Practica Docente
Enviado por claritzagarcia • 11 de Noviembre de 2011 • 2.177 Palabras (9 Páginas) • 452 Visitas
PRÁCTICA DOCENTE I
INFORME FINAL
La escuela pública es, en estos días, protagonista indiscutible
Ä porque representa la vigencia del reconocimiento estatal del derecho a la educación, en contraste con otros derechos sociales hoy desdibujados;
Ä porque se trata de una de las instituciones menos cuestionadas por los ciudadanos, y por lo tanto una de las más reconocidas en orden a su credibilidad.
El mundo cambió; la institución escolar mantuvo rígida su organización. El docente y el alumno, que como personas han asimilado los cambios sociales, se ven obligados a forzar sus personalidades dentro del ámbito escolar por el encorsetamiento del sistema. Sólo liberados de ataduras caducas, el docente y el alumno podrán construir una relación pedagógica que permita ir esbozando el perfil y la función del docente.
El docente era la persona que ejercía o enseñaba una ciencia o arte, a adolescentes o jóvenes. Enseñar, significaba transmitir el conocimiento atesorado socialmente a las nuevas generaciones a través de quienes lo estudiaron a tal fin.
Claro que la acción de enseñar requería de un método que facilitara la adquisición de los conocimientos por parte del aprendiz y que desarrollara en él la valoración del esfuerzo y el estudio. De igual manera era necesaria una organización que permitiera la puesta en práctica de este método por la cual la sociedad establecía la forma en la que iba a desarrollar su tarea el docente e iba a recibir instrucción el alumno. No menos importante era la constancia oficial del cumplimiento de las sucesivas etapas en la que estaba organizada la transmisión de conocimientos. Esto es, teníamos al docente, al alumno, al método, a la escuela, al sistema educativo en su totalidad. Estos cinco elementos conformaban el lugar, los actores, el modo y la certificación de la educación. La familia era el soporte exterior, la que actuaba como refuerzo en los niños y jóvenes para las enseñanzas escolares; aunque más no sea por la alta valoración del estudio que les inculcaba a sus hijos. A su vez, la escuela apoyaba las enseñanzas morales y de carácter que se cumplían en el hogar.
Hasta aquí parece claro que el docente debe estar capacitado intelectual y profesionalmente para transmitir conocimientos y favorecer hábitos valorados por la sociedad en los educandos, y su función es lograr que sus alumnos adquieran conocimientos y hábitos aceptados socialmente.
Los cambios que se dieron en los últimos años afectaron directamente aislando a la escuela de apoyos exteriores como la familia. Todo fue tan acelerado que ni los docentes ni las autoridades educativas pudieron o supieron realizar las adaptaciones necesarias.
Hoy, el docente no es más la persona valorada por sus conocimientos, ni la escuela es respetada como el segundo hogar. Además, si la familia no puede sostenerse como institución menos podrá apoyar a la escuela. De igual manera, el lugar que antes ofrecía un marco apropiado para el proceso de enseñanza-aprendizaje, hoy es totalmente inadecuado para albergar la enorme cantidad de jóvenes y no presenta las mínimas condiciones pedagógicas para llevar adelante la tarea docente.
La sociedad toda se ha vuelto escuela ya que políticos, periodistas, artistas, transeúntes, automovilistas, terroristas, deportistas, drogadictos, traficantes, empresarios, piqueteros, cartoneros, eclesiásticos, instituciones privadas, grandes empresas multinacionales, la televisión, el cine y los comentaristas de todo el planeta educan formal o informalmente a los niños y jóvenes. Además, las certificaciones que sigue otorgando el sistema educativo a sus egresados poco y nada dicen sobre sus saberes y habilidades.
¡Qué pobre y desvalido quedó el docente ante tamaña competencia!, teniendo en cuenta que se vio obligado a cumplir funciones de asistencia y contención ante la casi disolución de la familia, y además los alumnos obtienen información de distintos medios como internet, conocimientos que antes sólo él exhibía luego de arduos años de estudios.
La docencia, y con ella la educación, están en crisis. Esto es, vivimos un momento en el que se produce un cambio muy marcado tanto entre los docentes como en la educación. Cualquiera que transite una institución escolar recogerá los signos de la violencia y el fracaso académico y humano en sus aulas y pasillos.
Docentes y alumnos son seres humanos y concurren a la escuela con sus expectativas humanas. En consecuencia, hay dos demandas que coinciden y se refuerzan: por un lado, la demanda por enseñar y aprender y por otro, la demanda por recibir respuestas.
Por lo tanto, podemos afirmar que la calidad ambiental o la atmósfera del aula se valora por el nivel de satisfacción que encuentran sus miembros al trabajar juntos en ella. El clima áulico es, entonces una condición que afecta el comportamiento y la identidad que adoptan las personas en la misma.
En la práctica docente apuntaría a un clima áulico en el que entre los actores predominen percepciones como:
-Relaciones comprometidas entre los miembros de los diferentes grupos y expresiones de ayuda mutua, que se traduzcan en niveles altos de participación.
-Objetivos institucionales e individuales claros y compartidos, que se traduzcan en un grado adecuado de identificación y compromiso de los actores con la institución y en la realización de las actividades programadas.
-Claridad en las normas, continuidad en su aplicación, como asimismo, posibilidades de innovación y fomento de la creatividad.
Construir un aprendizaje basado en de las relaciones interpersonales que se establecen en el contexto escolar, el cual no depende únicamente de las características intrapersonales del alumno o del profesor o del contenido a enseñar, sino que está afectado por factores como el tipo de «transacciones” o de interacciones que mantienen los docentes y alumnos; por el modo en que se efectúa la comunicación. En definitiva, un aprendizaje que tienda a producir satisfacción y a favorecer los aspectos personales, motivacionales y actitudinales de las personas involucradas en dicho proceso.
Como docente, considero importante que mis alumnos:
Ä No se aburran, por efectos de la rutina y falta de focos atencionales atractivos.
Ä No entiendan, a causa de la dispersión de los focos atencionales y no estar convencidos del sentido del conocimiento.
Ä No participen, porque el sistema está agotado en la relación docente.
Ä Molesten, porque el sistema los institucionalizó como amontonamiento de individuos, con vocabularios y códigos gestuales donde la burla es la norma; y no como conjunto de personas individualizadas.
Desde
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