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Tres Mujeres Decentes


Enviado por   •  7 de Junio de 2012  •  10.223 Palabras (41 Páginas)  •  568 Visitas

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Tres Mujeres Decentes

Pieza en 2 actos

Original de: Eduardo Hidalgo

cel. 045 775 158 93 52

Personajes:

Ofelia (aproximadamente 40 años)

Ariadna (de 25 años)

Melissa (de 18 años)

Gastón (de 25 a 30 años)

Padre Anselmo (de 55 a 60 años)

La acción transcurre en la Sala-Comedor de una casa antigua ubicada en la provincia mexicana, época actual.

La casa aunque limpia debe notarse descuidada, con muebles viejos y obscuros, habrá una puerta del lado izquierdo, otra más al lado derecho y una más pequeña al centro con candado. Una vieja escalera de madera conduce a un tapanco en donde se acumulan trebejos y cajas de medicina, frascos y envases viejos, el cual tiene una ventana que da al fondo del escenario; Al centro de la casa hay un altar con una foto de un hombre, rodeado de velas y medicinas, el ambiente es sombrío y frío.

(Amanece, entran Ariadna y Melissa seguidas de Ofelia, las hijas visten antiguos ropas y faldas muy largas y descoloridas, Ofelia un vestido negro deslavado. ponen la mesa, Ofelia toma asiento, luego ellas).

Acto I

Cuadro 1

Ofelia. Te agradecemos señor, éste alimento que vamos a tomar, te pedimos por quien no lo tiene y te rogamos por que no nos falte, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Ariadna

y Melissa Amen

Melissa.- ¿Me permites el azúcar? , Gracias

Ofelia.- Con eso basta, tanta azúcar puede hacerte daño

Melissa.- Sí, mamá. (Pausa, se escuchan sonidos del exterior). .

Ariadna.- parece, que se están cambiando, a la casa de junto

Melissa.- ¿quién?.

Ariadna. No sé, yo...

Ofelia. No les he dicho que no se habla en la mesa, si alguien se cambió no es asunto nuestro, cuando vivía tu padre, jamás tuvimos trato con vecinos, menos ahora debemos tenerlo, está entendido.

Melissa. Si, mamá

(Ofelia observando a Ariadna)

Ariadna. Si, mamá .

Ofelia. Ustedes saben que todo esto es por su bien, las quiero mucho, saben que son mi único tesoro, y no quiero que se contaminen de ideas que lleguen de extraños, por eso nunca han salido de esta casa, desde que nacieron, por eso yo les he dado clases, para que no vayan a esas aulas sucias en donde solo les enseñan a pecar e incitar a la juventud al mal.

Melissa. Usted, conoce el mundo mamá, ¿Cómo es?

Ofelia. Desolado, obscuro, lleno de gente, lleno de maldad y de indecencia, es gris y todo el que se deja llevar por ideas que no son las de seguir a Dios, nuestro señor, va directo a la perdición.

Melissa. Papá, también lo conoció... ¿verdad?

Ofelia. Si, también, pero él tuvo cuidado de liberarse de toda esa maldad que le rodeaba, trabajando arduamente, honestamente, sin descanso, fabricando medicamentos para curar a la gente de sus males ocasionados por la perversidad que reina en el mundo. Por eso decidimos que ustedes no salieran de la casa para que sean puras, castas y decentes, muy decentes; para que a la hora de rendir cuentas al creador, lleguen limpias de todo pecado y podamos reunirnos con su padre, y volver a formar la familia que siempre hemos sido... bueno basta de tanta platica, terminen de desayunar y levanten todo ya casi son las 8, todavía hay que preparar algunos jarabes antes de que llegue el padre Anselmo.

Melissa y

Ariadna si, mamá.

Cuadro 2

(Ofelia y el padre Anselmo entran a la sala)

Ofelia. No sabe como le agradezco el que venga a darnos misa aquí padre, las niñas necesitan tanto de la palabra de Dios.

Anselmo. Ya me lo agradeces bastante con los donativos que haces a la iglesia, para mí es un placer venir doña Ofelia, sin embargo pienso que seria mejor que ustedes fueran a la iglesia a la casa de Dios con todos los fieles...

Ofelia. Disculpe padre, pero usted sabe mejor que nadie que eso nos es posible, las niñas no salen de casa.

Anselmo. Perdone que insista Ofelia, entiendo que, no permitir que las “niñas”, como tú las llamas, fue la ultima voluntad de Don Armando, pero negarse a ir a la iglesia a la casa de Dios, la verdad hija eso no es...

Ofelia. Me extraña que diga eso padre, usted, mejor que nadie sabe que la voluntad de Armando fue esa y que yo debo cumplirla al pie de la letra... aun lo recuerdo, recostado en sus últimos momentos y angustiado, pidiendo, suplicándome que las niñas no se contaminaran, que no las dejara salir, recuerdo sus ultimas palabras: “El demonio toma miles de formas, no permitas que él llegue a mis hijas nunca, nunca”.

Anselmo. Pero con salir un poco hija, tú al lado de ellas...

Ofelia. Imposible padre, he luchado mucho por impedir que algo malo suceda, lo he hecho durante 25 años, no lo haré ahora.

Anselmo. Ojala me equivoque, hija, quizás tanto encierro no sea tan benévolo como tu crees, me molesta que la gente del pueblo solo te ven a ti entrar y salir de tu casa, te ven sola en la botica y..

Ofelia. ¿Y?... que pasa, padre.

Anselmo. Bueno tu sabes, que en un pueblo tan pequeño como este, se dicen muchas cosas, pero...

Ofelia. Si, lo sé, lo sé muy bien, la gente siempre la gente, ¡la inmunda y cochina gente ¡

Anselmo. ¡Hija!.

Ofelia. Si, la gente en las calles, la gente en el mercado, gente en las esquinas, en la tienda, gente en las casas, en las ventanas, detrás de las paredes, tratando siempre de saber más y más, que dicen padre, ¿que porque estoy sola?, ¡Que soy una bruja!, ¡Una loca!, ¡Una maniática!, ¡Una...!

Anselmo. No, hija, no, no es eso, es... este encierro, son estas cuatro paredes las que vuelven todo una obsesión, pesado, agobiante.

Ofelia. Éstas 4 paredes son algo mas que una casa padre, al morir Armando, y gracias a su trabajo honrado, justo, tenemos como sobrevivir: yo sola atiendo la botica y preparo los medicamentos, y a pesar de que la clientela ha bajado, por las nuevas farmacias que existen, aquí estamos al pie del cañón y usando las formulas que Armando dejó, no necesitamos nada más de ningún lado, éstas 4 paredes son... un castillo, una fortaleza contra el mal, padre, contra el demonio, contra el pecado...

Anselmo. El pecado solo existe si cierras tu corazón a Dios, eres la mujer más correcta que conozco, Ofelia, hija, reconsidera esa

...

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