Un liderazgo emergente para la práctica docente: Liderazgo emocional
Enviado por ammi05 • 19 de Junio de 2017 • Tarea • 2.788 Palabras (12 Páginas) • 331 Visitas
Un liderazgo emergente para la práctica docente: Liderazgo emocional
Autora: Ventura Sarmientos AmmiSaddai
ammisaddai05918@yahoo.com
Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”
Licenciatura en Educación Secundaria con Especialidad en Telesecundaria
Línea temática: Liderazgo académico en la práctica docente.
Modalidad: Reporte Académico (Disertación teórica).
Resumen:
En este trabajo se habla de la figura docente como líder, el impacto de su práctica en los resultados académicos, se expone la insuficiencia de enseñar un bagaje escolar cada vez más voluminoso y se defiende que es imprescindible el dominio de la inteligencia emocional para un liderazgo eficaz. Posteriormente se hace una revisión teórica con fundamento en un modelo emergente encontrando el punto de cohesión entre lo emocional y lo cognitivo; el liderazgo emocional.
Se replantean las estrategias pedagógicas, el rol docente, la alfabetización emocional, las prácticas socio-emocionales y la evaluación de los aprendizajes, se develan las repercusiones de aplicar este estilo de liderazgo en torno a la salud física y mental de los miembros de la comunidad educativa, la mejora de las relaciones interpersonales en el aula, su intervención para evitar el estrés y la ansiedad laboral. Por último se aborda la importancia de la autoformación docente en la inteligencia emocional para cumplir con las exigencias académicas sin perder su derecho a sentirse útil en la sociedad que le ha tocado vivir.
Palabras Clave: Liderazgo emocional, inteligencia emocional, educación, rol docente.
Introducción
Uno de los objetivo prioritario de las políticas educativas en el siglo XXI es garantizar los aprendizajes necesarios que posibiliten, sin riesgo de exclusión, la integración y participación activa en la vida pública.
El sistema educativo se desarrolla cónsono a los distintos cambios paradigmáticos actuales y aunque en sus inicios el docente se consideraba la fuente directa del conocimiento, con la implementación de las nuevas tecnologías, aquel rol queda obsoleto, pero en ningún momento demerita la influencia de los líderes escolares frente al resultado de los aprendizajes. Por tanto, parece pertinente ajustar las directrices curriculares y las evaluaciones estandarizadas al contexto real de los centros escolares e incluir entre el perfil de egreso las competencias emocionales.
El liderazgo es el factor principal en las instituciones educativas en la consecución de esa meta, la teoría de la contingencia o situacional nos muestra que existen tantos estilos de liderazgo como centros educativos, estás afirmaciones son propuestas por Tannenbaum y Schmidt (1958), Fiedler (1967), House (1977), Hersey y Blanchard, (1987) y Lorenzo (2005). Lo anterior explica la aparición de distintos modelos de liderazgo en el ámbito educativo, los más conocidos son: situacional, transformacional, pedagógico, relacional y trascendente.
Las vertiginosas transformaciones y demandas educativas plantean una interesante reflexión en torno a ofrecer una educación de calidad, cumplir con la figura de líder exige que el docente sea mucho más que un mero transmisor de conocimientos, aunado a esto los liderazgos “clásicos” no parecen cumplir con las demandas actuales por lo tanto considerar un liderazgo emergente; el liderazgo emocional parece la mejor opción, promete una cultura escolar robusta, con implicación de todos los agentes (incluida la familia y la comunidad).
Desarrollo
Desde finales del siglo XX se han multiplicado las teorías que buscan generar mediante el diseño y aplicación de programas de Educación Emocional con un marco teórico-práctico que contribuya al desarrollo de un modelo de dirección para el cambio y la mejora escolar, la intención es desarrollar la capacidad de comprender las emociones propias y ajenas, para posteriormente convertirlas en herramientas fundamentales para el profesorado, el liderazgo emocional, refuerza la actuación del líder en el aula y es el docente quien mantiene una estrecha relación con el alumnado por lo que se considera más beneficioso y válido un uso múltiple de estilos de liderazgo. Las investigaciones de Goleman (1995), Álvarez, Agüero (2009), Pelakis, C., & Pereira, J. (200), y otros, proporcionan las bases para el estudio de este liderazgo emergente.
Es Goleman (2012) quien sentó las bases de este liderazgo al postular: “Los factores que mejor discriminan de entre un grupo de personas igualmente inteligentes, a quiénes mostrarán una mayor capacidad de liderazgo, no son el CI (cociente intelectual) ni las habilidades técnicas, sino las relaciones con la IE (Inteligencia emocional)” (p.18).
Con la publicación de su libro Inteligencia emocional en 1995 nos da una visión de las cualidades que debe poseer un líder, un aspecto interesante del liderazgo que propone es el carácter inspiracional que transmite independientemente de que surja en el mundo administrativo, resulta fascinante que use la inspiración junto a la tríada de la confianza, conciencia de uno mismo, y empatía, esta modalidad de liderazgo articula una visión significativa que permite sintonizar con los valores del personal, lo que expone las carencias del sentido humanista que tienen nuestros planes y programas de estudio, al docente se le forma en competencias dejando de lado la creatividad y la emoción, aun tomándose en cuenta no son reconocidas por las pruebas estandarizadas.
Otra investigadora en este ámbito, es Agüero (2009), propone lo siguiente:
La próxima generación de líderes debe estar en capacidad de manejar presiones de gran intensidad, formar recursos humanos de alta calidad integral y desarrollar comunidades corporativas ejemplares por su solidez estructural, misión y su visión de compromiso en organizaciones de aprendizaje, con directivos preparados….con sólida arquitectura organizacional. (p.53)
La idea que proponen estos autores llega a ser la clave del nuevo modelo de liderazgo emocional, por tanto, si queremos implicar a toda la comunidad educativa: ¿No serían necesarias una serie de habilidades sociales científicamente demostradas que poseen aquellas personas que tienen un alto índice de Inteligencia Emocional? La respuesta es afirmativa. El liderazgo del futuro es o debe ser emocional, compartido, contextualizado y transformacional.
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