Titulos Valor

Suelen denominarse títulos cambiarios para identificar a los que conforman esta categoría especial, o sea a la letra de cambio, pagaré a la orden, cheque y factura, mientras que los demás títulos valor causales se los denominan “títulos cartáceos”, según señala Gómez Leo.

La mayoría de estudiosos y tratadistas apuntan a que el DERECHO CAMBIARIO, es una rama autónoma del derecho que reconoce a todos los títulos de crédito como títulos cambiarios o papeles de comercio porque son abstractos, formales y completos, se explica que son abstractos por cuanto se han desvinculado jurídicamente de la causa jurídica, que motivó su creación o circulación; son formales, porque si falta algún elemento o requisito de fondo o de forma, se considerará nulo o no creado y son completos porque deben bastarse a sí mismos, en tal virtud de que no debe haber otros documentos que hagan válido al documentos principal de crédito.

Los títulos cambiarios en sí han ido adquiriendo su pulimiento y fuerza a medida de la evolución económica y mercantil, ya que la necesidad cambiaria o de comercio ha hecho que se desechen los menos para mantener a los más y llegar mantener a los que hasta ahora se ocupa en las transacciones diarias como son las que ya mencionamos, letra de cambio, pagaré (que de a poco ha ido perdiendo su continuidad de uso), cheque y factura; mismos que a través del tiempo y las costumbres mercantiles han obligado la creación de leyes que regulan su funcionamiento y accionar de efectiva utilidad.

El derecho cambiario se ha vinculado y evolucionado juntamente con el Derecho Mercantil, porque regula las formas de comercio, creando alternativas para “valga la redundancia” comerciar con medios distintos al efectivo, creando una fluidez de mercado; por otra parte se vincula con el Derecho Procesal Civil porque regula, el proceso o funcionamiento para su eficaz cumplimiento, con la conminación de su cobro, ya sea hasta con el embargo de los bienes del deudor principal y/o garante.

Inicialmente del derecho cambiario se dividió en dos periodos, el primero que se vincula con el uso de la letra de cambio, teniéndolo como un documento relativo a un contrato de cambio, que se incorpora el mandato de pago; y el segundo que agrega el endoso, configurando a la letra como un título de crédito a la orden de carácter especialísimo. En consecuencia no coinciden los periodos mercantiles con los periodos legislativos y doctrinarios, a que en campo mercantil el uso de los comerciantes precede siempre a la elaboración doctrinaria y legislativa.

En consecuencia el derecho cambiario estuvo regida por el comercio y su uso (instituciones mercantiles) para más tarde establecerse en los parámetros de los estatutos de los mercaderes para que en la actualidad se rijan por normas legislativas.

Según la evolución del tiempo y las circunstancias,

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