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Un otomí más


Enviado por   •  30 de Mayo de 2018  •  Ensayo  •  1.342 Palabras (6 Páginas)  •  89 Visitas

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Un otomí más

Cuando el sol  aparecía entre la neblina de la mañana, su resplandor  hacia cantar a los animales, así con él, los sonidos de la mañana se hacían presentes para indicar un nuevo amanecer. Sonidos que hasta la fecha son recordados con la mente y con el corazón de aquellas personas que al despertar, observaban su fulgor al entre abrir los ojos, y con ello, acompañaba una difracción de luz que hacía denotar el humo de la tierra, ese humo que ascendía hasta  el lóbrego de la habitación y se difuminaba en el claro oscuro del tiempo. Momento especifico que indicaba la hora de presenciar un nuevo día. Entre la esencia  de la leña quemada y los olores de la comida, el despertar se volvía un placer.

 Ya sentado en la mesa, se da uno cuenta que el platillo es el mismo de ayer y posiblemente que  el del día anterior; caldo, frijoles, habas, y a veces ni eso, uno se da cuenta que no alcanza en la casa,  y ver que el sostén del hogar, ya es  más grande que de costumbre. Momento  exacto en el que se Reflexiona ¿Del por qué  de la situación?, si siempre se trabaja desde que el sol sale, a veces desde mucho antes, desde que reina la madrugada; hasta que la vista ya no distingue por la noche, o peor aún, hasta que el cuerpo y la voluntad  se cansa. Trabajando esa tierra que fue de sus abuelos, padres y posiblemente será de sus hijos. Pero nunca redituada con el mismo valor de esfuerzo.  

Generación tras generación preguntándose lo mismo, ¿Por qué  de la situación? ¿Por qué no hay progreso? Preguntas que se hacen más frecuentes cuándo la situación ya es más complicada y el último recurso es migrar.

Palabras que mi abuela menciona al recordar a su padre y que yo solo imagino en  un vago pensamiento, teniendo en mente, la imagen más común del cómo es una comunidad indígena. Entre recuerdos ya borrosos de una mente muy desgatada por los años, su sonrisa no se hace esperar, y sus historias empieza a contar.

 La escuela y el campo eran de obligación, puesto que asistía dos veces al día, y cuando no asistía, el campo esperaba su llegada, eso sí, sin descuidar la diversión de los juegos entre amigos, que ahora solo son motivo de risa para ella, al  ya no poderse mover bien por los años y por el trabajo que infunde hasta la fecha en el comercio informal. Los momentos más gravados de una persona que se podría decir originaria de la comunidad de Ixtenco Tlaxcala, son las tardes donde a lo largo de las calles, veía pasar a las personas hablando la lengua original, y que sin saberlo pronunciar, su comprensión la hacía entender las pláticas de aquellas personas, ya que  en la escuela ya les hacían hablar español, no era de esperar que pudiera hablarlo. Puesto que esto es una prueba más de la homogenización  cultural, donde una institución ´´moderna’’ les arrebata una vez más, el derecho de hablar su lengua.

Su visión, concepción  y recuerdo no son ni lo más  mínimo parecido al pueblo actual de Ixtenco, aquel lugar  donde creció, se desarrolló  y por lo que cavilo, morirá.  Pero mientras eso no suceda su anecdotario seguirá más que vivo.

Con respecto a su vida y obra de mi abuela, hacia resaltar el hecho de que la siembra solo dotaba una vez al año y consigo mismo, traía arraigada la acción de migrar, según esto, para tener una mejor expectativa de vida.

Desplazados de sus tierras de manera natural, es decir por el instinto de sobrevivir, migran, por no obtener un precio razonable de sus productos, lo cual repercutirá en el progreso e historia de la comunidad.

El  primero que migra, de este árbol genealógico, es  el padre de mi abuela, mi parentesco en tercer grado ascendente; el cual llega a vender sus productos del campo. En este punto puedo  deducir que es el origen de una camada de comerciantes, que hasta la fecha sigue vigente. Mi abuela ya teniendo una expectativa de lo que era la ciudad, sigue el ejemplo de su padre, pero ya con más frecuencia.  Llega a la Ciudad de México, descalza y asombrada por la ciudad. Esta ciudad hermosa a primera vista, rodeada de edificios y grandes construcciones, la cual, es solo la fachada de un horrible ser.

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