Sociedades Mercantiles

Sociedades Mercantiles

La reglamentación de la sociedad desde el Derecho Romano, y a lado de los llamados contratos de cambio, constituyen el reconocimiento de realidades económicas y sociales las cuales llevan a reglamentar los negocios jurídicos unilaterales, bilaterales y plurilaterales para la satisfacción de fines comunes entre el Derecho y el hombre.

A medida que las relaciones humanas se van desarrollando y evolucionando las agrupaciones en la sociedad crecen y se vuelven más complejas en cuanto a los medios económicos que requieren y disponen.

La Sociedad, en sentido técnico jurídico, ente creado por un acto voluntario colectivo de los interesados, en aras de un interés común y con el propósito de obtener ganancias o un fin lucrativo. Los socios se comprometen a poner un patrimonio en común integrado por dinero, bienes o industria, con la intención de participar en las ganancias. Por tanto, son características fundamentales y constitutivas de la sociedad la existencia de un patrimonio común y la participación de los socios en las ganancias. Se distingue de la asociación en que ésta no persigue fines lucrativos sino de orden moral o económico-social que no se reducen a la mera obtención y distribución de ganancias.

Desarrollo de las Sociedades Mercantiles a través del tiempo

En el Derecho Romano, la sociedad no se consolidaba aun como un contrato sino como una especie de comunidad. El contrato de sociedad en la antigua Roma era constitutivo de relaciones obligatorias entre los coasociados sin considerar afectaciones hacia terceros.

Desde el origen de la sociedad existe el affectio societatis el cual consiste en poner algo en común que subsiste como “contrato” durante la vida de la persona, basado en el término de “la buena fé”.

La forma de sociedad que se desarrollaba en la antigua Roma para actividades económicas, familiares, artísticas y religiosas, generó el nacimiento de las sociedades comerciales en las cuales la finalidad común de los socios consiste en la especulación. La forma más común y antigua de ellas es la compañía, que corresponde actualmente a la colectiva, en la cual se mantiene el carácter personal antes señalado sin que se den la responsabilidad limitada de los socios y la atribución de personalidad a la sociedad misma.

De la sociedad colectiva, surge a su vez la colonna y la commenda que se ocupó del tráfico marítimo en la cual por primera vez expresamente la limitación de la responsabilidad de uno de los socios.

Algunos siglos después de estas sociedades aparece la primera sociedad precursora de la anónima. Las sociedades anónimas se van desarrollando junto con el capitalismo y constituyen la forma más sobresaliente para el desarrollo de éste. Este tipo de sociedad se puede considerar como la base para la existencia y supervivencia de la organización capitalista de los países desarrollados y los que están en proceso de desarrollo.

La evolución de las sociedades, en especial de la anónima en los países de mayor desarrollo económico va al parejo de el crecimiento de su complejidad en la estructura y tiende a abarcar y comprender el mayor número de socios a través de la oferta y suscripción pública de acciones y, la demanda y recepción de préstamos en la Banca Nacional e Internacional como el Estado y organismos del exterior (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial..).

La creciente evolución y complejidad de estas sociedades llevaron a la creación, a finales del siglo pasado en Alemania e Inglaterra, las sociedades de responsabilidad limitada, y a su difusión, prácticamente, en todos los países. Se dieron de una forma parecía a las sociedades anónimas solo que la responsabilidad limitada de todos los socios se genera con un número restringido de éstos cuyas acciones o cuotas no podrán ofrecerse a la venta al público o transferirse.

La sociedad cooperativa se desarrolló en 1844 en Inglaterra con características completamente diferentes a las sociedades mercantiles clásicas ya que, la cooperativa no persigue fines especulativos, aunque sí, económicos. La importancia de las sociedades cooperativas radica en que, se ofrece una alternativa a la disputa constante de lucha actual de clases entre el capitalismo y comunismo.

Regulación y definición

Los principales textos sobre sociedades, en nuestro país, son La Ley General de Sociedades Mercantiles (D.O. 4/VIII/34) y la Ley General de Sociedades Cooperativas (D.O. 15/11/38) y estos tienen muchos de sus principios aplicables a todas las asociaciones y sociedades, así como su definición, derivan del derecho común, o sea, por el Código Civil de Distrito Federal que de acuerdo con la costumbre y la práctica prevaleciente constituye la fuente de la legislación mercantil. En consecuencia, el estudio completo de las sociedades, aún las de carácter comercial exclusivo deben partir de esas normas y principios del Derecho Civil.

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