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Trabajo De Contexto Social


Enviado por   •  8 de Octubre de 2014  •  1.162 Palabras (5 Páginas)  •  284 Visitas

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“Rostro y corazón”: punto de partida del concepto náhuatl de la educación

Los náhuatl llegaron a considerar los sabios nahuas lo que llamamos “persona humana”. Encontramos en los textos algo que se repite especialmente en pláticas o discursos: al referirse el que ha tomado la palabra a aquél con quien está hablando, aparece la siguiente expresión idiomática náhuatl: “vuestro rostro, vuestro corazón”.

De acuerdo con las reglas del que llamaban los nahuas tecpilatolli, o sea, “lenguaje noble o cultivado”. In ixtli, in yóllotl, “la cara, el corazón”, simbolizan siempre lo que hoy llamaríamos fisonomía moral y principio dinámico de un ser humano. Los nahuas, se yuxtaponía a la idea de “rostro”, la del “corazón”, órgano al que atribuían el dinamismo de la voluntad y la concentración máxima de la vida. Pues bien, la concepción náhuatl de la persona como “rostro y corazón” es punto clave en la aparición de su concepto de la educación.

El hombre maduro; corazón firme como la piedra, corazón resistente como el tronco de un árbol; rostro sabio, dueño de un rostro y un corazón, hábil y comprensivo. Ser “dueño de un rostro y un corazón”: he aquí el rasgo definitivo que caracteriza a un auténtico hombre maduro (omácic oquichtli). De no poseer un “rostro y un corazón”, tendría entonces que ocultar “su corazón amortajado” y cubrir con una máscara su falta de rostro, añade que posee “un rostro sabio” y “un corazón firme como la piedra”. Estos calificativos están presuponiendo, como vamos a ver, que el omácic oquichtli, “el hombre maduro”, ha recibido el influjo de la educación náhuatl. “Ixtlamachiliztli”: acción de dar sabiduría a los rostros ajenos

Es maestro de guías, les da su camino, de él uno depende. Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos y cuidadosos, hace que en ellos crezca una cara... Gracias a él, la gente humaniza su querer, y recibe una estricta enseñanza. Hace fuertes los corazones, conforta a la gente, ayuda, remedia, a todos atiende. Entre los diversos atributos del temachtiani o maestro náhuatl, podemos distinguir claramente dos clases. Por una parte, aquellos que se refieren a “hacer que los educandos tomen un rostro, lo desarrollen, lo conozcan y lo hagan sabio”. Por otra, los que nos lo muestran “humanizando el querer de la gente" (itech netlacaneco) y “haciendo fuertes los corazones”.

Es el primero, teixcuitiani: “que-a-los-otros-una-cara-hace-tomar”. Está compuesto de los siguientes elementos: el prefijo te- (a los otros); el semantema radical de ix- (tli: rostro); y la forma principal cuitiani (“que hace tomar”). Reunidos estos elementos, teix-cuitiani significa a la letra (el que) “a-los-otros-un-rostro-hace tomar”.

El segundo término es te-ix-tlamachtia-ni: “que-a-los-rostros-de-los-otros da- sabiduría”. Los elementos que lo forman: te (a los otros); ix (tli: rostros o rostros); tlamachtiani (el que hace sabios, o hace saber las cosas). Reunidos, te-ix-tlamachtiani vale tanto como “el-que hace-sabios-los-rostros-de-los-otros”.

Tercer término, tetezcahuiani: “que-a-los-otros-un-espejo-pone-delante”. Compuesto de te (a los otros); tézcatl (espejo), palabra de la que se deriva tezcahuiani: “que espejea”, o pone delante un espejo. La finalidad de esta acción claramente se indica al añadirse en el texto citado que obra así, para que se vuelvan “cuerdos y cuidadosos”.

Cuarto término, netlacaneco (itech): “gracias- a- él-se-humaniza-el-quererde-a-gente”. Se aplica al maestro, diciendo que itech (gracias a él); ne (la gente), tlacaneco (es querida humanamente). Este último término es a una vez compuesto de neco (forma pasiva de nequi: “querer”) y de tláca (tl), “hombre”.

Quinto término: tlapolpachivita:

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