los adolescente son también capaces de los mayores sacrificios o de establecer unas relaciones se amistad o de amor muy apasionadas. Pueden igualmente pasar de un comportamiento ascético a una actitud de entrega a cualquier tipo de sensación que les produzca placer. Estas oscilaciones y cambios de humor y de carácter se han justificado, desde una perspectiva psicológica, a partir de dos puntos de vista contrapuestos. Uno de ellos se basaría en los cambios fisiológicos que se producen a partir de la pubertad y el otro establecería una total independencia entre los procesos físicos y psíquicos, e interpretaría estos últimos como la señal de que el individuo ha llegado a su madurez anímica.

En estas paginas se ha preferido partir de las 2 teorías, sin olvidar lo que la sexualidad va a significar en ese momento para el adolescente, dueño de un cuerpo que va cambiando poco a poco y que genera, por consiguiente, unas expectativas sexuales vividas, en la mayoría de los casos, con profunda ansiedad.

En relación con el impulso sexual, se producen en la adolescencia un conjunto de cambios que conviene reseñar. Al comienzo de este periodo, se registra un aumento cuantitativo de los impulsos. En esta época se reactivan los instintos que componían la sexualidad infantil, reafirmándose una serie de conductas agresivo sexuales propias de los primeros años de vida del niño.

El preadolescente experimenta entonces una imperiosa necesidad de satisfacer sus deseos. Esta época coincidiría con un comportamiento caracterizado por la avidez, la crueldad, la falta de higiene y una desconsideración general. Mas adelante se efectuara un cambio en la cualidad de los impulsos sexuales genitales. En ese momento, el adolescente presenta una conducta más satisfactoria de cara a su familia y a su ambiente, a costa de un aumento de control de sus nuevos impulsos, que le arrastran a una serie de fantasías incestuosas. Con el motivo debe mantenerse alerta y consumir parte de su energía en el adecuado manejo de sus defensas pues se trata de una lucha entre el control de sus impulsos y la liberación de estos. Ello explica sus cambios de carácter y las dificultades para predecir el rumbo que seguirá su comportamiento que puede mostrarse rígido y lleno de inhibiciones o entregado sin medida a satisfacer todas sus necesidades.

Los conflictos de la adolescencia se abordaran de forma diferente a medida que se comprendan sus determinaciones inconscientes. A los padres acostumbrados a una uniformidad de conducta durante el llamado periodo de latencia (aproximadamente de los cinco a los once o doce años) les resulta difícil enfrentarse a los continuos cambios de actitud de sus hijos, que les llevan, en la mayoría de los casos un abierto enfrentamiento con ellos. Los problemas se presentan tanto a nivel familiar como en el ámbito escolar. El chico no se propone la ruptura con su moralidad infantil con el simple propósito de fastidiar padres y maestros; en este sentido, ya hemos visto como sufre ante la reaparición de sus deseos mas reprimidos.

FORMAS DE VIVIR DE LA ADOLESCENCIA:

Se ha apuntado cómo la adolescencia no responde a ningún tipo de actitudes y transformaciones fijas, ocasionadas únicamente por el paso a través de la pubertad.

El periodo en cuestión representa una evolución global de la persona que puede ser vivida de manera totalmente distinta de un individuo a otro.

Al hablar de la adolescencia no hay que olvidar todo el bagaje de la etapa anterior, clave en la configuración del Yo del niño, pues marca una pauta importantísima en la forma en que el chico o la chica abordara su adolescencia. Otro aspecto que influirá también en este proceso se refiere al marco socio-cultural en que los jóvenes se ven inmersos. Una sociedad adulta que se tambalea, con una crisis permanente de valores y que, en general, se caracteriza por su medio e inseguridad, no ofrece al joven el marco sociológico idóneo para su desarrollo.

Según el niño va accediendo a la pubertad, surgen en su interior una serie de actitudes distintas que producen en los padres una situación de zozobra; estos se quejan de que sus hijos ya no obedecen igual que antes, como si hallaran satisfacción en hacer y opinar justo lo contrario de lo que ellos han venido inculcándoseles hasta entonces. Pero si los padres comprenden el cambio y lo viven sin medio, conservando la firmeza sin imponer su autoridad a ultranza, la situación se alargara estrictamente lo suficiente para que el muchacho se establezca en su anhelada independencia mediante la potenciación de un Yo claramente diferenciado. Las situaciones de incomprensión padecidas en el ámbito familiar dan lugar a una constante angustia, que, en muchos casos, provoca en el adolescente, una vez alcanzada la mayoría de edad, actitudes que afectan a su posterior vida adulta.

El adolescente incomprendido por su familia evidencia un rechazo hacia ella y se recoge en su mundo interno (introversión); por ello trata de alejarse del medio paterno, al que toma como elemento opresor y que en lugar de ayudarle, le confunde en su ambivalencia lucha entre dos sentimientos; dependencia e independencia.

Al servicio de esta búsqueda, el joven utiliza su inteligencia como una defensa contra la propia ansiedad. Los conflictos afectaran profundamente a sus elecciones futuras; quizá dirija su energía contra todo lo que representa una autoridad o tal vez prefiera resolver las cosas de una forma fácil, adaptándose a unas normas que se ve incapaz de transgredir y que le obligan a intensificar la represión de sus impulsos internos.

INFLUENCIAS DE LA ACTIVIDAD EDUCATIVA:

Ya hemos visto como el niño nace con una gran inmadurez, y como, poco a poco, a través de la intuición y del cuidado de sus padres madura lentamente.

Algunas madres o sustitutos encargados de la educación ayudan al niño a que se convierta de una forma natural, en un ser autónomo, al ofrecerle las posibilidades de adquiera una experiencia propia. Todo niño pasa, en este sentido, por una serie de frustraciones que los padres deberán aceptar no tanto como una finalidad en si mismas, sino como algo bueno e incluso necesario en su proceso madurativo.

Sin embargo,

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