Una gran Participación y absentismo

La confrontación  de profesores y alumnos cara a cara, aunque necesaria, desde luego no es suficiente para asegurar el logro de los objetivos educativos. Además de permanecer  allí simplemente, los participantes deben estar presentes en un modo más profundo.  Los alumnos han de observar y escuchar los contenidos de sus lecciones, deben percibir selectivamente el mundo del aula, cerrándose en algunas fuentes de estímulo.

En cierto sentido, el problema fundamental de la enseñanza estriba en adiestrar al alumno para que organice sus estudios y aplique así una técnica operativa eficaz a fin que, con el tiempo, sea capaz de interesarse por cualquier estudio que en sí mismo resulte valioso. (Henry C. Morrison, p.135)

El desarrollo en el mundo de la capacidad para una aplicación voluntariamente mantenida, basada solo en la idea de que en definitiva la materia tendrá un interés duradero es,  por eso mismo,  el fundamento de cualquier técnica sistemática de enseñanza y de aprendizaje (Henry C. Morrison, p.106)

Es necesario que el profesor aprenda a interpretar los signos de conducta de los alumnos; el profesor que intenta estimar el grado de participación se ve acosado por una propiedad adicional de la conducta del alumno: su variabilidad. La intervención y la desvinculación no son condiciones de permanencia; al contrario, se trata de

El objetivo de un buen profesor era obtener en su totalidad la atención de los alumnos, cuando no lo había la atención requerida, era un signo de alarma muy importante para el maestro.

En 1924, un alumno de MORRISON “WILLIAM FRENCH” realizo un estudio con el propósito de comparar conductas, las cuales eran calificadas tanto por los alumnos como por maestro, los cuales eran analizados por el director de la escuela como por especialistas. Y con eso se llegó a la conclusión pedagógica, en la cual hay un hallazgo directo y simple; el profesor que es capaz domina la atención de los alumnos. Otro de los estudios realizados y analizados que se encontró fue, que la atención de los alumnos, se centra en el efecto del tamaño de la clase sobre la proporción de los alumnos atentos.  

Por otro lado SYMONDS adopto un enfoque un tanto distinto del problema de la atención de los estudiantes, en 1925 realizó un estudio de observación el cual descubrió, que el grupo de los alumnos más estudiosos tiene la capacidad para tener la atención en otras cosas.

Un año después MORRISON público un libro donde varios investigadores incorporaron sus resultados, sobre la atención y sus planes, en la cual la conclusión de los investigadores era muy alta, diciendo que el método del maestro determina la atención elevada, aunque con algunos científicos entraron en controversia.

En vez de basarse en la información visual inmediata presentada por los alumnos, los investigadores se centraron en aspectos menos obvios de la conducta del estudiante,  su objetivo principal consistía en desarrollar una técnica para revelar los procesos mentales de los alumnos cuando estaban sentados en clase. Los pensamientos de un estudiante eran relevantes con el tema de que tratara, podían considerársele distraído, en un sentido psicológico, fuera cual fuese la apariencia que presentase ante un observador situado en el aula.

El volumen de falta de atención corriente en la mayoría de las clases puede, desde luego, Ser significativamente  mayor que el que nos facilitaron los informes optimista y contemporáneos. En otras palabras los observadores parecían capaces de detectar con alguna precisión una gran desatención  en 5 de las clases, pero sus observaciones desde la cabecera del aula no eran reveladoras cuando se las comparaba con distinciones más sutiles en la calidad de los pensamientos de los alumnos; en primer lugar casi no existía relación entre las medidas de las actitudes de los estudiantes hacia la escuela y las correspondientes a su atención de clase en segundo el volumen de atención en clases es, a menudo, inferior a lo que se capta visualmente.

Los profesores suelen preocuparse por los alumnos distraídos, digan lo que digan las estadísticas sobre el rendimiento relativo de estos individuos. La incapacidad para concentrarse es un síntoma recurrente en los centros de orientación infantil.

Entre las estrategias para mantener a los alumnos absortos en su tarea figuran acciones de dos géneros muy diferentes; uno consiste en el mantenimiento de las condiciones apropiadas de trabajo, con la prevención de o eliminación de las perturbaciones extrínsecas  y la otra se refiere a la adecuación del contenido del curso, al , por así decirlo, entre los alumnos y el material que se está estudiando.

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