Sin Temor Al Fracaso

El Temor al fracaso.

Personal

La fijación de metas, el pensamiento positivo, la visualización y la fe, es lo que lo lleva a uno a recorrer un camino maravilloso para la clarificación de los propósitos. (Norman Vincent Peale)

Una de las cosas más difíciles en la vida del ser humano es aprender a equivocarse. No me refiero al hecho en sí de fallar, de cometer un error ya que eso es muy fácil, sino de equivocarse y no derrumbarse, de saber reconocer un error sin sentirse terriblemente humillado.

El temor de un joven adolescente al fracaso pienso que se debe en ocasiones a la poca o mala comunicación que existe con nuestros padres ya que sentimos que se nos niegan en muchos de los casos los permisos para realizar algunas cosas que queremos y que sentimos que son correctas, esto nos hace ponernos rebeldes y no acatar las decisiones que ellos toman poniéndonos en un conflicto.

En mi caso siento temor en ocasiones cuando saco malas notas ya que mis padres no lo ven bien sino que piensan que uno lo hace porque uno quiere y lo hace de maldad porque somos irresponsables que no valoramos el esfuerzo que ellos están haciendo y no es así ya que como adolescentes tenemos también nuestros propios problemas que por la falta de confianza no nos atrevemos a contarles porque nos aplicarían castigos que consideramos no son lo mejor para nosotros, como en una ocasión que no me dejaron asistir a las practicas de mi deporte favorito que es el futbol por desobedecer una orden que me habían dejado.

Pienso que también los padres cometen el error de decirnos con frecuencia a sus hijos cosas como por qué sacaste esa nota, claro si te la pasas sin oficio porque en la casa nunca haces nada, y por ahí se va soltando a decir lo malo, lo feo, y todo lo que se les ocurra. Lo que consiguen con eso es que nos sintamos mal y que nuestra autoestima baje y aumente nuestra inseguridad, que nos deprimamos y crezcan nuestras dudas. Pienso que si cometemos un error lo lógico es que se nos de un castigo pero también se nos debe dar la oportunidad de tratar de enmendar y que nos entiendan nuestra manera de pensar.

Como jóvenes sé que debemos reflexionar sobre la importancia de cambiar nuestra actitud frente a la vida y que empezamos a ver los fracasos o las malas actuaciones como una oportunidad de aprendizaje que nos ayude realmente a que tengamos una autoestima fuerte basada en nuestros propios esfuerzos y con la seguridad que nos aman por lo que somos y no por lo que ellos quieran hacer de nosotros.

Si no tenemos el apoyo de nuestros padres que son nuestros seres más cercanos nos sentimos frustrados sin ánimos para estudiar, sin ánimos para sacar buenas notas, estaremos llenos de dudas y buscaremos esa ayuda, ese apoyo, en otras personas que conocemos o consideramos nuestros amigos y que en muchas ocasiones no son las más adecuadas.

Cuando tenga familia y para que puedan salir adelante pienso que como padre siempre debemos estar ahí, pendientes de ellos conversando, pendientes de que si tienen tarea o no para estudiar, animarlos a fijarse una meta y que tienen que cumplirla pero siempre estando ahí para animarlos y brindarle el apoyo que necesiten ya que considero que debe ser responsabilidad de los padres si quieren que uno se sienta bien y seguro de uno mismo y con una autoestima adecuada y así sentirnos orgullosos de ellos.

Otro de los temores que mantiene un ser humano es el de fracasar en la vida escolar, a la vez que es una de las preocupaciones de los padres para con sus hijos, aunque no de todos los padres que tienen hijos ya que un gran porcentaje de los niños y jóvenes no logran terminar la enseñanza obligatoria en su educación.

En algún momento nos hemos cruzado con personas raras que por culpa de una especie de terror a hacer las cosas mal y a quedar en ridículo, dejan de hacer cosas que en el fondo desean tanto simplemente por no querer arriesgarse y entrar en el “juego” antes de haber dominado bien las reglas. A lo mejor no quieren jugar un partido de basket en el colegio, porque dicen que no juegan bien; o jamás salen a la pizarra porque les aterra la posibilidad de no poder dar una respuesta correcta.

Podemos llamarlas como querramos pero en realidad, personas así tienen mucho de ”perfeccionistas”, tienen cualidades y pensamientos muy positivos como por ejemplo la creencia en que todo trabajo debe estar religiosamente bien hecho, el procurar terminar bien las cosas y si fuera en el menor tiempo mejor, cuidar los detalles en cada uno de sus movimientos, etc. Todo esto puede ser magnífico,

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